Ciudad de México, 8 de mayo (SinEmbargo).- Ya sean infidelidades, orientaciones sexuales complicadas de aceptar o un pasado obscuro, muchas personas optan por guardarse ese tipo de información para sí mismos, lo cual, se comprobó científicamente, implica un peso psicológico.
Michael Slepian, investigador en la Escuela de Negocios de Columbia, en Estados Unidos, realizó un estudio en el que encontró que guardar un secreto es similar a verse oprimido por un peso físico, y tal pesar, puede llega a afectar significativamente la vida cotidiana.
«Entre más preocupados se sienten por un secreto y están pensando en ello, más se está utilizando los recursos personales, cognitivos y motivacionales, y menos energía queda disponible para hacer otras tareas. Ves las cosas a tu alrededor como un reto más complicado. Es el mismo resultado que cuando se está llevando una pesada carga física», dijo Slepian en un comunicado de la universidad.
Esto puede provocar que una alejamiento de las personas, actividades y relaciones, así como a una reducción de productividad y compromiso en el sitio de trabajo, que a la vez se traduce en problemas con los jefes o empleados a cargo.
«Estar preocupado por un secreto en el trabajo puede ser desmotivador, y ya sabemos que si estás menos motivado, el rendimiento baja», continuó.
Para llegar a estas conclusiones, Slepian se ayudó de investigadores de las universidades de Stanford y Forest, para estudiar a un grupo de individuos a quienes se les pidió, por una parte pensar en un secreto «preocupante» y otros más, en uno «no preocupante». Luego, les solicitaron juzgar la pendiente de una colina, un test conocido por ser resuelto en función de si los sujetos cargan un peso adicional o no.
Así encontraron que los participantes que pensaban en su secreto preocupante dijeron que la pendiente estaba más inclinada, y por lo tanto más imponente, como si llevaran un equipaje pesado en la espalda.
El experto explica que este tipo de secretos importantes pueden tratarse de diferentes temas: infidelidades, orientación sexual, problemas de dinero, entre los más comunes.
Así, la salida obvia es también la más liberadora: dejarlo salir. De preferencia con otra persona en la que confíen, que sepan mantendrá la información a salvo y que no tiene ningún control sobre los posibles efectos secundarios de la revelación.
Si no es posible, existen líneas telefónicas especializadas en escuchar a las personas sin que tengan que revelar sus identidades, sugiere.
«Algunas veces, las personas sienten que lo correcto es mantener el secreto, pero al hacerlo, te comprometes a ti mismo a consecuencias negativas», dijo el experto. «Cuando hablas de tu secreto empiezas a pensar en él constructivamente, lo procesas, le toms sentido, aprendes a lidiar con él, reduciendo la preocupación y dejando fuera la carga».
Si decirlo abiertamente no es una opción, Slepian recomienda escribirlo, ya sea en un foro en línea o en un diario personal.
«Dejar salir el secreto, aunque sea de manera escrita, suele hacer sentir a las personas aliviadas».