Ciudad de México, 12 de enero (SinEmbargo).- El estigma que hay sobre Televisa es afrontado por dos referentes culturales que se han desmarcado de las críticas sociales gracias a su talento. En contraparte, un joven de una nueva ideología describe lo que para él es hacer las cosas diferentes. La dinámica del oficio en el país, es analizada en esta segunda entrega desde tres tonalidades variadas, con caminos distintos recorridos. Entre cuestiones políticas y sociales, sigue siendo la pasión esa bandera para ejercer algo tan complejo, convertido en el sueño de tantos mexicanos inmersos en las aulas universitarias.
De la vieja escuela a la generación adiestrada con libros e historias publicadas por aquellos que recorrieron los escenarios con nada más que sus sentidos a flor de piel, el periodismo deportivo sigue valorando la capacidad como la única bandera a considerar; aunque algunos sigan sin entender del todo la incursión femenina. Tres opiniones válidas, respetadas por el públio apegado a la información que generan. Interactuando entre lo escrito y la pantalla chica, comparten su punto de vista reflexionado desde el conocimiento. El oficio los tiene como referentes. Ellos analizan lo que significa ejercerlo y todo lo que les ha dejado.
Cuando colgó el teléfono, su vida cambió sin que se diera cuenta. Tenía 23 años y debía preparar todo para vivir como corresponsal entre Japón y Corea, con vistas a la primera Copa del Mundo en suelo asiático. Alberto Lati camina por los pasillos de Televisa desde que cumplió los 17. Se adecuó a la absorbente vida del trabajador de televisión, al mismo tiempo de su desarrollo académico. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana, pero fue en la Eurocopa del 2000 donde se dio cuenta de la importancia de hablar distintos idiomas.
Se convirtió en políglota mientras aceptaba ir cambiando de residencia dependiendo el lugar del evento masivo que se aproximaba. México, con su gente tan apegada a su suelo, veía a uno de los suyos convertirse en un referente deportivo fuera del territorio nacional, marcando la pauta siempre con el periodismo como estandarte. Alberto Lati sale a la calle y sonriente saluda a todos los que lo reconocen. En 2010, entrevistó a Carlos Fuentes para hacerlo hablar de deportes. En Sudáfrica, vivió con Juan Villoro su propio Mundial cultural. Hace unos días publicó su primer libro: Latitudes: Crónica, viaje y Balón. Un manual para ser corresponsal, en tono narrativo. “Había mucho que sacar en el tintero, cuenta sonriente”.
-Estudiaste y trabajaste al mismo tiempo, ¿es la fórmula ideal?
Sí, hice toda la carrera mientras ya trabajaba en Televisa. No sé si sea lo ideal, pero a mí me dio herramientas. La parte académica es demasiado importante. El que piensa que aprende todo en el medio está equivocado. Son dos capacitaciones muy diferentes y complementarias.
-Pero tú estabas incluso antes de entrar a la universidad.
Yo creo que te ayuda empezar desde chico, tener cierta banqueta. Pasa que la televisión es particular. Normalmente quieren caras jóvenes, nosotros que ya estamos entre los 35, nos respalda cierta experiencia que los recién llegados no tienen. Para televisión sí es recomendable empezar pronto, sin sacrificar la parte académica.
-¿Qué significa para ti ser periodista deportivo?
Bueno, no me gusta colocarme la etiqueta de deportivo. Eres periodista o no, independientemente de la fuente. Para mí esto es contar historias, buscar la mayor objetivad para cierto tema y nunca aislarlo del contexto. No puedes limitarte a explicar algo que pasa en lo deportivo sin tomar en cuenta todos los aspectos económicos, sociales o políticos.
-Esta ebullición de nuevas plataformas en materia deportiva, ¿Te parece buena?
Todo va hacia mejor lugar porque hay más oferta, más variedad y mayor posibilidad de contrastar cualquier información. Antes había líneas que marcaban con fuerza y predominancia. Me preocupan la incursión de las redes sociales y que me digan: “oye, sí estás en el estadio, pero un tuitero acaba de subir una foto donde se ve que lo que dices no es cierto”. Pasa que la verdad puede tener muchas caras y facetas. Le pido a la gente que valore al verdadero periodismo.
