Ciudad de México, 2 de diciembre (SinEmbargo).- El cerebro de los perros responden a los olores de humanos y perros conocidos y desconocidos, de acuerdo a un estudio realizado por el Centro de Neurología de la Universidad de Atlanta, Estados Unidos y publicado por Elsevier.
Entender la experiencia perceptiva de los perros es importante para comprender su evolución y la naturaleza en sus relaciones con los humanos y otros perros.
Durante el estudio realizado a los perros, se les presentó los olores de los seres humanos y de otros canes para identificar sus respuestas a olores biológicos sobresalientes basados en la especie (perro o humano), familiaridad y otros factores.
La hipótesis era que existía una asociación sobre las recompensas, que podría estar basada en vínculos con comida o con humanos y que eso activaría el núcleo que percibe los olores humanos en mayor medida que con olores de sus congéneres.
Durante el experimento se presentaron cinco olores a los animales, el de un auto, un humano conocido, un humano extraño, un perro familiar y un perro extraño. El bulbo olfatorio se activó en un grado similar con todos los olores, pero más con aquél del humano conocido.
La activación del núcleo de olores sugirió que no sólo los perros discriminan otros aromas comparado con el de los humanos, sino que tienen una reacción positiva con él.
Estos resultados podrían significar que los perros confían en los humanos mucho más de lo que lo hacen con los de su propia clase de afecto, protección y más.
Este estudio se complementa con la investigación reciente que sugiere que los perros interactúan con los humanos cercanos a ellos de la misma forma que los bebés con sus padres.
Cuando los perros se asustan o estresan corren detrás de las personas para ocultarse: este comportamiento marca la diferencia que hay con otros animales domésticos como gatos o caballos quienes normalmente huirían.
La autora del estudio, Attila Andics, de la comunicación entre perros y humanos, afirmó que esta especie es la única no primate que mira a la gente a los ojos.
Dichos actos los descubrió al estudiar la domesticación de los lobos, pues pensaba que ambas especies compartían este comportamiento y notaron que los perros buscan contacto con los ojos de las personas, pero ni siquiera con sus padres biológicos.
Con lo cual la autora concluyó que el vínculo de los perros con sus dueños es mucho más importante que con otros animales.
