Ciudad de México, 27 de agosto (SinEmbargo).- La idea general sobre los bostezos, además de que son una señal clara de cansancio y/o aburrimiento, es que son «contagiosos». Sin embargo, como toda creencia popular, no siempre ocurre de esta manera ni por las mismas razones. Por otro lado, su presencia o ausencia podrían dar pistas sobre ciertas características en la personalidad de las personas, llegando a sugerir incluso que los rasgos psicopáticos pueden estar relacionados con la naturaleza empática del fenómeno de contagio del bostezo en nuestra especie.
De acuerdo con un nuevo estudio, las personas con rasgos psicopáticos son menos dados a contagiarse de los bostezos de las personas somnolientas a su alrededor debido a la sencilla razón de que presentan una carencia de conexiones empáticas y emocionales con los demás.
Se ha creído durante mucho tiempo que el llamado «bostezo contagioso» es, de hecho, una bien fundamentada señal que demuestra una conexión de empatía con otra persona. En este caso, las personas con lazos emocionales fuertes como pueden ocurrir entre los miembros de una familia, comparten bostezos más fácilmente entre ellos que con extraños. Por otra parte, esta característica no es exclusiva de los humanos, ya que este tipo de contagio se ha documentado en muchas otras especies de mamíferos socialmente inclinados como chimpancés, lobos y perros, publicó Science Direct.
«Pensé, ‘si es cierto que los bostezos están relacionados con la empatía, apostaría a que los psicópatas bostezan mucho menos’. Entonces lo puse a prueba», dijo en un comunicado Brian Rundle, autor principal del estudio y estudiante de doctorado en psicología y neurociencia en la Universidad de Baylo, en Estados Unidos.
De esta manera, tomando en cuenta el supuesto de que alguien con un fuerte carácter empático es dado a «contagiarse» de bostezo con facilidad y siguiendo con la lógica de pensar que una persona que carece de empatía no bostezará tan a menudo, Rundle primero hizo que los 135 participantes del estudio respondieran a una prueba psicológica estándar para averiguar en donde se ubicaban estos sujetos dentro del espectro psicopático.
Después de esto, los voluntarios fueron sentados en una habitación oscura y se les dieron auriculares con cancelación de ruido para que los utilizaran mientras que pequeños clips de video de bostezos, sonrisas y rostros inexpresivos se reproducían en una pantalla. Electrodos en las caras de los participantes registraron el número y la frecuencia de sus bostezos junto a a algunas respuestas fisiológicas como el movimiento de los músculos y las reacciones nerviosas. Finalmente, el estudio encontró que mientras menos empatía demostrara una persona en la prueba, menos frecuente resultaban las posibilidades de que bostezaran en respuesta a los videos.
Pero, mientras que los resultados de Rundle implican una correlación entre la psicopatía y la frecuencia con la que alguien imita un bostezo, no quiere decir que el hecho de no bostezar sea una señal definitiva de que alguien tiene tendencias psicopáticas, publicó Smithsonian Magazine.
«Mucha gente no bosteza y sabemos que no somos muy propensos a bostezar en respuesta a un extraño con el que no tenemos conexiones empáticas», dijo el investigador. «Este es un buen punto de partida para pedir más preguntas».