-¿Qué le dirías a los jóvenes que aspiran a ser alguien como tú, pero ven cada vez más exfutbolistas ocupando los espacios en los medios?
No me parece mala esa intervención de la parte profesional. Hay muchos que se preparan impresionantemente. Lo hacía Ricardo Peláez, lo hace Joaquín Beltrán y Duilio Davino; te hablo de los que he tratado de cerca. (José Antonio) Tato Noriega, en ESPN, evidentemente lo hace. Ves a Warren Sapp en la NFL y queda claro que se prepara muy bien. Se requiere tener mucha más preparación con las redes sociales. Ahora la manera de interactuar con los atletas no es la entrevista, sino lo que pongan en Twitter y Facebook. A los jóvenes les diría que se capaciten, que sustenten el por qué merecen un lugar.
-¿Es tan mala Televisa como la mayoría dice?
No es mala. Es una empresa grande y como toda compañía necesita cosas que mejorar. Está constantemente en el mundo de la comunicación y entretenimiento, porque a veces la información se convierte en eso. Sobre los malos comentarios, es normal. Le pasa a la BBC, a CNN y a los grandes corporativos. Toda televisora tiene este tipo de críticas. En México se da cierta polarización al respecto. No me gusta Satanizar o beatificar un lugar. Claro que me han pedido hacer cosas que no me gustaban, eso hay que aceptarlo. Trabajamos para una empresa que tiene una línea editorial. Tengo claro que todo lo criticado a televisa deportes, sobre si le damos más cabida a lo cómico dejando de lado la información, es porque hacemos una revista, hablando por ejemplo de La Jugada. Pero tampoco he visto que otras televisoras en el mundo pongan contenidos culturales y nosotros lo hemos hecho. Nos falta atrevernos a hacer cosas urgentemente, es cierto, y ojalá lo podamos hacer.
-¿Cómo fue el proceso de la primer corresponsalía?
La primera vez que viaje fue apenas unas semanas antes del Mundial de 2002. Me llamaron y acepté de inmediato sin estar consciente realmente de lo que iba a hacer en Tokio. Yo no hablaba idiomas, solo el inglés. Fue un choque cultural que me enriqueció. Hoy he visitado en total 100 países. Todo lo que sobró, lo que se quedó afuera de la televisión, está en el libro.
-Hoy con tanta oferta, te fijas en lo que realiza la competencia.
A la competencia la respeto mucho pero no me fijo en lo que hacen. No creo que tus contenidos mejoren debido a lo que hagan los demás. Hay reportajes y entrevistas buenas y malas. Esto para mí no es comparativo. Desde mi perspectiva de reportero y corresponsal, no volteo a ver otros lados. Ni tengo problema en reconocer lo que hacen bien. Por ejemplo, Antonio Rosique es un gran amigo y me gusta mucho lo que hace.
-¿Cómo ha sido esa transición de hacer televisión a escribir un libro?
Creo que porque me gusta la televisión, le agarré el gusto a escribir. El Libro es lo que más he disfrutado en mi carrera. La televisión impone esclavitudes por el tiempo, es muy desgastante. Escribir te permite soltarte y describir esas imágenes. Yo tenía muchos procesos de los siete países en los que he sido corresponsal que sentía no había reflejado por las limitaciones de la pantalla chica. Con el libro tuve tiempo de sentarme, es mucho más reflexivo, mucho más analítico, con más texturas. Eso intenté reflejar y espero lo haya conseguido.
-Te has vuelto un referente del oficio.
Igual hay gente que no le guste lo que hago (Risas).
-Bueno pero, eres alguien reconocido por tu labor, independientemente si coinciden contigo o no.
