El PAN perdió la oportunidad histórica para la democracia en México, dicen los analistas. Cuando llegó al poder, se creyó que lucharía contra la desigualdad y la corrupción. Pero nada cambió, coinciden, y la transición no asumió los roles que se esperaban. Durante los 12 años de gobiernos panistas se perdieron distintas oportunidades de desarrollo para el país, dice Eduardo Huchim. Acusaban a López Obrador de ser hipotético “un peligro para México”, pero peligro real eran ellos, dice por su parte Lorenzo Meyer, justo cuando el ex Presidente Felipe Calderón se reincorpora, con una fundación, a las actividades políticas del país…
Ciudad de México, 3 de marzo (SinEmbargo).– El historiador y articulista Lorenzo Meyer es contundente: durante los 12 años de gobiernos panistas, encabezados por Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, no sólo se perdió tiempo –del 2000 al 2012–, sino también una oportunidad histórica para la democracia en México.
“No se perdieron 12 años. Se perdió más. Se perdió la primera y única oportunidad de un cambio político genuino que echara raíces y la vuelta del PRI [Partido Revolucionario Institucional] es el mejor indicador. En México vuelve a gobernar un partido antidemocrático que nunca cambió. La sociedad cambió algo y es la única cosa positiva; pero no fue por la voluntad y la acción del PAN. Así que se perdió algo que históricamente era muy valioso; algo que históricamente no sé cuándo lo volvamos a tener”, dice en entrevista con SinEmbargo.
El PAN, un partido de derecha nacido en 1939 –fundado por Manuel Gómez Morín para oponerse al cardenismo, un gobierno identificado con ideales de izquierda– fue fiel a sus orígenes y en 2006 retomó su objetivo de cerrarle el paso a la izquierda, representada en las elecciones del 2006 por Andrés Manuel López Obrador. Calderón lanzó una campaña de descredito que bautizó al ex Jefe de Gobierno capitalino como “un peligro para México”.
Lo paradójico fue que el PAN se convirtió en el verdadero peligro para México, explica Meyer, autor del libro Nuestra tragedia persistente.
“Representaron no un peligro hipotético para México, sino uno real. Los panistas son el peligro encarnado. Echaron abajo la transición y le entregaron el país al PRI. Cuando se hablaba de López Obrador como un peligro era algo era hipotético, el peligro estaba en la imaginación. En el caso del PAN, el peligro es que devolvieron al PRI al poder, devolvieron el peligro real a México, el PRI”, remarca el investigador de El Colegio de México (Colmex).
La transición a la democracia que se esperaba no llegó con la alternancia al PRI, un gobierno de tintes autoritarios que gobernó de manera consecutiva por 71 años.
OPORTUNIDAD PERDIDA
El ex Consejero del Instituto Electoral del Distrito Federal, Eduardo Huchim (IEDF), coincide en que durante los 12 años de gobiernos panistas se perdieron distintas oportunidades de desarrollo para el país.
“Se perdió la oportunidad de generar toda una transición, sobre todo en lo que tiene que ver con la lucha contra la desigualdad, la corrupción que no cambió ni ha cambiado con Enrique Peña Nieto. Esa es la tragedia nacional, el hecho de que la corrupción sigue presente en los estratos públicos y privados, incluso la sociedad es participe de esa corrupción. Es claro que se perdió la oportunidad que se esperaba con la ética política que el PAN tenía en la oposición. Es la principal pérdida de esta transición, la oportunidad de hacer una verdadera transición y no que fuera solo una alternativa”, dice el también articulista político.
En la oportunidad perdida la responsabilidad debe repartirse en la ineficacia del PAN para gobernar y la falta de capacidad de la izquierda para no capitalizar las fallas panistas en la administración pública, como sí hizo el PRI, considera Huchim.
“Regresó [el PRI] fundamentalmente por los malos resultados que dieron las dos administraciones panistas y por la imagen de ineptitud que dieron ambos gobiernos en contra de lo que el PRI siempre expresó en el sentido de que ellos sí sabían gobernar”.
Además al PAN le pesó la guerra que Calderón le declaró al narcotráfico a los 11 días de iniciado su sexenio.
“La astucia del PRI para conservarse en el poder local y las fallas graves del periodo panista agravado particularmente por la irracional guerra contra el narcotráfico. Una vez instalado el PRI la estrategia de combate sigue siendo la misma”, advierte.
