«El principal problema de los animales no humanos son los humanos. Pero estos últimos son, también, su única solución».
Sandra Segovia.
Ciudad de México, 1 de agosto (SinEmbargo).– Sandra Segovia es activista. Animalista. Fundadora de la asociación Todos Somos Animales, un espacio que surge en el año 2007 con el fin de llevar a cabo trabajos de vinculación, educación y denuncia en el tema de defensa animal.
«La asociación surge en aquel año después de algunos intentos de crear otras agrupaciones y haberme planteado objetivos diferentes. Finalmente, llegué a la conclusión de que lo que yo podía hacer bien y hacía falta era crear alguna organización que permitiera vincular a las personas, difundir lo que estaba pasando y educar pero, sobre todo, denunciar. Así, Todos Somos Animales nace con la idea de explicarle a las personas que ellos también son animales», explica.
Animales que, como iguales, deben permitirse sentir empatía con los no humanos y entender que sólo de ese modo se encontrará una forma de vida más amable y armoniosa. «Después de analizar las fortalezas del grupo que habíamos formado y determinar las áreas en que nos desempeñaríamos mejor, comenzamos a conocer a mucha gente de la comunidad animalista. Desde entonces hemos orientado nuestros esfuerzos a actuar y prepararnos, ahora, sobre todo, en temas de carácter jurídico».
Con cerca de una década de experiencia, Segovia ha logrado constatar que la labor de la defensa de una causa implica un compromiso mayor al de las acciones netamente bienintencionadas: se trata además de un compromiso intelectual; una entrega que implica formación práctica y teórica y, en consecuencia profesionalización de cada uno de los actores:
«Cuando entras en la protección animal hay diferentes niveles: tal vez comienzas ayudando a un perrito, pero cuando tu agrupación crece y participas en actividades de carácter público o que tienen que ver con contacto con la autoridad, con materia legislativa, etcétera; no es suficiente tener buenas intenciones: necesitas estudiar. Necesitas saber de teoría, de liberación animal, de bienestar animal, necesitas saber algo de medicina veterinaria, necesitas saber de leyes… Necesitas saber cosas porque lo que está en juego es el destino de animales que ojalá pudieran levantar la mano y opinar, pero sólo nos tienen a nosotros».
De acuerdo con la activista, el hecho de no tener la debida preparación hace que propuestas sin argumentos trascendentes perjudiquen la seriedad del movimiento. «Es algo que nos pasa mucho: perder la seriedad. Algo que en lugar de hacernos mejorar nos hace retroceder en el alcance de las metas que intentamos alcanzar en pro de los animales».
Esta ausencia de formación –sazonada con una carencia de cooperación y solidaridad en el gremio– ha propiciado, según comenta Segovia a que en el aspecto de la legislación «surjan leyes como si se inventaran los hilos negros, de modo que se echan atrás logros que ya habían sido alcanzados. Y peor aún, sin tomar en cuenta varios aspectos. Primero: que el problema del país (no sólo en cuestión de los animales, sino en todos los aspectos) no es un problema de leyes, sino de impunidades. Entonces nosotros podemos seguir impulsando la ley que se nos antoje, pero si nadie la implementa no sirve para nada. Después, los activistas [antes de proponer] tenemos que vincularnos, construir equipos, redes de trabajo».
Para Sandra Segovia estos síntomas podrían ser propios de un sector social que aún está en formación, aunque esto no significa «estancarse» en dicha condición: «La defensa de los derechos de los animales en México está en una clara evolución, pero creo que los detalles que la comunidad tiene deben superarse en poco tiempo […]. Tenemos que entender el valor de la vinculación entre los distintos grupos animalistas y hacer un enorme trabajo de relaciones públicas. Debemos comprender que el objetivo es el mismo.
«La vinculación tiene mucho que ver con un trabajo [eficiente], y la primera parte de la vinculación debe contar con un cabildeo efectivo entre los miembros de la comunidad animalista, de modo que podamos trabajar en conjunto. No importa la línea ideológica: si eres liberacionista, vegetariano, eutanásico, bienestarista, etcétera: Lo importante no es tanto el método como, en principio, la causa».
Segovia opina que ya no debe existir la creación de grupos muy cerrados y que trabajen de forma hermética sin realizar consultas públicas o pedir opiniones a más grupos y expertos, como ha sucedido hasta ahora. Para ella, se debe tener una concepción del activismo diferente: «debemos entender que la intención es la misma, que nos une un fin común. El verdadero enemigo no está dentro de la sociedad animalista: hay mucho trabajo por hacer allá afuera».