Todo esto de ser referencia se da de manera circunstancial. Piensa: Si hubieran querido hacer un personaje en el Centro de Estudios Actorales (CEA) de San Ángel sobre alguien que viaja, que habla idiomas y que le gusta leer, estoy seguro que no sale alguien como yo. Esto fue de manera accidental porque cuando yo me fui no era políglota.Yo me fui interesado en el futbol y me gustaba leer, no mucho más que eso. Por eso hay que tomar las cosas con humildad y que no te coma el personaje en el que te conviertes.
-¿Cómo fue cargar la antorcha olímpica?
No me sentí agusto. Es algo que todos esperaban encontrar en el libro pero no lo incluí. Es un tipo de protagonismo que no me interesa. A mí me urgía regresar a mi faceta del otro lado, donde correteaba para entrevistar al atleta que traía la antorcha. Fue raro.
-¿Cómo está el periodismo deportivo en México?
No estamos tan mal. Fíjate en España, es mucho partidismo. Es normal que cada medio tenga su postura. Me gusta la nueva generación que es más culta, con más referencias literarias. Me molesta que la infografía y la mera información estén derrotando a la verdadera crónica. Esa que usa Villoro para escribirte de cualquier tema banal, pero con el gran acervo cultural que tiene, lo hace interesante.
-La incursión de esos intelectuales le dio un plus a la profesión, ¿no?
Sí, por supuesto. Intelectuales así le vienen bien al país. Aunque siempre ha habido esa dicotomía sobre quien acepta y rechaza que se metan a estos temas.
-¿Utiliza Televisa al futbol como distractor social?
No creo que sea así. Pasa que el futbol es parte de la sociedad y un negocio también. Para mí puede ser un distractor, pero es que eso puede serlo todo. Una película, un libro, todo puede ser el opio del pueblo. Las pasiones son así, te ciegan. Me parece injusto que se le culpe a la pelota de todo lo que pasa.
-Ya que empezaste muy chico, ¿algún consejo vital para los que están en las aulas?
Bueno, se necesita un poco de suerte. Reportero sin suerte no es reportero, como los porteros en el futbol. A la par de eso, hay que capacitarse mucho y de todo, no solo de aspectos deportivos.
-¿Se necesitan palancas para entrar a Televisa o se puede llegar y tocar la puerta?
¡Claro que se puede llegar y tocar! La historia de Miguel Gurwitz es buenísima. Esperó a Raúl Orvañanos horas con su currúlum dentro de un folder. Cuando arribó Raúl, se lo entregó nervioso y cuando se fue, se dio cuenta que se lo había dado vacío. Eso provocó una estimación automática. Hoy lo ves y es un tipo con mucha capacidad. Ahora, hay que aclarar: se puede tocar pero no hay lugar para todos, ni siquiera para la mayoría. Hay circunstancias que llegan para que se den las cosas.
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Un día, su sobrino le pidió que le contara sobre Benito Juárez. Su inquieto acervo cultural encontró el tono perfecto para un niño amante de la pelota. “Don Benito fue el verdadero creador del Fair Play”, le dijo. Georgina González camina como despistada pero su cabeza siempre está hablando. Pensante innata, desmenuzó en términos futbolísticos al que declaró que el respeto al derecho ajeno es la paz. Desde niña, sus sentidos se intensificaban si se tratase de jugar, sin importar el deporte. Siendo adulta, los expresa por distintas plataformas. Refrescante su discurso, ganó el Concurso Nacional de Narrativa Humorística 2005, que tenía a Juan Villoro y Germán Dehesa como jurado. Ella solo quería no dejarlos de abrazar.
Jugó hasta que el tiempo hizo su parte y se convirtió en entrenadora. Su conocimiento pronto tendría cabida en los medios de comunicación. Ha luchado lo mismo contra el Club Asturiano por no dejarla jugar futbol con los niños, que frente a los editores de sus reportajes quienes insistían en seguir utilizando imágenes misóginas. Chiva de corazón, declara orgullosa haber practicado un sinfín de disciplinas deportivas, menos el nado sincronizado porque “se me mete el agua a la nariz”, se lamenta. Dicen que su sobrino reprobó, debido una maestra sin gracia. A pesar de eso, él entendió perfecto quién era el Benemérito de las Américas.
