Ciudad de México, 18 de mayo (SinEmbargo).– Las mil 500 familias y las 174 comunidades en Guerrero afectadas por el paso del huracán "Ingrid" y la tormenta "Manuel", el año pasado, tendrán que enfrentar la nueva tenporada de huracanes en una situación de mayor vulnerabilidad, ya que aún no se terminan de reparar los daños que estos meteoros ocasionaron en septiembre de 2013, advirtió el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
“Están a la buena de Dios porque hay un rezago muy grande en la atención de las comunidades desplazadas, no les han reconstruido las viviendas y la Sedesol [Secretaría de Desarrollo Social] se comprometió a construir albergues provisionales y no lo hizo. Entonces ahorita hay gente que se está regresando a su comunidad, donde ni siquiera tienen una casa”, dijo Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
De acuerdo con Abel Barrera, ni el gobierno federal ni el estatal realizaron una labor preventiva para evitar una desgracia similar a la que ocurrió la pasada temporada de huracanes.
“Las familias se están regresando a sus comunidades y ahí se quedarán a pasar la temporada, con el peligro de que se desgajen los cerros y ahora están peor que el año pasado, porque no tienen viviendas”, expuso.
Una de las omisiones principales del gobierno, es que no ha hecho entrega de los dictámenes de reubicación a las familias afectadas. “Eso hace falta y es preocupante. Le ha costado trabajo a Protección Civil Estatal, ellos se comprometieron a entregarlos hace dos meses y no se ha hecho”, explicó Román Hernández, encargado de la oficina de comunicación de la organización.
Román explicó que con el estudio técnico de los daños que dejó el huracán y la tormenta a las comunidades y viviendas de los damnificados, se da paso a la posibilidad de que los habitantes se reubiquen por completo o liberen recursos para el proceso de reconstrucción.
“Aquí lo que cabe mencionar es la poca capacidad de respuesta del Estado mexicano para responder, atender las necesidades y ofrecer propuestas de las comunidades indígenas”, dijo Román.
Este jueves 15 de mayo inició de manera formal la temporada de lluvias y ciclones tropicales 2014, que se prevé sea más agresiva que la del año pasado.
De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), este año se prevé la formación de al menos 23 ciclones: 14 en el Océano Pacífico y 9 en la zona del Atlántico, Golfo de México y Mar Caribe.
En octubre del año pasado, Obdulia Herrera Gálvez, originaria del municipio de Metlatonoc, una mujer indígena, rompió en llanto cuando tomó el micrófono para hablar sobre la situación de los damnificados.
Primero habló en su lengua y después se propuso dar el mensaje en español.
“Llovió cuatro días el mes de septiembre y hubo desgracias. Murió nuestra familia. Perdimos casas, cultivo de café, de milpa, todo se acabó, ya no hay nada. Necesitamos ayuda. En algunas partes quedó poco, pero en otras perdimos todo; pedimos que nos apoyen, que nos echen la mano, estamos pidiendo que nos abran caminos, que nos apoyen con vivienda, hace falta doctor, nadie nos atendió. Los presidentes municipales no van a las comunidades porque se ensucian, porque estamos atrapados en el cerro que se nos va a caer encima y no tenemos a dónde ir”, comentó.
Hermenegildo Morán Millán, de Malinaltepec, dijo que las viviendas quedaron destruidas y que las mujeres, niños y ancianos dormían en el lodo, sin que ninguna autoridad les llevara apoyo.
“Duermen en el lodo y ya hay brote de epidemia, no tenemos médicos, queremos doctor, que nos surtan de maíz, frijol, arroz, aceite, medicamentos. Las comunidades tienen interrumpidos los servicios de agua y electricidad”, detalló.
Los damnificados dijeron que las pérdidas ascendieron a 100 mil toneladas de café de exportación, que no se recuperarán.
Los terrenos para siembra quedaron devastados, la cosecha de maíz, el alimento principal de esas comunidades, se perdió.
En total murieron 130 personas y quedaron varias viudas sin el sostén de la familia en algunas comunidades.
Mauro Bruno García, del municipio de Acatepec, llamó a las autoridades a informar sobre la magnitud de la devastación de los pueblos de la Montaña e hizo un llamado al Presidente Enrique Peña Nieto a visitar las comunidades de Guerrero.
“¿Por qué las comunidades de la Montaña no tenemos acceso a los apoyos, por qué a nosotros como indígenas siempre nos discriminan? No tenemos eco, tenemos hambre y queremos decirle a Peña Nieto que vaya municipio por municipio para que constate si hay daño o no”, dijo.
SEIS MESES DESPUÉS LLEGÓ LA PRIMERA AYUDA
El gobierno federal tardó seis meses para llevar a los damnificados de Guerrero la primera entrega de 120 kilos de maíz del programa de abastecimiento extraordinario de granos básicos “Que llueva Maíz”, que entregará 750 kilos de grano en un semestre a cada una de las familias.
Aunque la entrega del grano es un avance para calmar la emergencia que viven los guerrerenses afectados, el programa sólo estará vigente durante cinco meses más, por lo que los damnificados esperan que el plazo de ayuda se extienda a un año.
