Ciudad de México, 16 de febrero (SinEmbargo).- Si bien desde 2013, científicos suizos identificaron el gen FTO, conocido como el “gen de la obesidad”, ahora, en una nueva investigación del Consorcio internacional de Investigación Genética de Rasgos Antropométricos (GIANT, por sus siglas en inglés) encontró que son más de 140 sitios en todo el genoma humano los que intervienen en el sobrepeso y obesidad.
Como parte de dos investigaciones publicadas en la revista Nature las cuales revisaron los registros genómicos de un millón y medio de personas para estudiar su tendencia a la obesidad, así como su distribución de grasa en el cuerpo.
A través de algoritmos computacionales, los científicos llevaron a cabo el análisis sobre variación genética más grande hasta la fecha, de acuerdo con lo publicado en la revista.
La relevancia de estos hallazgos, dicen, recae en que las proteínas involucradas en los genes encontrados pueden ser clave para tratamientos contra la obesidad cuando se lleve a cabo una mayor investigación.
Uno de los estudios estuvo conducido por médicos de la Universidad de Carolina del Norte y se concentró en encontrar las razones por las que la grasa se concentra en algunas partes del cuerpo más que otras, como por ejemplo en los músculos abdominales, lo que implica también mayores riesgos a la salud.
En ese caso, están las personas que sin ser necesariamente obesas, pero por tener una circunferencia de cintura mayor que la de la cintura están en riesgo de padecer Síndrome Metabólico que generalmente contrae enfermedades cardiovasculares y diabetes 2.
“Si podemos averiguar qué genes influyen en la ubicación de los depósitos de grasa podríamos entender la biología que provoca diferentes enfermedades, como la resistencia a la insulina o diabetes, el síndrome metabólico o las enfermedades cardiovasculares”, dijo Karen Mohlke, una de las autoras del estudio, en declaraciones recogidas por ABC.
Entre sus hallazgos estuvo la identificación de genes asociados con la creación de tejido adiposo, y que además 19 de ellos tenían un efecto mayor en mujeres que en los hombres.
El segundo estudio, hecho por la Universidad de Michigan, de Estados Unidos, se enfocó más al análisis del índice de Masa Corporal de más de 330 mil personas, información con la cual lograron identificar 97 sitios en su genética que dan predisposición a la obesidad. Todas estas regiones eran previamente desconocidas.
“Es poco probable que se pueda encontrar una única solución para tratar la obesidad para todos, aunque sí abre la puerta a posibles vías para utilizar estas pistas genéticas para controlar este epidemia”, dijo Elizabeth Speliotes, investigadora en este documento.
Además, encontraron que algunas firmas genéticas tienen también injerencia en procesos neuronales que intervienen en el apetito y el gasto de energía.
En un estudio anterior científicos de la Universidad de Harvard encontraron lo que parece ser la causa por la cual las tasas de obesidad han aumentado a lo largo de los años, sobre todo a partir del año 1942, es decir, una variante del gen FTO.
Para llegar a estas conclusiones, secuenciaron el ADN de dos tercios de los más de 5 mil 100 hijos de ciudadanos de Framingham, Massachusetts, con lo que pudieron determinar en qué familias se portaba la mutación del gen FTO y por lo tanto eran propensas a la obesidad.
Ahí descubrieron que antes de 1492 no había ningún vínculo entre el FTO y la obesidad, no obstante, en las personas nacidas después de esa fecha existía una relación muy fuerte.
Los autores del estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, no lograron identificar plenamente las causas por las que a partir de ese año se desarrolló la relación, pero señalan que los factores ambientales pudieron estar relacionados con la II Guerra Mundial, con innovaciones como el aumento de la dependencia de la tecnología en el lugar de realizar trabajo físico y la disponibilidad de dietas altas en calorías procedentes de alimentos procesados.