Ciudad de México, 26 de marzo (sin embargo).- Desde principios del siglo XX, la relación entre humanos y automóviles fue del asombro al idilio romántico, hasta llegar a una relación contradictoria en la que se mezcla la adoración con el desprecio. El cambio climático, sin duda, es uno de los factores que, en mayor medida, le han dado forma a la relación entre coches y personas. Sin embargo, hay quien predice que dentro de pocas décadas ver un automóvil será una rareza. ¿Será cierto?
Países y sociedades enteras se han definido en las últimas décadas por su relación en torno a los automóviles, desde un asunto de estatus, hasta la manera en la que las personas se desenvuelven en la sociedad a fuerza de sus recorridos a bordo de estos vehículos.
Hace ya un siglo que los coches fueron introducidos a nuestras vidas, y en este lapso los precios del gas aumentan constantemente mientras que los salarios avanzan a un ritmo más lento (eso cuando lo hacen). Por otra parte, estamos cada vez más conscientes de cómo la quema de combustibles fósiles daña el medio ambiente, mientras que los desplazamientos a los centros de los suburbios en constante expansión pueden tomar dos horas o más.
Así, en una época de cambio climático y con una vida urbana mortificante, ¿qué papel jugarán los coches en nuestras vidas? Hay quienes dicen que no les queda mucho tiempo, aunque también hay otros que afirman que el final está lejos de ocurrir, publicó Smithsonian Magazine.
“Creo que conducir tu propio coche se está volviendo menos importante para las personas que viven en urbes densas, donde el transporte público, la transitabilidad y aplicaciones de transporte como Uber y Lyft son fácilment accesibles”, dice laa escritora y promotora cultural Victoria Namkung.
“Desde la conciencia del cambio climático y la dependencia del petróleo extranjero al pendiente del seguro de coche, el estacionamiento y el tiempo chupador de alma que se pasa en el tráfico e incidentes iracundos en la carretera rabia, la conducción tiene un costo alto en estos días”, agrega.
Pareciera una opinión coherente, pero sin duda contrasta con los números de producción automotriz en el mundo, en los cuales México tiene un peso importante.
Apenas a inicios de este mes, Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA) reconoció a nuestro país como el séptimo mayor productor mundial de vehículos y número uno en América Latina, por delante de Brasil.
De acuerdo con la OICA, México produjo 3.3 millones de autos el año pasado, un 10.2 por ciento más que lo registrado en 2013. Un alza en el sector que es confirmada por los récords históricos en exportación en enero de este año (casi 205 mil autos) que representan un 15.2 por ciento más que en enero de 2014. Así mismo, las ventas nacionales también se aumentado en este comparativo con 103 mil unidades en el primer mes de 2015 (21.3 por ciento más que el año pasado).
Con semejantes estadísticas podría decirse que México vive una edad dorada en cuanto a consumo de autos, sin embargo, las consecuencias negativas de este aumento son bastante palpables en zonas como el área metropolitana de Ciudad de México, que es considerada una de las capitales del mundo con emisiones de contaminación preocupantes, según publicó el diario español ABC.
A pesar de que hace dos años se endurecieron las medidas para reducir el impacto de las emisiones de gases tóxicos a la atmósfera. Estrategias como la multiplicación de parquímetros en el Distrito Federal y el aumento de los costos de los vehículos han sido medidas que más que afrontar la contaminación por el empleo de coches, le dan la razón a todos aquellos que buscan alternativas que les permitan prescindir de un auto para trasladarse en la capital mexicana.
Las posibilidades de orientar las necesidades de desplazamiento en las grandes urbes en detrimento de los automóviles no es algo nuevo. De hecho, es una idea que ha venido barajándose desde hace tres años, durante el Mobile World Congress en Barcelona.
Entonces Bill Ford, presidente ejecutivo de Ford Motor Company, presentó un plan de negocios para un mundo en el que la propiedad del vehículo personal es impracticable o indeseable. Ford, propuso una asociación con la industria de las telecomunicaciones para crear ciudades en las que «peatones, bicicletas, vehículos particulares, comerciales y el tráfico de transporte público se tejen en una red conectada para ahorrar tiempo, ahorrar recursos, reducir las emisiones y mejorar la seguridad, publicó The New York Times.
Para Geoff Wardle, director de investigación de movilidad avanzada en el Arte Center College of Design en Pasadena, California, los automóviles están lejos de desaparecer. Y los tiempos “duros” que viven los propietarios de coches actualmente son una invitación para adaptarse al panorama futuro mediante la tecnología.
“Al contemplar los coches del futuro y otros vehículos de carretera que se conducen solos, hay una oportunidad para grandes cambios de paradigma en la forma en que nosotros, como individuos, accedemos a los coches, lo que alterará radicalmente la naturaleza de la industria del automóvil”, dice
Según Wardle, si los vehículos automatizados en las calles pueden cumplir con su promesa de crear un eficiente y organizado flujo de vehículos a lo largo de la infraestructura existente, con una reducción significativa de accidentes relacionados con la vía vehicular y peatonal, y si esos vehículos pueden llegar a ser sumamente eficientes en cuestiones energéticas y se adaptan exactamente a las necesidades de individuales de viaje, entonces los coches podrían proporcionar una movilidad mucho más eficiente, conveniente y sostenible que los autobuses, trenes y metros.
Suena más a especulación que a realidad; pero, para empezar, es un buen reto.