“Ese es uno de los primeros compromisos, atender y garantizar el derecho de la alimentación con maíz, arroz y frijol. Lo que faltaría y el Consejo hizo un planteamiento, es que el programa de abastecimiento se diera durante todo un año, lo que dura una cosecha. Hay preocupación porque sólo se comprometieron a dar el maíz durante seis meses”, dijo Román Hernández.
Reconoció que el apoyo a las familias afectadas se facilitó gracias a que llegó directamente a las manos de los interesados y no pasó por los gobiernos municipales, donde desde un principio se denunciaron actos de corrupción.
“Lo importante de este logro es que el maíz se entregó a la comunidad. Estos granos básicos no pasaron por los gobiernos municipales que han estado llenos de corrupción”, afirmó.
Román recordó el hallazgo de bodegas a principio de año, donde se resguardaban despensas y alimentos ya en estado de descomposición que fueron donados para entregarse a los damnificados.
En febrero fue encontrada una bodega que pertenece a la Secretaría de Finanzas en la colonia La Haciendita, en Chilpancingo, Guerrero, repleta de víveres y de electrodomésticos, tanques de gas, estufas, refrigeradores y lavadoras que, de acuerdo con vecinos de la zona, era vigilada por elementos de la Policía Estatal.
El diario El Sur de Acapulco informó que los vecinos que viven a espaldas del almacén eran acosados por decenas de elementos de la Policía Estatal que resguardaban las instalaciones, mientras que hombres entraban y sacaban los electrodomésticos en camionetas de tres toneladas y media, así como en trailers.
Una llamada anónima alertó a reporteros de diferentes medios de que en el almacén había miles de enseres domésticos los cuales, según vecinos, llegaron a las instalaciones unos días después de las lluvias y todavía cuando el norte de Chilpancingo vivía en un estado de emergencia, producto de las inundaciones, lo que provocó que las autoridades no abrieran a tiempo las compuertas de la presa Cerrito Rico.
A finales de octubre del año pasado, el Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña de Guerrero viajó al Distrito Federa y denunció que alcaldes y funcionarios del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Revolucionario Institucional (PRI) obstruían el acceso de los damnificados a las despensas y apoyos que la población de todo el país les mandaba.
Unos 40 representantes de la población que se quedó sin vivienda, caminos, cosechas, tierras y animales, denunciaron la indiferencia de los tres órdenes de gobierno y señalaron con nombre y apellido a los políticos y funcionarios públicos que se aprovechaban de la desgracia en sus comunidades.
La mayoría de ellos perredistas, vendían, confiscaban yrepartían a sus conocidos las despensas y amenazaban de muerte a la población si se quejaba.
En el municipio de Acatepec, el Presidente Municipal, Juan Paulino Neri, del PRD y el ex Alcalde y ex Diputado local Raymundo Gutiérrez García, también perredista, decomisaron dos mil despensas en un auditorio durante tres semanas, hasta que los damnificados cansados de esperar y con hambre sacaron el alimento a la fuerza.
En ese mismo poblado los perredistas y los priistas se unieron para amenazar a la población de muerte.
El director de Tránsito, Rafael Fortunacio, del PRD, la Regidora Anastasia Rodríguez, la mecanógrafa del pueblo, Aida Matus y el Oficial de Registro Civil, Agripino Baigón, advirtieron a los habitantes que si hablaban, los asesinarían.
“Nos tienen amenazados, dicen que nos van a matar si hablamos, por lo tanto, hacemos responsables a estos funcionarios de cualquier cosa que nos pase”, dijo Mauro Bruno García, damnificado de Acatepec en esa ocasión.
Mayrán Yolotl Benjamín Galeana, del municipio de Malinaltepec, denunció que a esa comunidad llegaron 13 mil láminas para las viviendas afectadas por las tormentas y que no fueron entregadas.
El material fue trasladado a una bodega y decomisado por el perredista Humberto Arnoldo Santana, indicó el habitante de la Montaña de Guerrero.
En el municipio de Metlatonoc, el Presidente Municipal, Neptalí Viterbo Hernández Aguilar, del PRD, retuvo los víveres y despensas para venderlas en un tianguis y utilizarlas para su beneficio, dijo Eric Ortiz, uno de los damnificados de esa población.
“He visto toda la vida llegar las despensas y cómo las usan para ellos. El auditorio está lleno de despensas y maíz, el DIF Municipal, la Presidencia Municipal y hasta la casa del Presidente [muncipal] están llenas de alimento”, comentó.
El afectado por los desastres naturales que azotaron al país el año pasado denunció que el perredista y Subsecretario de Asuntos Indígenas del Estado de Guerrero, Felipe Ortiz Montealegre, acudieron a su poblado y solicitó a la población copias de credenciales de elector y actas de nacimiento como condición para otorgarles una despensa: ayuda que no llegó.
“Le decimos a Peña Nieto [Presidente Enrique Peña Nieto] que la ayuda que nos mande, la envié al pueblo, no a las autoridades, porque no llega”, dijo.
Román Hernández dijo que las familias sobrevivieron a la emergencia gracias al apoyo de la sociedad civil que acudió a las comunidades a llevar alimentos personalmente.
“El último trimestre de 2013 hubo afluencia de la sociedad civil, despensas, víveres, para que las familias afectadas sortearen la emergencia”, finalizó.