No todo está en la muñeca; ¿cuál es el futuro de los wearables?

11/08/2015 - 12:00 am
El mercado de ponibles aparentemente centra toda su atención relojes, pero hay más alternativas. Foto: Shutterstock
El mercado de ponibles aparentemente centra toda su atención relojes, pero hay más alternativas. Foto: Shutterstock

Ciudad de México, 11 de agosto (SinEmbargo).- La tecnología ponible o wearable ya es, prácticamente, una realidad. Sin embargo, a pesar de que sea un tema en boga y se comente a menudo como un inevitable integrante de nuestra rutina diaria la imaginación se cierra cuando se trata de imaginar los productos que tienen estas características. Así, para muchos, estos dispositivos se limitan únicamente a gafas y relojes. No obstante, hay una variedad mucho más grande de lo que muchos imaginan.

Mientras que hay quienes lo ven como una versión de pantalla reducida para las funciones de un smartphone, lo cierto es que se trata de algo mucho más complejo que simplemente recibir notificaciones mediante un zumbido en la muñeca. De esta forma hay dispositivos como Hexoskin, que se encarga de supervisar los entrenamientos de los atletas; Vital Connect, un parche que rastrea los signos vitales del usuario y permite a los médicos acceder a los datos, o auriculares que no efectúan la función de audífonos, sino que se usan cuando hay demasiado ruido de fondo.

De acuerdo con Wired, uno de los ponibles que se apunta como lo más destacado de la última generación es el ProGlove, un dispositivo destinado (en teoría) a trabajadores de fábricas, el cual, además de dar seguimiento a los movimientos del portador, también podría sugerirlos.

“Supongamos que tenemos que cambiar un neumático del coche y en la parte de atrás [de éste] hay un guante similar al ProGlove que se conecta a tu iPhone, [el guante] sabe que usted tiene un Audi y sabe en dónde estás en relación con el coche y te guía por los pasos para saber si tienes el gato en el lugar correcto o no “, dice el director ejecutivo de Intel, Brian Krzanich.

“Se puede aprender a tocar el piano con un par de guantes, se puede hacer todo tipo de cosas con retroalimentación háptica más allá de sólo aplicaciones industriales.”

Visto desde cualquier ángulo, se trata de una innovación genial; un guante que entrena la memoria muscular del usuario por los movimientos de seguimiento, se trata de algo nuevo y diferente a todo lo que hasta ahora se ha experimentado.

Sin embargo, pasado el asombro, también llega otro problema en el que poco se repara y es la principal dificultad con los ponibles: hay muchos de ellos y habrá muchos más. Esto, para términos prácticos, se traduce en un problema de contaminación que no es nada nuevo y lleva replicándose desde hace años, sobre todo a partir de la popularización de los teléfonos celulares. Pero en lo que refiere a la industria tecnológica, hay quien sugiere que puede ser un buen indicador.

De acuerdo con Fast Co. Design, analistas estiman que vamos a ver un crecimiento anual de ponibles de 35 por ciento durante los próximos cinco años, alcanzando la cifra de 148 millones de unidades vendidas para 2019. Los datos parecen impresionantes hasta que se tiene en cuenta que hace sólo dos años estos mismos especialistas predecían envíos de hasta dos veces la cantidad que ahora manejan: más de 300 millones para 2018.

Más allá de las innovaciones, los wearables obsoletos son una buena señal para el mercado. Foto: Google
Más allá de las innovaciones, los wearables obsoletos son una buena señal para el mercado. Foto: Google

En este caso, el gran chivo expiatorio para los pronosticadores es algo muy simple: el mercado de wearables sigue plagado de barreras que persisten para su adopción.

Actualmente, los desarrolladores están gastando una cantidad excesiva de tiempo en busca del santo grial de los ponibles; el dispositivo que logre una relación a largo plazo con los usuarios. Contrario a lo que podría pensarse, los nuevos wearables más exitosos son en realidad los que abrazan su estado temporal.

Es por este motivo que los desarrolladores necesitan cambiar su manera de pensar y, en lugar de inventar razones para que los usuarios pasen 24 horas al día con sus dispositivos, tienen que pensar en mover gradualmente a la gente a través de las fases de un nuevo aprendizaje y el cambio de comportamiento. Por lo tanto, el objetivo es la obsolescencia. se trata de una mecánica de prueba y ensayo.

Los ponibles actuales todavía utilizan métricas muy simples como pasos y calorías, un repertorio que, en realidad, no es muy significativo para la mayoría de la gente. No obstante, mediante la incorporación de indicadores más idiosincrásicos y permitiendo que los wearables rastreen lo que los usuarios quieren (no una opción previamente programada), harán que estos puedan comenzar a aceptar a estos dispositivos como “entrenadores” y “guías”. En última instancia, dichos gadgets pueden utilizar los indicadores individualizados y dinámicos como un puente para ayudar a los usuarios a entender sus propias definiciones de bienestar.

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