Querétaro, 28 de mayo (SinEmbargo).– En México se trata apenas el 47.5 por ciento de las aguas residuales que generan los municipios, pese a que el país se comprometió a que en 2030 trataría la totalidad de las aguas recolectadas en los sistemas municipales de alcantarillado. Además, hay al menos 430 plantas para tratamiento de aguas de desecho fuera de operación, de acuerdo con el Inventario Nacional de Plantas Municipales de Potabilización y de Tratamiento de Aguas Residuales en Operación, publicado en 2011 por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
El asunto no es menor: las aguas residuales son la principal fuente de contaminación de ríos, canales y lagos, lo que impacta en la desaparición de la vegetación y la extinción de peces y otras especies acuáticas, además de que limita el uso del agua para fines productivos como la pesca artesanal, el riego y el consumo humano, como precisa el documento Tratamiento de Aguas Residuales en México, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Un dato del Centro Mexicano de Derecho Ambiental ilustra la dimensión de la repercusión de las aguas de desecho: cada litro de agua residual contamina aproximadamente ocho litros de agua dulce.
En marzo de 2012, en el marco del Foro Mundial del Agua, México firmó un convenio con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico para consolidar la llamada «Agenda del Agua 2030». Uno de los compromisos adquiridos fue que para ese año se cumpliría en su totalidad con el tratamiento de aguas residuales que generan los municipios del país.
Los datos de la Conagua muestran que, entre 2000 y 2011, la cobertura de tratamiento de aguas residuales se duplicó, al pasar de 23 a 46.5 por ciento.Y se espera que para 2015 se trate 58.2 por ciento de las aguas de desecho recolectadas, según la información referida por el BID.
El organismo internacional calcula que actualmente se generan 6.7 miles de millones de metros cúbicos de aguas residuales al año y se espera que este volumen aumente a 9.2 miles de millones de metros cúbicos para 2030, por lo que en los próximos 16 años se tendría que cubrir una brecha de casi 3 mil millones de metros cúbicos.
Sin embargo, el ingeniero Fernando Delgado de León, director general de la empresa Vert Energy (que proveé tecnologías de tratamiento de aguas residuales), duda que para 2030 se alcance la meta prevista.
Más que en una falta de infraestructura, para Delgado de León el problema está en la inoperancia de muchas de las plantas de tratamiento de aguas de desecho. Según él, la cantidad de plantas fuera de operación (ya sea por abandono técnico o total) sería mayor que la reportada oficialmente por la Conagua.
El Inventario de 2011, el último publicado por la dependencia, refiere que en el país existen 2 mil 719 plantas de tratamiento de aguas residuales, de las cuales 430 (equivalentes al 16 por ciento) se encuentran fuera de operación. Sin embargo, en el Programa Nacional Hídrico 2014-2018 se habla de una infraestructura de 2 mil 342 plantas, sin que se detalle cuántas de ellas funcionan.
«Hay un número no reconocido, extraoficial de Conagua, de que al menos más de la mitad [de 2 mil 300] están abandonadas. Entonces ahí estamos partiendo de que hay mil 150 plantas en México que no operan», dijo el directivo de Vert Energy a SinEmbargo, durante la presentación del Sistema de Reciclaje de Sólidos en la planta de tratamiento de aguas residuales El Pozo, en la comunidad El Marqués, Querétaro.
A decir de Delgado de León, muchas de las plantas de tratamiento dejaron de funcionar porque los gastos para su operación resultaron incosteables para los municipios donde se encuentran.
Él calcula que dos terceras partes de las plantas de tratamiento que actualmente están instaladas tendrían algún nivel de problemas de operación, relacionados con costos de energía eléctrica para su funcionamiento, costos asociados a la disposición de lodos o porque están al borde de su flujo máximo, o una combinación de estos tres factores.
En su opinión, la solución a esta problemática no sería la construcción de más plantas de tratamiento, sino la reactivación de aquéllas que se encuentran inoperantes, utilizando tecnologías para hacer eficiente el proceso de tratamiento de aguas residuales.
«Si seguimos construyendo plantas ineficientes como las que han sido sacadas de operación, no estamos resolviendo el problema», consideró.
PANORAMA EN EL PAÍS
La situación del tratamiento de aguas residuales en el país varía ampliamente entre regiones, pues mientras varios estados del Norte presentan niveles de tratamiento por encima del 60 por ciento, en el Centro y Sur se concentran las entidades con las coberturas más bajas, entre las que destacan los casos de Yucatán y Campeche, con apenas el 3 y 7 por ciento de aguas tratadas, respectivamente, de acuerdo con datos de la Conagua correspondientes a octubre de 2012.
El Programa Nacional Hídrico 2007-2012 estableció como meta para el final del sexenio pasado tratar el 60 por ciento de las aguas residuales, pero las estadísticas de la Conagua muestran que sólo 11 estados alcanzaron o superaron ese índice. Sobresalen los casos de Aguascalientes, Baja California y Nuevo León, donde se trata el 100 por ciento de las aguas de desecho.
La meta para el final del sexenio es de 63 por ciento de cobertura.
La variación entre el nivel de aguas de desecho tratadas en cada estado depende de la cantidad de plantas instaladas y en operación, su capacidad y el caudal tratado.
Así, por ejemplo, mientras que en Querétaro existen 84 plantas con una capacidad instalada total de 2 mil 293.4 litros por segundo, las 34 plantas que hay en Quintana Roo tienen, en conjunto, una capacidad instalada muy similar (2 mil 350.5 litros por segundo), como muestran las estadísticas de la Conagua.
Otro dato a tomar en cuenta es que sólo 695 de los 2 mil 457 municipios del país tienen servicios de tratamientos de aguas residuales municipales, de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística.
Pero para el BID, el que la mayoría de los estados que están por encima del 60 por ciento de tratamiento de aguas sean del norte se explica porque «los recursos hídricos son escasos y además se concentra el mayor núcleo de población, por lo que tratar las aguas para su reúso resulta primordial».