Nairobi, 4 abr (dpa) – Cinco sospechosos fueron detenidos en relación con el ataque contra un campus universitario en Kenia por parte de la milicia islamista somalí Al Shabaab, en el que murieron 147 personas, confirmó hoy un portavoz del Ministerio del Interior en Nairobi.
Paralelamente, el grupo reiteró sus amenazas contra el país. «Nuestro mensaje a ustedes no será escrito con palabras, sino con la sangre de su gente. Caven sus tumbas y preparen sus ataúdes ya», señaló la milicia en un texto enviado a los medios y que según los analistas somalíes es auténtico.
Dos de los atacantes fueron arrestados en el lugar de la matanza, señaló a dpa el portavoz Mwenda Njoka. Uno de ellos era un tanzano que tenía en su poder varias granadas y el otro un guardia de la universidad que se cree ayudó a los milicianos. Se trata de un keniano de origen somalí que tenía en su poder material yihadista.
Los otros tres fueron detenidos cuando intentaban cruzar a Somalia. «Una operación de esa magnitud involucra no a dos, tres o cinco personas, es mucho más complejo», señaló Njoka.
En el peor ataque cometido por Al Shabaab en Kenia, hombres armados asaltaron el jueves el campus de la Universidad Moi en Garissa, 350 kilómetros al noreste de Nairobi, y dispararon contra todos los estudiantes que identificaban como cristianos. Para ello les hacían preguntas sobre el Corán y mataban a los que no respondían.
Las fuerzas de seguridad acorralaron a los atacantes en uno de los edificios en los que viven los estudiantes, donde mantenían rehenes en su poder. Después de 16 horas, al final cuatro de ellos se volaron por los aires.
El atentado dejó 142 estudiantes muertos, tres agentes de seguridad y dos empleados de la universidad, mientras que además hubo 104 heridos, según el Ministerio del Interior. De los heridos, al menos 19 están muy graves.
El gobierno cree que los responsables son seguidores de Mohamed Kuno Gamadheere, conocido también como Mohamed Dulyadayn, por quien Kenia ha ofrecido una recompensa de 20 millones de chelines (212 mil dólares). Kuno, un antiguo profesor de una escuela coránica de Garissa, sería ahora un comandante de Al Shabaab.
Los ataques de la milicia normalmente involucran una entera red de operativos, entre otras cosas traslados desde Somalia a Kenia, explicó Njoka. Los atacantes sabían que no iban a sobrevivir a su misión, añadió.
El atentado terrorista fue el más grave en Kenia desde el de 1998 contra la embajada estadounidense en Nairobi, en el que murieron más de 200 personas.
Decenas de miles de personas han muerto en la década que Somalia lleva combatiendo a la milicia Al Shabaab. Unos 20 mil soldados de Kenia están desplegados en el país vecino ayudando al Gobierno somalí a combatir a la milicia islamista, y por eso la nación es blanco de los atentados de los extremistas.
Al Shabaab acusa a la mayoría cristiana en Kenia de perseguir a los musulmanes. En septiembre de 2013 atacaron un centro comercial en Nairobi y mataron a 67 personas y desde entonces ha habido otros ataques más pequeños, la mayoría en la costa keniana.
«Nungún nivel de precaución ni medidas de seguridad podrán garantizarles la seguridad, evitar otro ataque o prevenir otro baño de sangre en sus ciudades», señala el mensaje transmitido hoy.
Por otra parte, en la vecina Uganda la policía informó que ha aumentado la protección en escuelas y universidades del centro del país porque información de inteligencia apunta a que Al Shabaab también las tiene en su punto de mira. En 2010 una bomba colocada por el grupo en Kampala mató a más de 70 personas que veían un partido del Mundial de futbol.
Entretanto, en Mogadiscio, capital de Somalia, las fuerzas de seguridad detuvieron a periodistas de la radio independiente Shabelle por haber emitido un comunicado de un portavoz de Al Shabaab en el que se atribuía la masacre de Garissa, denunciaron los trabajadores de la emisora.
El gobierno ha alertado a los medios de que no deben emitir propaganda de Al Shabaab. Shabelle ha sido clausurada varias veces en el pasado, en lo que los críticos del gobierno ven como un ataque a la libertad de prensa.