LA TRANSICIÓN QUE QUEDÓ EN PROMESAS
Durante la campaña electoral para la Presidencia de la República en el año 2000, el candidato del PAN Vicente Fox prometió sacar al PRI de Los Pinos “a patadas”. Era común que en los mítines el ex Gobernador de Guanajuato pateara objetos con algún logo del tricolor y los asistentes se lo festejaran. A los priistas corruptos, Fox los amenazaba con aplastarlos como “tepocatas y víboras prietas” con sus botas vaqueras.
La efervescencia por la promesa del cambio que ofrecía el hombre que usó un par de boletas electorales en 1988 para simular las orejas de Carlos Salinas de Gortari, del empresario que asegura se metió a la política influenciado por la figura de Manuel “Maquío” Clouthier –candidato panista a la presidencia en 1988–, del Gobernador de Guanajuato de estilo bronco y carismático, hizo creer a un sector del electorado que cumpliría y que su llegada sería una transición a la democracia, a una menor desigualdad y que sería el adiós del partido que dominó el sistema político mexicano gran parte del siglo XX.
Fox ganó la elección del 2 de julio del 2000 bajo la bandera del PAN, aunque él no era panista de cepa, no pertenecía a las familias fundadoras y tampoco llevó predominantemente a panistas a su gabinete, a cuyos integrantes escogió por medio de head hunters.
“Ganó un híbrido mezcla de empresario con panista y sabrá Dios qué otras cosas y ese representante del PAN en el puesto más importante no tuvo las agallas o inteligencia o ambas para enfrentar al PRI derrotado. El PRI es una mala hierba que había que arrancar de raíz, no lo hizo, quedo vapuleada, pero en buena medida las raíces se quedaron en donde estaban”, recuerda Meyer.
Fox sacó al PRI de Los Pinos, pero los priistas se quedaron en el Congreso, en los gobiernos estatales y municipales y el vaquero panista fue incapaz de enfrentarlos.
“En los estados, en los ejecutivos de los estados fue donde el PRI encontró su refugio, en particular en estados como el de México donde nunca dejó de ser lo que había sido, el partido dominante, quizá con un poco más de representación de la oposición pero nada que hiciera cimbrar a la viejísima estructura ahí, en Hidalgo o Veracruz”, dice el historiador. En esas entidades nunca ha habido alternancia y el PRI ha gobernado de manera ininterrumpida.
Aunque desde 1997 el Revolucionario Institucional perdió el control del Congreso de la Unión, no dejó de ejercer su influencia en materia legislativa. En 2003, llegó a la Cámara de Diputados como coordinadora de la bancada priísta la entonces lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morelos, que le prometió al Presidente Fox que sacaría adelante su reforma fiscal.
Pero a Gordillo de nada le sirvió ser la jefa del sindicato más numeroso en México y formar mancuerna con Roberto Madrazo Pintado en la secretaría general y presidencia del PRI, respectivamente.
Fue destituida por sus compañeros legisladores, entre quienes se encontraban el ahora Secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor y el actual coordinador de la bancada priista en San Lázaro, Manlio Fabio Beltrones. Gordillo vio detrás de la rebeldía de los diputados federales priistas la mano de Madrazo.
El PRI le dijo no al Presidente panista, que vio frustrada su propuesta de reforma fiscal, lo que no obstó para que pasaran por su momento más oscuro conforme se acercaba la elección del candidato presidencial que intentaría recuperar la silla presidencial
El Revolucionario Institucional estaba presidido por Madrazo, quien fue denunciado en 1994 por Andrés Manuel López Obrador de haber encabezado como candidato del PRI la gubernatura de Tabasco una millonaria campaña electoral que resultó más cara incluso que la del ex Presidente de Estados Unidos Bill Clinton. Otro antecedente que pesaba en su trayectoria era que como mandatario estatal se negó a renunciar a pesar de que el Secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma Barragán, enviado por el Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León así se lo pidió.
En 2005, el tabasqueño estaba en la antesala de la candidatura presidencial, luego de haber hecho a un lado a Gordillo. Lo hizo a costa de las aspiraciones de otros priistas, quienes a pesar de formar el Tucom (Todos Unidos contra Madrazo), fueron borrados por su enemigo.
