Ciudad de México, 1 de mayo (SinEmbargo).– El retraso en la aprobación de la Reforma Política del Distrito Federal es resultado de un mal acuerdo político entre el Jefe de Gobierno de la capital del país, Miguel Ángel Mancera Espinosa, criticó el Senado panista Juan Carlos Romero Hicks, mientras Ricardo Anaya Cortés, el líder de la bancada del Partido Acción Nacional (PAN) en la Cámara Baja, consideró que el documento se construyó al vapor.
La reforma constitucional para transformar al Distrito Federal en la Ciudad de México, y darle autonomía política y administrativa, llegó muerta a la Cámara de Diputados, en donde los “legisladores del pueblo” se encargaron de sepultarla el pasado miércoles.
El rechazo del PAN en San Lázaro quitó los votos necesarios para que prosperara la reforma más ambiciosa emprendida por el cabildeo del Gobierno del Jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), con el respaldo de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
De esta forma se cumplió la premonición del Senador Juan Carlos Romero Hicks: “Esta reforma nació muerta, de un mal acuerdo político que todavía no acabamos de entender”, dijo el panista un día antes, previo su aprobación en lo general en la Cámara Alta.
La principal preocupación del PAN en torno a la minuta giró en torno a la sobre representación que tendrían los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) en la conformación del constituyente encargado de redactar la Constitución local, lo cual provocó el rechazo inmediato de los legisladores panistas.
El coordinador del PAN, el Diputado Ricardo Anaya Cortés, anunció que la intención de la bancada del blanquiazul era que la minuta se analizara en las comisiones de San Lázaro con la profundidad que requiere una reforma de esa magnitud.
“Quiero ser muy claro en este asunto. No estamos de acuerdo con que se legisle al vapor y sí tenemos diferencias de fondo con esta minuta”, afirmó el líder parlamentario panista.
De entrada, la falta de los 113 votos panistas más 12 de los diputados del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que representan sumados el 26 por ciento del total de los 500 diputados, generó severas dudas sobre la viabilidad de la reforma que requería un milagro para ser aprobada.
Ante esto, el propio coordinador parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Manlio Fabio Beltrones Rivera, tuvo que reconocer que no existían condiciones para que se discutiera en las pocas horas que le restaban al periodo ordinario de sesiones.
Sin embargo, la sobrerepresentación de priistas y perredistas en el constituyente capitalino no fue el único obstáculo en la negociación fallida del miércoles 29 de abril. Otras dudas se generaron durante la elaboración del documento en el Senado de la República.
Los panistas que dieron su aval a la Reforma Política de la Ciudad de México el Senado reconocieron que sí hay faltantes para hacer una reforma integral. Sin embargo, confiaron en que muchos de ellos podrán corregirse en el proceso de la elaboración de la Constitución local y en las leyes que emanen de esa Constitución.
Incluso la Senadora capitalina Mariana Gómez del Campo reprochó a quienes votaron en contra de la ley, lo que consideró como una expresión de “antichilanguismo” por parte de legisladores no capitalinos.
“A veces pareciera que para algunos compañeros senadores de otros estados de la República no les importa el DF, no fue un día histórico, incluso en muchas de las intervenciones vemos a veces el antichilanguismo que hay […] Pareciera que se les estuviera quitando una parte, un pedazo de tierra a sus estados o algo similar y eso es pues muy lamentable”, afirmó.
UNA HISTORIA DE TROPIEZOS
El problema no es un asunto ideológico. Desde los años sesenta del siglo pasado, Acción Nacional se ha pronunciado por darle “la mayoría de edad” a los habitantes de la ciudad capital.
Manuel Gómez Morín, Christlieb Ibarrola, Carlos Castillo Pereza, fundadores e ideólogos panistas, insistieron en la necesidad de igualar los derechos políticos de todos los mexicanos. Y por eso, el partido blanquiazul jamás se opuso a la Reforma Política que permitió que las autoridades políticas del Distrito Federal fueran popularmente electas desde 1997.
Por el contrario, la mayoría de las fuerzas políticas en el Siglo XX, principalmente el PRI se rehusaron en distintos momentos a aceptar otorgar a los ciudadanos del Distrito Federal “precisamente para que el régimen político se mantenga incólume en su fisonomía autoritaria” recordó el Senador panista Roberto Gil Zuarth.
“Decían, la alternancia puede poner en riesgo la estabilidad política, cómo un gobierno de izquierda o distinto al PRI, en la Ciudad de México, se pone en riesgo la integridad de la República. Esos son los argumentos de hace 25, 30 años, que venían del PRI, y que hoy desafortunadamente vienen de prácticamente todas las fuerzas parlamentarias”, sostuvo.
SENADORES DEL PAN VOTAN EN CONTRA
El Senador Romero Hicks, junto con otros compañeros de su bancada, observaron cuatro problemas fundamentales en la minuta que se discute ahora en la Cámara de Diputados.
Primero, no transforma, sino simula; segundo, no modifica el régimen fiscal; tercero, no hay un avance democrático, ni una política que signifique beneficios reales para los ciudadanos y cuarto, el diseño de la Asamblea Constituyente no es plenamente democrático.
Respecto a la simulación, los panistas consideraron en términos generales que si bien se homologan distintos artículos de la Constitución para cambiar el nombre de Distrito Federal por Ciudad de México, en los hechos la ciudad no se asume como una entidad federativa.
