Ciudad de México, 18 de agosto (SinEmbargo).- Las teorías sobre vida extraterrestre son de lo más variadas, pero pocas se ajustan al nivel de credibilidad exigido para fines científicos. No obstante, una nueva hipótesis sugiere que es más probable encontrar rastros de vida buscando precisamente en donde pudo haberse terminado.
De esta manera, no son pocos los astrónomos que sugieren que la ausencia de vida se debe, quizás, a que estas hipotéticas civilizaciones se aniquilaron entre ellas mucho antes de que nosotros pudiéramos darnos cuenta. Puestos en este plan, ahora sugieren que la mejor manera de encontrar vida es buscar precisamente los restos de esta destrucción, ya sea por medio de indicios que revelen un apocalipsis nuclear o una guerra nanotecnológica, publicó New Scientist.
En teoría, hay miles de millones de planetas potencialmente habitables en todo el universo. sin embargo, lo cierto es que no hemos visto señales de vida más allá del sistema solar. ¿Por qué? Quizás nunca lo sepamos con exactitud, pero de lo que sí podemos llegar a enterarnos, mediante un nuevo análisis de diversos escenarios apocalípticos, es de mundos distantes en donde la vida ha sido arrasada, ya sea por una guerra nuclear o nanotecnología fuera de control.
La disparidad entre el vasto potencial para la vida extraterrestre y la falta de contacto con ésta ha sido desde hace décadas un dolor de cabeza que se conoce también como la paradoja de Fermi. Así, puede ser que los microbios puedan llegar a evolucionar en muchos mundos, pero cuando se trata de vida inteligente las posibilidades disminuyen dramáticamente. Eso o la mayoría de las civilizaciones optan por no comunicarse e incluso se ocultan activamente del resto del universo.
No obstante, una tercera opción baraja la posibilidad de que las civilizaciones no permanecen durante mucho tiempo. Un parpadeo, dicho en una escala de tiempo galáctico. «Si eso es correcto, debe haber algunas señales de civilizaciones extraterrestres muertas por todo el lugar», dice Duncan Forgan de la Universidad de St. Andrews, en Reino Unido.
Si bien es cierto, algunos alienígenas serían eliminados lógicamente por causas «naturales» como un impacto de un asteroide masivo o que su estrella se convierta en supernova, pero estos son fenómenos que también pueden ocurrir en mundos sin vida inteligente, por lo que este tipo de firmas no revelarían vida. En cambio, Forgan y sus colegas han catalogado varias formas tecnológicas para ponerle fin al mundo. «Pensamos bastante duro sobre las formas en que podríamos apagarnos a nosotros mismos», dice.
Es así que una guerra nuclear global sería difícil de no notar a la distancia, dicen los investigadores. En este hipotético caso, los alienígenas tendrían que implementar simultáneamente armas nucleares mil millones de veces más potentes que la totalidad de las existentes en la Tierra para que pudiéramos ver el estallido de rayos gamma de la explosión, y aún así sería tan breve que tendríamos muy pocas probabilidades de observar en el momento adecuado.
Por otra parte, consecuencias posteriores como un invierno nuclear darían como resultado una atmósfera nebulosa del planeta en cuestión, lo cual sí sería posible de detectarse. Sin embargo, algunos planetas son de por sí muy nublados, por lo que esta característica no sería un signo definitivo de un apocalipsis alienígena.
Una plaga asesina u otro tipo de armamento biológico, en cambio, suena como una posibilidad más prometedora en la medida de que sea capaz de matar a todo ser viviente en el planeta en poco tiempo. En este caso, los cadáveres en descomposición podrían liberar suficiente metanotiol y gas etano que aparecería brevemente en la atmósfera. No obstante, también presenta el problema de tener que observar en el momento adecuado.
Por otro lado, la nanotecnología con un desenlace terriblemente malo también podría revelar a un mundo previamente habitado. De hecho, ésta ha sido una posibilidad que ya han contemplado investigadores y autores de ciencia ficción, quienes se han preocupado por nanomáquinas autoreplicantes que se rebelan contra sus creadores y consumen todo el planeta, cubriéndolo de una «mezcla gris».
En caso de que esto le sucediera a un mundo alienígena, las nanopartículas de polvo serían capaces de absorber o emitir luz a una específica longitud de onda, mostrando una extraña firma de luz reflejada en tal planeta. «Estás creando efectivamente un desierto artificial en toda la masa de tierra», dice Forgan. «Ésta sería una arena bastante inusual porque todo sería granos del mismo tamaño.»
Otros escenarios que el equipo exploró incluyen anillos artificiales de desechos espaciales, que revelarían que una civilización fue víctima de una cascada de basura espacial a gran escala o la destrucción total del planeta, pero ambos casos serían difíciles de contemplar a la distancia y de diferenciarse de causas naturales.
CAUSAS CONOCIDAS
Sin embargo, tal vez la forma más fácil de detectar a una civilización otrora próspera es precisamente el mismo problema con el que la humanidad lidia precisamente en este mismo momento: muerte por la contaminación, lo que podría aparecer registrado en las observaciones como grandes cantidades de clorofluorocarburos (CFC) en la atmósfera.
«Ellos van a través de algunas ideas muy interesantes», dice Ignas Snellen, de la Universidad de Leiden en los Países Bajos, pero la realidad es que, a corto plazo, estas firmas apocalípticas requieren de mucha suerte para poder verlas. Por tal motivo el equipo no está proponiendo que se consagren misiones dedicadas a la caza de alienígenas muertos, sino que se aproveche este enfoque en otras misiones de astronomía y se busque a través de los datos cualquier cosa inusual.
Por otro lado, además de revelar si estamos solos en el universo, poner una cifra sobre el número de alienígenas muertos podría decirnos cuánto tiempo tenemos que vivir. «Nos dirá lo que esperamos que el tiempo de vida típico de una civilización puede ser», dice Forgan. «Nos puede dar algún tipo de contexto si somos una civilización joven o vieja, en términos galácticos».