“Muy importante fue para el PRI aprender a vivir sin la Presidencia y en 2006 no había el centro que los aglutinara, por eso es que se decidieron por Madrazo que era impresentable, desde la voz, la figura y luego de haber sido gobernador de Tabasco con una enorme sospecha para lograr el triunfo. Cuando Elba Esther saca su slogan de ‘¿Tú le crees a Madrazo? Yo tampoco’, reflejaba la idea del electorado, y el PRI pasó por su purgatorio, fue su peor momento”, rememora Meyer.
Madrazo representó al PRI en las elecciones presidenciales del 2006, que resultaron los comicios más disputados de la historia, pero donde el priista quedó en un tercer lugar, lejos de los candidatos punteros, el perredista López Obrador y el panista Felipe Calderón.
El PRI reaccionó. Después de la derrota se dio a la tarea de buscar a un candidato presidencial guapo, de telenovela, señala el historiador. El PRI encontró su centro y se aglutinó con el ex Gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto. A ello se sumó una antigua fórmula electoral: mercadotecnia y compra de votos, aderezada con la decepción de un sector de la ciudadana por 12 años de panismo, describe.
“A Madrazo cuando estuvo al frente del PRI no le dieron obediencia, lo atacaron y ese fue el error, mal candidato fue una división interna. En el siguiente sexenio fue candidato bien visto y sin división interna”, explica.
El PRI aprendió de sus errores, pero no a ser demócrata porque nunca lo ha sido, afirma tajante Meyer. Refinó algunas de sus técnicas y aprendió a vivir sin el Presidente. Comprendió las debilidades del PAN y su apoyo fue dosificado y lo dejó gobernar los 12 años. Pero aclara: el camino del retorno del PRI a Los Pinos estuvo sembrado de fallas panistas.
Fox no era panista pero su triunfo en el año 2000 fue incuestionable. Calderón, en cambio que sí era panista de cepa –es hijo de Luis Calderón Vega, fundador y cronista del PAN– llegó debilitado por la herencia negativa de Fox y con la sombra de la duda por su triunfo, ensuciado por las sospechas de fraude.
Se sumó en contra la decisión de Calderón de declararle la guerra al narco, agrega Meyer.
“Calderón llega con un problemón: Fox ganó, Calderón quién sabe. A Fox nadie le puede decir que su mayoría no fue cierta, hubo la red Amigos de Fox (investigada por presuntamente financiarse de manera ilegal) pero también hubo foxistas reales, quizá hubo equivocación en el voto pero ganó. En cambio por Calderón estuvo extrañas esa votación y la diferencia fue tan poca y un panista de tan buena cepa debió tomar posesión por la puerta de atrás, entonces entra muy debilitado, tiene la herencia de Fox que no es para nada positiva, fue una elección sucia y luego la decisión de centrar su gobierno contra el narcotráfico y que perdió, el panismo de cepa de Calderón valió para nada. Está honradez panista no se vio, la corrupción siguió como estaba y los peces gordos se fueron a otros mares”, sintetiza.
Con la lección aprendida en 2006, el PRI le apostó a un candidato y se unió en torno a él.
“Empezó a buscar al candidato ideal, sobre todo que en la parte externa fuera agradable, que se viera casi guapo, que no tuviera como Madrazo un fraude y la televisión lo hizo suyo por alguna razón o Televisa le dio contratos de cómo vestir y hasta conseguir esposa nueva, salida de telenovela. La figura externa salió muy bien y el PRI hizo a un lado las divisiones externas, los otros aspirantes se disciplinaron, crearon el centro que los aglutinó y en 2012 vuelve con una voluntad de recuperar Los Pinos con un candidato más o menos aceptable, con una unidad interna, ya no había Tucom, sino Todos unidos con Peña Nieto. Las fórmulas electorales fueron las antiguas, en parte mercadotecnia, en parte compra de votos y en parte decepción de un grupo de ciudadanos con lo vivido durante 12 años y funcionó más vale malo por conocido”.
Cuestionado sobre si el PRI aprendió, responde que sí, pero aclara que no aportó a la democracia.
“El PRI no nació para la democracia, no tuvo ningún rasgo democrático, como no es democrático no puede aportar nada a la democracia, aprender de errores le sirvió bien pero eso no significa ser demócrata, aprendió a refinar algunas de sus técnicas y vivir sin el papá Presidente”.