Es decir no se crea el estado 32, ni las delegaciones se convierten en municipios.
En cuanto a las delegaciones, si bien se establece que serán sustituidas por alcaldías, la realidad es que la definición constitucional no se modificó por los legisladores, es decir, en la Carta Magna las alcaldías serán “órganos político-administrativos”.
“Reformar quiere decir volver a formar, dar una nueva forma, y este dictamen que aquí se discute no reforma, sólo renombra, sí, renombra, es decir, cambia los nombres de las cosas sin muchos cambios que a continuación voy a explicar”, recalcó el Senador Juan Carlos Romero Hicks.
Por su parte, la Senadora Gabriela Cuevas Barrón reprochó que las alcaldías no tendrán personalidad jurídica ni patrimonio propio.
Quien fuera jefa delegacional de Miguel Hidalgo durante el periodo 2009 al 2012 cuestionó el hecho que se incluyera el fondo de capitalidad dentro de la reforma en comento como la legalización de un espacio de negociación y no como una legislación fiscal o presupuestaria.
“No es dotar a la ciudad de más recursos como quisiéramos que sucediera, sino que se trata de dejar en la Constitución una negociación que obligará al Jefe de Gobierno a pactar año con año con quien esté en la Presidencia de la República”, afirmó la legisladora panista.
ENOJO POR PRIVILEGIOS FISCALES
Respecto al segundo tema, el Senador Juan Carlos Romero Hicks reprochó que la reforma no incluyera ninguna modificación al régimen fiscal.
El legislador por Guanajuato sostuvo que se mantendrá el tratamiento fiscal inequitativo para el Pacto Federal, ya que la Ciudad de México seguirá recibiendo más recursos y menos obligaciones.
Aclaró que cada capitalino recibe el doble de recursos fiscales que la mayor parte de los ciudadanos de las entidades federativas. Por lo que se pronunció por revisar la Ley de Coordinación Fiscal
“Hay que decirlo claro y fuerte: No queremos que sigan existiendo estados con menores capacidades fiscales, y sí queremos también una Hacienda Pública del Distrito Federal que tenga dignidad jurídica, la misma calidad fiscal, los mismos derechos, las mismas responsabilidades”, afirmó.
El Senador Víctor Hermosillo y Celada, de Baja California, también criticó que el presupuesto de la Ciudad de México sea favorecido por la Federación, “no pagan educación y salud, dos rubros de gran importancia para los demás estados”, apuntó.
“En el Estado de Baja California el 90 por ciento del presupuesto se va para pagar conceptos de educación, digo, no queda dinero en un estado que crece y que crece para poder hacer las instalaciones y la infraestructura que merece del estado de Baja California”, sostuvo el panista.
Aseveró que las grandes obras se realizan en la capital se realizan con dinero federal muy por encima del gasto en proporción con los demás estados.
“La Ciudad de México es el fruto del centralismo, favoritismo y feudalismo de nuestro país, no por antes se decía que fuera de México todo era Cuautitlán”, recalcó.
El Senador Víctor Hermosillo agregó que las grandes empresas gastan el dinero “que obtienen a lo largo y a lo ancho de toda la República” para poder costear colocar oficinas en la Ciudad de México, a fin de negociar con el gobierno y otros grupos de poder favores, trámites y arreglos.
Aseveró que las empresas de “provincia” gastan mucho dinero en la capital en trámites, permisos, arreglos, hoteles, restaurantes, servicios, etcétera, porque se ven obligados a llegar a la capital para arreglar sus asuntos. Y todo esto, hace precisamente que la Ciudad de México se vuelva más rica y cuente con mejor infraestructura, instalaciones, teatros, museos, y todo lo que implica una gran metrópoli.
LE FALTA CIUDADANÍA: CUEVAS
Respecto a la tercera omisión detectada en términos generales por los panistas, la Senadora Gabriela Cuevas Barrón había adelantado a SinEmbargo que a la Reforma Política “le falta federalismo y la urge ciudadanía”.
“En esta reforma, las y los capitalinos no ganan ni voz ni voto, no hay un solo párrafo en la reforma donde las y los capitalinos puedan tener un nuevo derecho, como durante tanto tiempo se les ha prometido, tampoco esta es una reforma que esté enfocada a solucionar los problemas de las y los capitalinos”, alertó.
Por lo cual, la ex Diputada federal y ex diputada local sostuvo que la realidad es que es una reforma de políticos para políticos.
“En lugar de revisar en esta reforma qué es lo que no está funcionando para la vida cotidiana de los ciudadanos, el enfoque es, y sí lo subrayo, el de una mera Reforma Política para el Distrito Federal.
La legisladora que se ha desempeñado como diputada local y como jefa delegacional expresó su preocupación porque la minuta que se encuentra en Cámara de Diputados, la cual contempla la creación de concejales pudiera ser un revés en lugar de una virtud.
Por un lado, expresó que los concejales brindarán transparencia, pluralidad y representación en las decisiones de las delegaciones o alcaldías, pero por otro lado, dudó que el modelo sea ineficaz.
“Habiendo sido jefe delegacional, no estoy segura de que teniendo exactamente las mismas y escasas facultades las alcaldías, que lo que hoy tienen las demarcaciones territoriales, sea un modelo que vaya a funcionar. Me preocupa que, por el contrario, se conviertan en rehenes los jefes delegacionales o alcaldes tanto de esos concejales, como del Jefe de Gobierno”, expresó.