Ciudad de México, 14 de julio (SinEmbargo).– En todo el mundo, Internet ha generado una tensión entre los gobiernos y los ciudadanos, entre el control y la libertad de expresión, entre la vigilancia del gobierno y la privacidad individual, dijo Emily Parker, ex periodista estadounidense, ex asesora de Hillary Clinton y autora del libro Ahora sé quiénes son mis camaradas: Voces del internet clandestino.
La legislación secundaria de la Reforma en Telecomunicaciones recientemente aprobada en México es un ejemplo de esa oposición de intereses, consideró.
«Como vemos con esta Ley Telecom, ahí está la tensión que existe entre el gobierno y los ciudadanos, y esta especie de batalla sobre el Internet. Creo que México es un ejemplo excelente», expuso Parker en entrevista con SinEmbargo.
La actual consultora en diplomacia digital y miembro de la New America Foundation (un think tank sobre políticas públicas) expuso que los gobiernos intentan controlar Internet en la medida en que lo perciben como una amenaza, y no tanto por lo que la gente exprese en la Red, sino por la capacidad que ésta tiene de favorecer la organización ciudadana.
“Internet está retando el control del gobierno sobre la información”, expresó la ex asesora de Clinton (quien fue Secretaria de Estado de Estados Unidos entre 2009 y 2013). “La mayoría de los gobiernos teme a la Internet no por lo que la gente dice ahí, sino porque es una herramienta de organización social”.
Por ello es que al hablar de México considera destacable el movimiento #Yosoy132, así como el activismo que, aunque incipiente, existe y ha alzado la voz para protestar por la aprobación de la legislación en telecomunicaciones. El reto, planteó, es mantener el interés de las personas en el tema.
«Creo que ese es el mayor peligro aquí, que la gente deje de prestar atención a lo que está pasando, y deje de pelear por la libertad del Internet. Por eso es que digo que a pesar de que sean un grupo pequeño, creo que es bueno que en México haya un tipo de discusión sobre la Ley Telecom porque eso muestra que la gente está comprometida”, opinó.
El pasado 9 de julio, el Congreso de Unión concluyó la aprobación de la legislación secundaria de la reforma en telecomunicaciones. Entre los temas aprobados, y que fueron de los más controvertidos, está el de obligar a los concesionarios de telefonía a llevar y mantener por dos años un registro de las comunicaciones de sus usuarios, las cuales podrán ser consultadas por las autoridades.
Otra propuesta contemplada en la nueva legislación es que las comunicaciones privadas podrán ser intervenidas por razones de seguridad y justicia y si un juez lo ordena; además las autoridades podrán solicitar a los concesionarios de telefonía que localicen en tiempo real un teléfono celular, sin mandato judicial, si se sospecha que éste está vinculado con delitos contra la salud, secuestros o extorsiones.
Cuestionada respecto a las implicaciones que disposiciones como éstas tiene para la libertad de expresión, Parker recalcó que uno de uno de los mayores peligros del control del gobierno es la “autocensura”, motivada por el miedo que la gente siente de decir lo que piensa, porque teme que algo les va a pasar, aunque no haya un peligro real.
“Una de las formas de control del gobierno que más afectan es el miedo. No es que el gobierno nunca grabe tus conversaciones o nunca te censure ni te moleste, el hecho de que creas que puede hacerlo, que tú temas que lo puede hacer, afectará qué tan libre puedas hablar”, expuso.
HISTORIAS DE GENTE COMÚN
En febrero pasado se publicó el libro de Parker, en el que abordó precisamente esa tensión que el Internet ha generado entre gobiernos y ciudadanos, enfocándose en los casos de China, Cuba y Rusia.
Aunque aclaró que se trata de realidades muy diferentes entre sí y que no son los únicos ejemplos a nivel mundial, explicó que los eligió porque en los tres casos existe una evidente tirantez entre un gobierno que ejerce un control sobre Internet y una población activa que defiende su libertad de expresión en la red mundial. Además, porque son realidades que conoce, dijo.
Parker, ex editora de The Wall Street Journal y The New York Times, apuntó que el principal problema de Cuba, relacionado con el Internet, es el limitado acceso que existe; en China ve una fuerte censura por parte del gobierno; y en Rusia percibe una apatía de los ciudadanos, quienes por mucho tiempo no vieron en Internet una herramienta de activismo social.
De los tres países, la ex periodista consideró que, en términos de la cultura de Internet, el más parecido a México es Rusia. Aclaró, sin embargo, que eso no significa que haya un paralelismo entre ambos, pues considera que, aun con la implementación en México de medidas como las que contempla la legislación secundaria en telecomunicaciones respecto a registro e intervención de comunicaciones, el control que el gobierno ruso ejerce sobre sus ciudadanos sigue siendo mayor.
Parker describe su obra, en la que recopila historias de blogueros cubanos, rusos y chinos, como una exploración del modo en que Internet afecta la vida de las personas.
Aunque entre las historias que recabó aparecen personajes famosos y polémicos como el chino Ai Weiwei y el cubano Reinaldo Escobar (también menciona a su pareja, la bloguera cubana Yoani Sánchez), remarca que la mayoría de sus personajes son gente común, quienes en algunos casos no son siquiera disidentes del gobierno, sino personas que sólo luchan por obtener justicia o por tener una mejor vida en sus países.
“Mi libro es sobre gente normal que se volvió diferente por el Internet”, dijo. Acaso su ejemplo más claro sea el del abogado ruso Alekséi Navalny, quien se volvió famoso por su activismo social y por las denuncias que hacía en su blog, principalmente sobre corrupción.
Parker identificó tres formas en que Internet impacta en la vida de la gente: Internet hace que las personas se sientan menos solas porque encuentran un espacio para expresarse libremente; las hace sentir empoderadas; y las aleja de la apatía.
El control del gobierno intenta afectar precisamente estos efectos, pero a veces ni siquiera lo hace de forma activa, a decir de la ex periodista.
«El control del gobierno es muchas veces psicológico. No es tanto que esté amenazando a la gente, ni que la esté forzando a hacer cosas”, explicó. “Sino que la gente teme estar sola, sienten apatía, sienten que no pueden hacer nada. Estos factores psicológicos hacen que la gente no resista, que digan ‘no voy a luchar, no voy a resistir'».