El PRI le aportó al PAN durante 12 años porque Acción Nacional también había colaborado con el Revolucionario Institucional desde 1988, año en que el ya anquilosado sistema político se cimbró con las acusaciones de fraude electoral en la elección presidencial, en la que de manera polémica el ganador fue el priista Carlos Salinas de Gortari.
“El PAN aportó al PRI desde la Presidencia de Salinas, cuando Salinas de Gortari aprendió con muchas dificultades a cederle espacios al PAN y la gubernatura de Baja California fue un parteaguas, los priistas se debieron disciplinar, dejar el estado al PAN y entonces Acción Nacional aportó el apoyo de una derecha que había navegado como demócrata y el PRI aparecía como derecha no demócrata. Se necesitaban desde 1989 y tuvieron más de un decenio para colaborar para el 2000. El PAN no se lanzó contra el PRI y sí contra la izquierda que era su verdadera enemiga, no los anti-demócratas. Fue cuando Fox le pidió cogobernar al PRI, cuando le hizo la petición a Madrazo (en 2002), pero los dos son partidos de derecha, entonces cuál cambio si ambos pudieron cogobernar”.
–¿Al PAN le pesó la obsesión que tiene con la izquierda?, se le pregunta a Meyer, un asiduo a las marchas y un constante crítico de la Reforma Energética.
–Esa quizá sea la única obsesión y quizá se explique por su origen, porque en 1939 cuando nace el PAN esa era su obsesión, enfrentarse al cardenismo, es el único momento en que la izquierda estuvo en el poder en México y llegó ahí casi por milagro, no llegó por elección.
CONQUISTADOS POR CULTURA PRIISTA
Para el ex consejero electoral Eduardo Huchim, las administraciones panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón tienen algunos logros que deben destacarse y no regateárseles.
Uno es la creación del Instituto Federal de Acceso a la Información, el IFAI, durante la Presidencia de Vicente Fox. En tanto Calderón dejó la macroeconomía sana, aunque dicha situación no permeó en los sectores menos favorecidos de la sociedad ni hubo reducción de la pobreza, dice.
Pero haber copiado lo peor de la cultura priista, como el corporativismo o los actos de corrupción, y los miles de muertos y desaparecidos por la guerra contra el narcotráfico son saldos negativos de ambos gobiernos, observa.
“La insuficiencia de políticas y diseño de políticas públicas como las de inseguridad, la guerra irracional contra el narcotráfico superó las bondades escasas en el caso del PAN. Los gobiernos panistas fueron conquistados por lo más negativo de la cultura priista, la corrupción en vez de la ética que tanto pregonaban desde la oposición, en lugar de ponerla en práctica, diseñar controles para enfrentar la corrupción y perseguir a ex funcionarios corruptos, se entregaron en los brazos de esos mismos vicios que criticaban, fueron conquistados por lo peor”, critica.
Mientras el PAN imitaba a los priistas, estos preservaron y fortalecieron sus posiciones territoriales y leyeron que la confrontación directa con los gobiernos panistas no les redituarían política ni electoralmente. En la crisis por la elección de 2006 colaboraron para que el PAN mantuviera el poder, recuerda el ex consejero.
“El PRI actuó con astucia y mostraron en esta operación política su determinación de conservar y aumentar su poder local, sus gobiernos estatales y municipales, ese conjunto de circunstancias permitieron su retorno al Poder muy notable. El PRI primero fue desplazado de la Presidencia y enviado al tercer lugar como fuerza política, sin embargo regresaron a la Presidencia”.
Huchim no considera que el PRI muestre signos de aportación democrática al país.
“No veo que el PRI pueda representar un avance democrático, al contrario parece que hay signos de retroceso, pero aún es temprano para una conclusión definitiva, pero no hay signos de avance y sí de retroceso”.
LA TRANSICIÓN FALLIDA
LA CAPITULACIÓN
El año pasado, en entrevistas con SinEmbargo, Lino Korrodi y Tatiana Clouthier recordaban que a poco menos de cumplir dos años de su gobierno, Vicente Fox tiró la toalla. Echaba al cesto de la basura los proyectos de ir contra los peces gordos de la corrupción e integrar una comisión de la verdad para revisar los crímenes de la guerra sucia cometidas durante los años de gobierno del PRI.