-Dices que tú no escogiste al deporte, sino que el deporte te escogió a ti. ¿Cómo está eso?
Sí. Tú puedes escoger las cosas, pero hay otras veces en las que no te das cuenta. De pronto ya estás ahí. A partir de eso, ya no pude coincibir mi vida, mis dinámicas y a mi familia sin el deporte.
-¿Cómo se tu afición por el mundo deportivo?
Una cosa llevo a la otra. De niña practiqué todos los deportes que te puedas imaginar, con excepción de nado sincronizado porque se me metía el agua a la nariz. Después lo hice en la universidad, que fue lo más parecido al profesionalismo. Jugué voleibol. Fui a campeonatos nacionales y después comencé a tomar cursos para ser entrenadora. Impartí clínicas para niños, señoras y cursos para los papás. Logré ser entrenadora en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México. El caso es que quería seguir vinculada al deporte y consumía todos los programas que había sobre el tema. En ese entonces no había tanta variedad como ahora. Escuchaba la radio y veía a Televisa y TV Azteca. De hecho veía más a Azteca porque me gustaba la polémica. Llegó un momento en que yo creía que se decían cosas en las que yo no estaba de acuerdo y que tenía ganas de dar mi punto de vista. Por medio de una amiga, conocí a gente de Multivisión. “¿Es cierto que te gustan los deportes? A ver dime cuáles van a ser las jugadoras de voleibol que van a Sidney 2000?” Yo pensé: ¡Así o más papita! Me pudo haber preguntado de esgrima y se acababa mi carrera. Con eso me invitaron dos veces al programa de Rodolfo Vargas.
-Y de ahí arrancaste
Sí, me gustó la dinámica, porque era seguir vinculada. No solo era que sabía tantas cosas, sino que ahora podía decirlo. Se hablaba de muchas cosas que no me gustaban, cosas de directivos. Para mí eso no era deporte. Eso era el mundo en el que han convertido el futbol, porque ni siquiera es así. Después, cuando Francisco Javier González se separa de José Ramón Fernández, sentí que era mi oportunidad porque siempre consideré que José Ramón no iba a dar oportunidad a que una mujer se desarrollara y me daba la impresión de que Francisco sí quería.
-¿Cómo has llevado esa cuestión del machismo?
Yo nunca crecí bajo la concepción del machismo. Lo entendí desde que me fascinó el futbol y me tenía que esperar atrás de la reja mientras mis hermanos jugaban o esperar a que mis primos terminaran para que jugaran una cascarita conmigo. Por suerte en mi casa nunca hubo restricciones. Era muy chistoso con mi mamá, porque me decía “ponte tus mallitas, tu vestido” y yo le decía que no porque iba a jugar fútbol e iba a dar ventajas. «Bueno, está bien, llévate tus jeans aparte y allá te cambias”, me decía. Nunca hubo en mi casa un “no lo hagas”.
¿Ha sido difícil ganarte el lugar de referente que hoy tienes?
Para las mujeres, en el periodismo deportivo, la lupa es mucho más exigente. Yo escribía para una revista que se llamaba Contraataque donde estaba Ricardo Peláez, Heriberto Murrieta, creo que hasta el Vasco (Javier) Aguirre tenía una pequeña participación. Yo estudié diseñó e ilustración. Entonces escribía y hacía mis ilustraciones. Ese trabajo le gustó a Francisco Javier González. Después vino el concepto de Estadio W. Mi casting fue sentarme a platicar con Jorge Gutiérrez «La Chiva». Resulta que le íbamos a los mismos equipos e hicimos muy buena química y le gustó lo que le proponía. Cuando me di cuenta, ya escribía y estaba en programa de radio. Ahí teníamos como una opinión editorial. Un día, Francisco la escuchó y me invitó a su programa matutino de los jueves. Muchos no entendían el por qué una mujer hablaba de deportes. No querían ver que simplemente habíamos quienes sabíamos sobre el tema y queríamos hablar sobre ello.
-¿Cómo se dio tu entrada a la televisión?
