Por Marcos Merino
Ciudad de México, 8 de agosto (SinEmbargo/TICBeat).-El pasado lunes, la empresa farmacéutica estadounidense Aprecia anunció que la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EU) había aprobado la comercialización de su producto Spritam (equivalente al levetiracetam genérico), un medicamento destinado al tratamiento de las convulsiones en pacientes epilépticos (trastorno que sufren casi 3 millones de personas en EU, una sexta parte de los cuales son niños).
¿Qué distingue al Spritam de su genérico? Su rápida desintegración y su potencial para ocultar su sabor, gracias al hecho de que las píldoras no están moldeadas ni comprimidas, sino impresas en 3D: su tecnología ZipDose va aglomerando capas de polvo con un fluido que permite crear “una matriz porosa y soluble en agua, que se desintegra rápidamente con un sorbo de líquido”.
DOSIS GRANDES MÁS FÁCILES DE TRAGAR
Gracias a esto, ZipDose permite ahora a Aprecia ofrecer un medicamento que permite consumir grandes cantidades (hasta 1 gr) en una sola dosis, “transformado la manera en que los pacientes experimentan la toma de medicamentos”. Además, según Aprecia, encuestas recientes entre personas de la tercera edad arrojan el dato de que el 15 por ciento de las mismas presentan dificultad para tragar, un obstáculo agravado también por otras enfermedades crónicas que aparecen a esa edad.
“Según mi experiencia, los pacientes y los cuidadores a menudo sufren dificultades para seguir un régimen de tratamiento: ya sea por un trastorno de la deglución o por la lucha diaria para conseguir que un niño tome su medicación, la constancia puede ser un desafío”, explica Marvin H. Rorick, neurólogo de Riverhills Neuroscience. “Especialmente para los niños y ancianos, proporcionar una opción para que los pacientes tomen sus medicamentos como les fueron prescritos es importante para manejar esta enfermedad.”
EL IMPACTO DE LOS MEDICAMENTOS IMPRESOS EN 3D
Aprecia ha señalado que pese a que la impresión 3D ya ha sido usada anteriormente en la fabricación de dispositivos médicos (existe incluso un repositorio de diseños en 3D promovido por el sistema de salud federal de EU, dedicado fundamentalmente a prótesis y productos quirúrgicos),“éste es el primer caso en que un producto farmacéutico fabricado gracias a esta tecnología resulta aprobado por la FDA”.
Pero las bondades de los medicamentos impresos en 3D vienen siendo predicados desde hace ya unos años. En 2012, por ejemplo, el profesor Lee Cronin de la Univ. de Glasgow ya planteaba en VICE la posibilidad de que en pocos años pudiéramos comprar online los componentes de nuestras medicinas e imprimirlas posteriormente en nuestros hogares, haciendo uso de software específico que tenga en cuenta nuestras necesidades particulares. “Se elimina así el problema de los medicamentos falsificados, por ejemplo, y abrimos también el camino a la medicina personal”.
Por supuesto, a nadie se le escapa la posibilidad de usar estas nuevas tecnologías a la producción de todo tipo de sustancias ilegales, pero en cualquier caso se produciría un proceso de desintermediación en el que tanto las grandes compañías farmacéuticas como las grandes organizaciones de narcotráfico perderían relevancia frente a las impresoras en 3D de nuestros hogares.