Ciudad de México, 19 de abril (SinEmbargo).- «Empece a fumar por culpa de Bette Davis, por imitarla, a los 18 años ya fumaba como un carretero. Por eso me puse Huma…humo es lo único que ha habido en mi vida», dice la actriz Marisa Paredes en su papel de Huma Rojo, durante una de las escenas de la película «Todo sobre mi madre».
El humo en la pantalla grande ha estado siempre presente, sobre todo en los años 60’s cuando el acto de fumar cigarrillos estaba ligado a cierto estatus y coolness que daba la ignorancia de sus graves afectos a la salud. Sin embargo, en la actualidad, y aunque ya se conoce que este vicio está relacionado con enfermedades cardiovasculares, respiratorias, el cáncer y en general, un menoscabo en la calidad de vida, se sigue viendo como un recurso recurrente en el cine.
En 2008, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos realizó una serie de estudios experimentales y observacionales con los que concluyó que la presencia del tabaco en la pantalla cinematográfica es un factor importante relacionado con el consumo de cigarros entre los adolescentes.
A partir de ahí, el Departamento de Investigación sobre Tabaco del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) mexicano ha analizado el vínculo entre ambas situaciones, que para 2013 tomó más fuerza con el proyecto «Tabaco, cine y jóvenes en Latinoamérica», hecho en conjunto con investigadores de la Universidad del Sur de Carolina, la Escuela Geisel de Medicina en Dartmouth, ambas en EU, y el Centro de Estudios de Estado y Sociedad en Argentina, con el fin de desarrollar políticas que reduzcan la exposición de la juventud a estos productos, por medio del rastreo de marcas que hace aparición en los filmes, y encontrar la importancia de los medios de comunicación y la publicidad como un factor de riesgo.
En sus más recientes hallazgos para lo que concierne a los jóvenes mexicanos, encontraron que actualmente casi 3 millones de adolescentes mexicanos, entre 13 y 15 años, han probado el cigarro. Un millón de ellos son fumadores activos, lo que tendrá como resultado que 450 mil mueran prematuramente.
«Uno de los factores que impulsan esta adicción en jóvenes es la presencia de imágenes o consumo de tabaco en el cine. Los estudios científicos realizados alrededor del mundo, incluidos los mexicanos, muestran que la aparición de tabaco en la pantalla cinematográfica es un factor de riesgo para el inicio del tabaquismo entre los jóvenes. Esto, independientemente de otros factores, tales como si los padres o amigos fuman», informan en el sitio del Departamento de Investigación sobre el Tabaco del INSP.
80 % de películas mexicanas lo promueven
Dicho departamento analizó el contenido de tabaco en 885 películas, 92 de ellas mexicanas, consideradas como las más taquilleras en el país en el periodo de 2004 a 2012, y como ellos mismo lo escriben, «los resultados no fueron alentadores».
Encontraron que el 47 por ciento de las películas extranjeras vistas en México en este periodo muestran imágenes o consumo de tabaco. En el caso de las producciones nacionales, este porcentaje se eleva al 80 por ciento.
«La exposición al tabaco en pantalla tiene un efecto acumulativo. Cuanto mayor sea la exposición, más probable es que empiece a fumar. Por esto es que no sólo es importante la cantidad de películas que contienen tabaco, sino cuánto tiempo de pantalla muestran los productos o el consumo. Durante el análisis realizado se encontró que el tiempo promedio de aparición de tabaco en pantalla era de 150 segundos por película clasificada como apta para ser vista por adolescentes (B-15 y menos), informaron.
En México, país firmante del Convenio Marco para el Control del Tabaco y que desde 2008 publicó su Ley General para este propósito, con la que se regularizó la venta, exhibición, publicidad, empaquetado y consumo en áreas restringidas de cigarrillos, también se tendría que ceñir a las acciones que piden que la clasificación C, se dé también a las cintas que muestren tabaco o personas fumando, excepto personajes históricos.
Asimismo, la producción tiene que certificar que no recibieron ningún beneficio de las tabacaleras; colocar spots de advertencias sanitarias que muestren los posibles daños causados por el consumo de tabaco, antes de exhibir una película en la que se muestre gente fumando, y no otorgar subsidios estatales a aquellas películas que presenten estos contenidos.
Sus resultados además mencionan que, el fortalecimiento de otras regulaciones para el control del tabaco, el impacto producido por el cine, como uno de los pocos espacios de promoción disponibles, se intensifica.
«El consumo de tabaco es la mayor causa de muerte prevenible en México, con más de 60,000 muertes atribuibles a través de diversas enfermedades. Por ello, México deberá impulsar las acciones necesarias para cumplir los compromisos generados de la firma y ratificación del Convenio Marco», finaliza el reporte.