Moscú, 26 dic (EFE).- El presidente ruso, Vladímir Putin, aprobó hoy una nueva doctrina militar, que tiene en cuenta los cambios geopolíticos y de seguridad provocados este año por la crisis en Ucrania y apunta a EU y a la OTAN como mayores amenazas.
Entre las principales amenazas exteriores para Rusia, el documento destaca el incremento del potencial militar de la Alianza Atlántica, su acercamiento a las fronteras rusas y su asunción de funciones globales, según Moscú en violación del derecho internacional.
Además, alude a la teoría de «ataque global» barajada por Estados Unidos, que contempla un ataque estratégico, pero sin el empleo de armas nucleares; el emplazamiento de armamento de alta precisión y el inicio de una carrera armamentista en el cosmos.
La nueva doctrina expone que Rusia adoptará medidas para contrarrestar los intentos de ciertas potencias de lograr la «superioridad militar» por medio del despliegue de elementos estratégicos de defensa antimisiles, en clara alusión a la presencia del escudo norteamericano en Europa.
Otras amenazas externas son las pretensiones sobre el territorio de Rusia y de sus aliados, la injerencia en sus asuntos internos y el estallido de conflictos en territorios limítrofes con Rusia o sus aliados.
El documento colgado en la página web del Kremlin introduce el concepto de «contención no nuclear», que consiste en mantener en el estado de máxima alerta a las Fuerzas Armadas de Rusia como maniobra disuasoria con el fin de prevenir posibles conflictos.
Como instrumento de prevención de conflictos destaca la cooperación con los países que integran el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la Organización de Cooperación de Shanghái, que incluye a Rusia y China, o la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).
Otros peligros para la seguridad de la Federación Rusa son la escalada del terrorismo y el extremismo internacional, y «la amenaza real de la comisión de actos terroristas con el empleo de sustancias radiactivas y químicas».
Por vez primera, la doctrina militar rusa alude a la defensa de los intereses nacionales en el Ártico, región que acoge ingentes recursos naturales y en la que Rusia se propone instalar varias bases militares, en particular en el archipiélago de Nueva Zembla.
También destaca que la prioridad de la cooperación político-militar con las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, cuya independencia fue reconocida por Moscú en 2008, es garantizar su defensa y seguridad de manera conjunta.
En cuanto a las amenazas internas, advierte contra los intentos de desestabilizar la situación política y social y de revertir el orden constitucional; la amenaza terrorista y las campañas informativas entre la población para poner en duda las tradiciones históricas y espirituales del país.
La nueva doctrina ha optado por no modificar el artículo 22 introduciendo el derecho a un ataque nuclear preventivo, como adelantaron algunos medios, y establece que el país sólo recurrirá a su arsenal atómico en caso de agresión.
«La Federación Rusa se reserva el derecho a usar armas nucleares en respuesta al empleo en su contra y (o) contra sus aliados de diferentes tipos de armas nucleares o de destrucción masiva, y también en el caso de un agresión contra Rusia con armamento convencional, cuando bajo amenaza esté la misma subsistencia del Estado», indica.
La pasada semana, al discutir el documento con altos cargos de Defensa y del Ejército, Putin aseguró que la nueva doctrina, que sustituirá a la vigente desde 2010, seguirá siendo estrictamente defensiva.
Con todo, no dudó en calificar de «impresionantes» los planes de rearme del Ejército ruso, que recibirá en 2015 más de 50 nuevos misiles intercontinentales capaces de superar el escudo norteamericano.