Sucedió en 2002 cuando en un fin de semana el grupo que comenzó a trabajar con Fox desde antes de la campaña lo acompañó a su rancho, en Guanajuato, para ver temas del gobierno federal.
“En el 2002 el grupo chiquito que veníamos desde 1997 que éramos Rodolfo “El Negro” Elizondo (Secretario de Turismo), Jorge G. Castañeda (Secretario de Relaciones Exteriores), Adolfo Aguilar Zínser (Consejero Presidencial de Seguridad, y quien falleció en 2005), Ramón Muñoz (Jefe de la Oficina de la Presidencia), alguno que otro y Fox nos dijo ‘¿puedo invitar a Eduardo Sojo?’. Dijimos que sí, Lalo era como el escribiente que Fox siempre llevaba a las reuniones y a Santiago Creel (Secretario de Gobernación). Me fui con Creel en un avión de la Presidencia al rancho a una comida un sábado, por ahí debe estar escrito”.
Recuerda que abordaron varios temas, y uno de los que estaban contemplados era el de la Comisión de la Verdad. El empresario tamaulipeco y cerebro de la organización financiera “Amigos de Fox” rememora la decisión que el jefe del Ejecutivo había tomado.
“A la hora que decimos sobre la famosa Comisión de la Verdad, todo lo que tenía que ver con la corrupción, matazones y todo eso, tácitamente, concretamente de lo que se discutió, a la hora que se dijo ‘oye Fox, la Comisión de la verdad, ¿qué?’.
–No voy.
–¡Ah chinga, ¿cómo que no voy?
–No voy –reiteró Fox, asegura Korrodi.
“Fue ahí donde Aguilar Zínser se desencantó, varios se desencantaron, pero es tan increíble pretender no desligarse del poder que tenían, como lo era Jorge Castañeda, Ramón Muñoz, “El Negro” Elizondo para tomar una postura más radical, para decirle a Fox las verdades, cosas que se dijeron pero muy poco cuando él dijo su ‘no voy’. No querían perder el privilegio de estar en el poder, ¿por qué? Por lambiscones, por barberos, por sumisos. Después de eso que íbamos con este proyecto, no había nada que hacer con Fox en la Presidencia. Todos se hicieron para atrás, ahí quedó el asunto. Ese fue el Fox que se empezó a ver con un cambio, con ya acoplarse y dejarle el poder a Marta (Sahagún) porque eso fue lo que hizo y Marta obvio que ejerció el poder como quiso y acuérdense que al gabinete le decían el “gabinete Montessori” porque todos hacían lo que querían”.
Clouthier identifica el inicio del declive y capitulación foxista ante el PRI en septiembre de 2001, luego de los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York, Estados Unidos.
“Cuando viene la discusión de Jorge G. Castañeda y Adolfo Aguilar Zínser, cada uno hace una declaración sobre las Torres Gemelas, (Castañeda pedía apoyar la guerra contra Irak, Aguilar Zínser votó en el Consejo de la Organización de las Naciones Unidas por el no), me toca ver a Adolfo cuando era coordinador de Seguridad. Me comenta que había una de las secretarias donde se había comprado carne que no venía al caso, y que en la discusión (Fox) no le iba a entrar al cambio, que daría continuidad”, recuerda la ex panista e hija del ex candidato presidencial del PAN, Manuel J. Clouthier, “Maquío”.
GOBERNAR CON EL PRI
El 28 de mayo de 2002, Fox convocó a la recién electa dirigencia del PRI, conformada por Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo y los llamó a “gobernar juntos el cambio”.
Había pasado año y medio de la llegada del “gobierno del cambio” y era evidente la incapacidad para lograr acuerdos de parte de la nueva administración y la radicalización del PRI para negarse a sacar adelante propuestas del primer Presidente panista.
“La confrontación, lo hemos comprobado una y otra vez, no rinde frutos. No se trata de señalar culpables; en estos casos todos hemos perdido”, decía el Presidente.
EL ACERCAMIENTO CON GORDILLO
En 2003, «La Maestra» Elba Esther Gordillo estaba en el pináculo de su carrera política. “Oxigenada” por el entonces Presidente Vicente Fox, la lideresa del SNTE era Secretaria General del PRI y coordinadora de la bancada priísta en la Cámara de Diputados. Visitante frecuente de Los Pinos, cercana a Martha Sahagún, la esposa del Primer Mandatario se comprometió a sacar adelante las reformas estructurales.