Te cuento. Francisco Javier González estaba en Canal 40 e hizo un programa que se llamaba Súper Estadio y me invitó. Yo no tenía ni idea de lo que pasaba en televisión y el lenguaje que había detrás. Enntonces tuve un problema. Yo hacía mis notas pero me topaba con productores que estaban acostumbrados a editar reportajes de los hombres. Yo soy alguien que juega mucho con las palabras. Tengo mi estilo, bueno o malo, pero tengo uno. Entonces la interpretación de las notas que hacían los muchachos era irrespetuosa, vulgar, misógina y discriminatoria. Yo jugaba y ellos ponían a la nalgona, a la de buena pierna, a la pechugona porque ese era su concepto. Entonces me tuve que convertir en “todologa”. Aprendí a usar una cámara y empecé a grabar mis notas. Yo creo que un psicólogo lo podría definir como obsesiva controladora (Risas). Así empecé a hacer los colores. Veía lo que pasaba alrededor del estadio y mis reportajes comenzaron a ser diferentes. Antes era más sencillo porque llevaba una cámara chiquita. Ahora los reporteros llegan con estas cámaras enormes y la gente al verlas, salta como suricatos hambrientos. Así no puedes hacer un reportaje.
-La solución fue aprender a hacer las cosas, entonces.
Más o menos. Porque ahora yo lo grababa, le llevaba al editor mi guión y entonces él veía lo que quería. Entonces tuve que estar pegada con los de postproducción y con los de audio. Fue un encontronazo cultural de lo que yo soy, de mi visión como mujer. Era desgastante. Después había otro problema. Imagínate, me tardaba casi 40 horas en hacer todo el reportaje para que a la hora del programa, el productor me dijera: “preséntalo rápido y despide”. Era frustrante.
-¿Cuánto tiempo pasaste así?
Fueron 8 años. De a poco me fui ganando el respeto. Era complicado. Una vez, en un reportaje, yo dije que alguien “se las había visto negras”, es decir, que había tenido problemas. Bueno, pues al editor se le ocurrió poner a las hermanas Williams. Si estuviéramos en Estados Unidos, nos hubieran linchado. Entonces, no solo es el simple hecho de que era mujer, sino todo el choque cultural. A mí no me gusta discriminar. Alguna vez le pasó a Miguel Gurwitz que estaba hablando de la Copa América de Perú y se refirió al buen ganado que da aquel país; al editor se le ocurrió poner las pompas de una chava. Miguel tuvo que salir a pedir una disculpa.
-En las últimas elecciones en Chile, la BBC de Londres nunca mencionó que se trataba de dos mujeres, sino que se dedicaron a informar sobre el proceso. ¿Estamos lejos de vivir algo así?
Falta mucho en México para que haya igualdad. Ve las cifras de lo que ganan las mujeres, de la violencia y del machismo. Esa realidad no tiene porque no permear en otros rubros sociales como en el que nos movemos. El deporte es la última trinchera del machismo primitivo. Esos rituales en donde el hombre tiene que probar que es hombre, me parece retrograda.
-Además, opinas tal vez del deporte más machista que hay.
Es frustrante, sí. Fíjate, la FIFA tiene comisiones de desarrollo de futbol femenil. Pudiéramos decir que Joseph Blatter es machista, pero el organismo que dirige busca que no lo sea. Tristemente México no se une a eso. Aquí, ser entrenador del futbol femenil es un castigo. Además, el que tome el cargo tiene que ser alguien con mucha cultura porque ha habido casos de abusos sexuales cuando se dirige a mujeres en otras disciplinas. Es cierto que se han hecho muchos esfuerzos para que deje de serlo, pero no logra hacer ese click social.
-Trabajas en una empresa estigmatizada. ¿Es tan mala Televisa como dicen?
