Ciudad de México, 14 de octubre (SinEmbargo).- El actor mexicano Ignacio López Tarso ha atravesado la frontera del tiempo dedicando su larga vida a la escena teatral y cinematográfica. Pocas figuras han alcanzado su nivel dramático y pocos hombres del oficio han sabido adaptarse a las diversas transformaciones que ha padecido la profesión de actor.
Supo ser figura esencial en la Época de Oro del cine mexicano y hoy no tiene ningún problema en formar parte de las telenovelas, puesto que al fin y al cabo sólo se trata de trabajar y de ser fiel a una vocación de seis décadas que el considerado a menudo mejor actor de México condensó en un libro titulado Hablemos de teatro, escrito por su hija Susana López Aranda.
Publicado por CONACULTA y la editorial independiente Trilce, la biografía reúne anécdotas, fotografías y reflexiones alrededor del oficio escénico, lo que resulta “un viaje infinito” que permite “ver todo el teatro de México”, según el director teatral Salvador Garcini, quien acompañó al actor y a la autora en la presentación llevada a cabo en la Rosario Castellanos.
«Mi intención es seguir hablando de teatro todo el resto de mi vida y ojalá que el resto de mi vida sea largo, largo, largo», declaró López Tarso, nacido hace 89 años en ciudad de México, al tiempo que reveló que la conversación sobre teatro con su hija mayor Susana “comenzó desde que ella nació».
«Todos mis hijos han estado en el escenario: la magia del teatro ante los ojos de mis hijos que eran los testigos de mi carrera», agregó.
EL TEATRO Y EL CINE
Actor imprescindible en las obras de los dramaturgos Emilio Carballido, Luisa Josefina Hernández y Sergio Magaña y en los montajes del director teatral de origen japonés Seki Sano, Ignacio López Tarso trabajó en Las brujas de Salem y El precio, de Arthur Miller, Enrique IV de Luigi Pirandello, y El rey se muere, de Eugène Ionesco.
Desempeñó también una labor importante en el desarrollo del cine nacional, participando en títulos memorables como Nazarín, de Luis Buñuel; Juana Gallo, de Miguel Zacarías; Tarahumara, de Luis Alcoriza. Con el director Roberto Gavaldón rodó destacados filmes como Macario, El gallo de oro y La vida inútil de Pito Pérez.
Ganó en dos ocasiones el Premio Golden Gate al mejor actor, la primera por su trabajo en El hombre de papel, de Ismael Rodríguez, y la segunda por la ya citada Macario, de Roberto Gavaldón. En los 70 y 80 participó en varias series históricas de televisión como El derecho de nacer y Senda de gloria.
El libro Ignacio López Tarso. Hablemos de teatro es resultado de aproximadamente 16 largas conversaciones (32 horas de grabación totales) con su hija, a través del cual da cuenta de historias nacidas alrededor de una trayectoria en la que ha dado vida a los textos clásicos de la literatura universal, encarnando personajes míticos como el rey Lear, Edipo Rey, Cyrano de Bergerac y El cartero de Neruda, entre tantos otros.
“Vivir con esa intensidad el presente es lo que va haciendo la fuerza de 66 años de carrera y de trayectoria”, dijo el editor Ricardo Cayuela. A su lado, Ignacio López Tarso asentía vital y entrañable.