El Senador Javier Corral Jurado en entrevista publicada por SinEmbargo recordó que en 2004 Gordillo ya había comprometido su apoyo a candidatos panistas a distintas gubernaturas, e incluso a él se le acercó, cuando el chihuahuense buscó la candidatura para su estado. Él no aceptó porque a cambio de su apoyo pedía diferentes posiciones.
“Pedía casi todo”, recordó Corral.
El no aceptó, pero otros compañeros suyos sí lo hicieron.
UN PELIGRO PARA MÉXICO
En 2006 Felipe Calderón se convirtió en el candidato panista a la Presidencia, a pesar de no ser el preferido de Vicente Fox, cuyo favorito era su otrora Secretario de Gobernación, Santiago Creel. Calderón tampoco era el candidato del Presidente del partido, Manuel Espino.
A pesar de que Calderón llevaba una mala relación con Fox y Espino, los tres coincidieron en cerrarle el paso a la izquierda representada por el perredista Andrés Manuel López Obrador. Fox en su calidad de Presidente de México hizo campaña a favor de Calderón, lo que le valió ser amonestado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que consideró que puso en riesgo las elecciones.
Espino por su parte se atribuyó la iniciativa de llamar el día de la jornada electoral a gobernadores priistas para que movilizaran el voto a favor de Calderón, luego de que las tendencias marcaban que Madrazo carecía de posibilidades de ganar.
Por su parte Calderón aprobó que durante la campaña se produjeran spots que calificaban a López Obrador como un peligro para México, lo que polarizó a los votantes.
LA TOMA DE PROTESTA
Las elecciones de julio de 20006 fueron las más apretadas de la historia. La inconformidad del PRD por los resultados, las denuncias no aclaradas de fraude, el intervencionismo de Fox en el proceso electoral, polarizaron el ambiente.
La toma de protesta en el Congreso de la Unión se convirtió en un operativo policíaco en las afueras del palacio Legislativo de San Lázaro, y un duelo de fuerza entre panistas y perredistas por apropiarse de la tribuna legislativa para que Calderón entrara casi de incógnito y recibiera en un acto que duró apenas cinco minutos con 16 segundos la banda presidencial. La ayuda de los priístas fue determinante para el éxito de la operación.
LA GUERRA CONTRA EL NARCO
El 11 de diciembre de 2006, a 11 días de tomar posesión Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico. Los operativos militares iniciaron en su tierra, Michoacán.
El resultado fueron miles de muertos, organizaciones no gubernamentales dicen que oscilan entre 60 mil a 70 mil, y una cifra de 27 mil desaparecidos de acuerdo con datos de la actual administración.
En la entidad donde Calderón inauguró su guerra, se creó un vacío de poder de tal dimensión que es donde hace un año surgieron los autodefensas, grupos civiles armados que bajo el pretexto de combatir a grupos delincuenciales, han tomado diferentes municipios.
Durante los seis años de gobierno calderonista el jefe del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, fugado durante a inicios de la administración foxista, no fue detenido.
Fue hasta el 22 de enero, con la presente administración que el delincuente más buscado del planeta cayó.
PRESIDENTE INTERVENCIONISTA EN EL PAN
Un rasgo que distinguió a Fox de Calderón al frente de la Presidencia es que mientras el primero intervino poco en la vida del partido, el segundo buscó tener el control de la institución, como hacían los presidentes priístas y cuya conducta los panistas reprobaban.
En 2007 operó para impedir la reelección de Manuel Espino, y en su lugar impuso a su amigo Germán Martínez, quien en 2009 presentó su renuncia por los resultados adversos en las elecciones federales de ese año.
Fue relevado por César Nava, otro cercano a Calderón, quien en 2010 ya no se busco su relección en el proceso de renovación programada. El Presidente buscó que su ex Secretario particular, Roberto Gil Zuarth, quedara al frente del partido, pero la maniobra fue impedida por los demás contendientes que decidieron apoyar a Gustavo Madero, cansados del intervencionismo calderonista.
Después de las elecciones del 2 de julio, cuando el PAN perdió la Presidencia ganada 12 años antes, Calderón intentó retomar el control del partido y a través del Consejo nacional deponer a Madero, pero no consiguió el suficiente apoyo para hacerlo.