Ciudad de México, 27 de abril (SinEmbargo).– Cientos de personas salieron a las calles del Distrito Federal “en contra del olvido”, dijeron algunos. Con una consigna –la cual ha retumbado en unísono durante siete meses–, el sonido de la ciudad fue opacado, justo en Paseo de Reforma a la altura del edificio de Lotería Nacional . “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”, gritaron jóvenes, adultos y ancianos. Sumado a ello, se hizo presente la exigencia de justicia para las víctimas caídas aquel 26 y 27 de septiembre de 2014. En especial reclamaron el esclarecimiento de la muerte de Julio César Mondragón, estudiante de 22 años que fue desollado.

A mediodía, justo cuando el sol brilló más recio y sus rayos golpeaban la piel de los asistentes, las voces de artistas, en solidaridad con los normalistas y con los padres de familia abrieron la jornada cultural.

Jaranas, arpas, voces, mujeres vestidas en luto, solos de guitarra y cuerpos en movimiento se presentaron en el escenario. Y también los padres de familia y luchadores sociales, como Alberto Patishtán Gómez, quien hizo un llamado a no creer en las versiones del Gobierno, pues “a estos 43 hermanos no podemos olvidarlos; ni cansarnos, ni callarnos, ni ser sordos…”.

El maestro indígena chiapaneco hizo un llamado a luchar contra el olvido y, basado en su “experiencia” de ser preso político durante 13 años, les recomendó a los familiares de los normalistas desaparecidos: “sean perseverantes, sean persistentes y resistentes, sean unidos, eso es lo que hace la diferencia, hagamos muchas cosas o pocas pero hagámoslas con amor. Eso es lo que vale. Eso es lo que da resultado”.

Minutos antes, Melitón Ortega, uno de los familiares, charló con la prensa y dijo que a siete meses, el apoyo de los forenses argentinos y de ciudadanos al movimiento que pide la aparición con vida de los 43 sigue fuerte, pero también reconoció que la convocatoria en algunas movilizaciones era menos de la esperada por eso comentó que era importante no bajar la guardia y “seguir informado a la población” y “la exigencia de aparición con vida no caiga en el olvido”.

Ya arriba en el templete, Ortega expresó: “este movimiento sigue hasta las últimas consecuencias hasta encontrar la verdad. Nuestras peticiones son: la presentación con vida de los 43 estudiantes, castigo a los responsables, justicia, esclarecimiento de los hechos, y asimismo pedimos al gobierno federal y a toda su estructura que abra de manera inmediata todas las líneas de investigación hacia el Ejército”.

Minutos más tarde, mientras el jazz, rock y blues explotaban por las bocinas, un grupo de ciudadanos, algunos de ellos encapuchados y familiares de los normalistas, con picos y palas en mano comenzaron a excavar hoyos en el pabellón de Paseo de la Reforma para poder colocar un “antimonumento” para no olvidar a los 43 normalistas de Ayotzinapa que fueron desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, en manos de policías municipales.

Ante algunos reclamos al remover la vegetación, quienes cavaban aclararon que las flores que se encontraban ahí, Paseo de la Reforma a la altura del hotel Krystal Grand, sería reubicadas. Ante el hecho la policía capitalina no hizo nada, pero entre algunos agentes rumoraban que la escultura sería removida la madrugada de este lunes.

A las 16:00 horas, mientras que un contingente ubicado en el Ángel de la Independencia se alistaba para salir con dirección al Zócalo –y que sólo llegó al punto donde se realizó el evento cultural–, los padres de familia inauguraban el “antimonumento”.

“Si tengo que ser una revoltosa, voy a ser una revoltosa. No me voy a quedar callada, voy a hacer todo para encontrar a mi hijo”, dijo una mujer.

Por su parte, Melitón Ortega expresó: “este símbolo significa la vida de nuestros 43 muchachos, significa la lucha”.

Antes de terminar la décima primera acción por Ayotzinapa, un grupo de religiosos colocaron una cruz de luz en Zócalo capitalino, cuyo significado fue una oración para la paz y justicia.

Al final de la movilización, se organizaron varios grupos entre los asistentes para formar guardias que velen la colocación del “antimonumento” por los 43.

Sergio Rincón

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