Ciudad de México, 5 de marzo (SinEmbargo).- Salvador Villalpando Hernández, doctor en Ciencias médicas por la Universidad Nacional Autónoma de México e investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dijo que la carta que la Secretaría de Economía (SE) mexicana mandó a autoridades ecuatorianas en 2014 para pedir modificaciones a su etiquetado de productos altos en azúcares, grasa y sodio, está «fuera de razón, en el sentido de la política general de combate a la obesidad, y en segundo, en asunto de derecho, porque un Estado no puede intervenir en otro, eso es claro».
Luego de participar en una mesa redonda para tratar el tema del etiquetado en América Latina, durante el 16º Congreso de Investigación en Salud Pública del INSP, en la que dijo desconocer la existencia de dicha carta, el doctor Salvador Villapando comentó a SinEmbargo que la SE fungió como su principal obstáculo cuando se trataba de regularizar las rutas de comercio de alimentos en las escuelas.
«Se alió con la industria para bajar las partes más cruciales de la regulación, así que no me sorprende ahora que hayan hecho esta cosa que está fuera de todo contexto», dijo el médico del organismo inscrito a la Secretaría de Salud.
E insistió en que «un estado no puede intervenir en otro, qué le interesa lo que hace Ecuador […] es como si Ecuador nos escribe a nosotros diciendo porqué ponemos un etiquetado tal o cual».
En días pasados, documentos obtenidos por SinEmbargo dejaron ver una misiva firmada por Juan Antonio Dorantes Sánchez, director general de la Subsecretaría de Comercio Exterior de la SE, en donde a través de argumentos que adoptaban los discursos de las industrias refresqueras, azucareras, de publicidad y hasta de transgénicos, cuestionaba el etiquetado de semáforo adoptado por Ecuador en 2013. Este sector del gobierno mexicano puso entonces los intereses de comercio y propiedad intelectual por encima de la salud pública , tal como lo hizo en 2011 con la industria tabacalera.
Por su parte, Tito Pizarro, del Ministerio de Salud de Chile, país en el que está avanzando una ley de etiquetado frontal de advertencia que alerta en colores blanco y negro sobre el exceso de azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías, dijo durante la conferencia que entre los principales obstáculos para tal estrategia no está sólo el lobby empresarial y los intereses publicitarios, si no que los intereses de otros países también se están viendo afectados.
«De verdad los países median a otros países, eso es verdad en todo el mundo. Por lo menos en el caso chileno es súper fuerte, es verdad que los países grandes, no voy a mencionar los nombres, son los que están haciendo obstáculo al comercio, ponen sus grupos de abogados y la normatividad del Codex. Es un tema muy sensible entre los países, por eso tienen que trabajar, esa es la lección. Nosotros todo lo basamos en ciencia, todo con evidencia y muy en transparencia con la sociedad civil», dijo.
«Por eso también hay que ser súper tajantes, lo que pueda servir para Chile, a lo mejor no sirve para México […] es por eso que hay tantas etiquetas como países, porque las etiquetas deben tener una realidad nacional. Yo creo que es un tema grande a nivel mundial, mi sugerencia y propuesta final es que así como se hizo el Marco Regulatorio para el Tabaco hay que poner algo parecido para los alimentos», continuó Pizarro.
Explicó que el asunto de la exportación no es complicado, pues cada país tendrá que adecuar sus productos a las reglas del sitio a donde quiere exportar, «los productos americanos tendrán que venir traducidos al español en Chile, y tendrán que poner ‘exceso de sal o azúcar’ si tienen exceso, yo creo que en el modelo global no hay ningún obstáculo al comercio».
Por su parte, Chessa Lutter, consejera regional para nutrición de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), mencionó que «hay muchos etiquetados en este momento, por un lado porque no hay una base de adherencia de lo que funciona mejor, y no quiere decir que un etiquetado va a funcionar para todo el mundo, pero yo creo que va a mejorar mucho la comprensión de los consumidores si sí hay la posibilidad de ir refinando un poquito todas las posibilidades que existen en este momento, siempre y cuando se tome en cuenta las diferencias entre los países, cada país tiene derecho a opinar y adoptar lo que él quiere adoptar».
Durante su intervención en la conferencia, Lutter emitió algunas críticas al CODEX Alimentarius, un código de prácticas y recomendaciones alimenticias avalado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), establecido en 1963 y que México usó en su carta para criticar el etiquetado semáforo, entre ellas, que se trata de información difícil de entender, requiere tener conocimientos de nutrición y ciertas habilidades matemáticas y comparar un producto y otro requiere de mayor inversión de tiempo y esfuerzo.
Al contrario, hizo notar que los atributos que los etiquetados frontales más exitosos tienen, está la sencillez y claridad en que se da la información, la cual se usa para guiar al cliente, no tanto para comunicarle factores específicos. Asimismo, defendió el uso de ilustraciones o símbolos que se pueda recordar fácilmente.
La enviada de la oficina regional para las Américas de la OMS, dijo también que entre los principales retos está la presión de la industria para influir en las legislaciones y hacerlas más débiles.