Te puedo decir que Televisa no escatima recursos para que la gente aprecie muchas cosas de los eventos grandes. Se gasta un dineral para que alguien narre 10 segundos de un deporte. A mí me gusta mucho eso. Estas redes sociales te tupen con todo. Polarizan todo. Yo voy a mi trabajo porque amo al deporte y porque he aprendido a amar a los medios de comunicación. Tuve la oportunidad de ir a mis primeros Juegos Olímpicos. Lloraba con los himnos. En los Panamericanos disfruté mucho porque comprendí ese lugar privilegiado que tenía desde donde podía estar lo más cerca de los atletas, pero además lo compartía con la gente.
-¿Es el deporte, -el futbol en particular-, el opio de la gente?
Tal vez lo sea, pero para mí no porque me han enseñado muchos valores. Te da ser constante, saber perder, trabajar en equipo, a ser comprometido, a tener humidad cuando ganas. Cosas que te sirven para la vida. Todas eso que te arma como ser humano, te los da el deporte. Sí creo que las coberturas están cargadas mucho al futbol. Pero tampoco creo que sea para tanto. Más bien se está permeando mucho lo que pasa en redes sociales. La intensidad y el engancharte con todo, y con mucho fanatismo. No sé si estamos perdiendo los valores, pero para mí el deporte es el medio más lúdico para infundirlos.
-¿Entonces por qué se recortan 7 mil millones de pesos en cultura y deporte?
¡Por hijos de la fregada, por miserables, por corruptos! El reflector es el deporte favorito de los políticos. Cuando se ganan medallas y trofeos, hay foto. Pretender que tu país avance recortando en cultura y deporte, es como querer ganar tiempo echando para atrás las manecillas del reloj. Es una estupidez. Quien ha probado las bondades de las artes y el deporte, no tiene la necesidad de salir a delinquir. Te genera sensibilidad y te sube la autoestima. Ahora recortan el presupuesto, perdiendo muchas cosas valiosas. Somos un país que se ofende porque (José Manuel) Chepo de la Torre no administra un bien social, pero no nos molestaba las cosas que tenía Granier, la corrupción de los lídereres sindicales o los gobernadores. Hoy, un edil o un jefe de delegación tiene una riqueza absurda. Deberíamos ser más proactivos, por lo menos en votar después de hacer un filtro pensado.
-Hablas de las redes sociales, ¿te gusta la interacción y la importancia que están tomando?
No lo puedes evitar. Aunque si tú tienes valores no importa. La culpa no es de la tecnología. Salvo que te hagan daño físico, un celular es inofensivo. Es como todo en la vida. El que inventó los impuestos, quiso que fueran útiles. Pero en manos equivocadas, se pudre todo. Son las manos las que operan. Por eso tendríamos que redefinir lo que representa ser un periodista o un comunicador.
-¿Hay algo que te moleste de la Televisión deportiva?
Sí. No existen mujeres en los puestos donde se deciden los contenidos de los programas. Es como si en las familias solo se educara con el punto de vista de los hombres. Está muy desbalanceado. Se hacen productos para hombres y lo que se cree que les gusta a las mujeres. Tiene que haber opinión femenina dentro de esa área de producción.
-¿Qué es para ti ser periodista?
Fíjate hay gente que se sabe todo los nombres de los jugadores, pero no es suficiente. El periodismo tiene una ética. No se vale decir todo lo que piensas nomás por decir. Lamentablemente sigue habiendo los comentarios racistas y misóginos. El periodismo puede avanzar a donde quiera pero sí deberíamos establecer cierta ética para seguir contribuyendo para el desarrollo cultural de este país. Dentro del privilegio que es estar en los medios, también está el compromiso de aportar algo a México. No creo que todos lo hagan, pero yo sí (Risas). No puedo pelearme con todos los que digan comentarios misóginos porque no voy a acabar nunca. Entonces, cuando participo en alguna transmisión, mis compañeros no lo hacen. Creo que he ganado esa batalla. Y cuando alguno se atreve, no lo dejo pasar. Prefiero perder oportunidades antes de negociar con ciertos valores que tengo.
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A este joven oriundo de San Luis Potosí, lo atrapó un show deportivo que transmitían en Estados Unidos. Estudió leyes y vivió en Alemania, pero su camino estaba trazado para ESPN. Ganador del “Dream job”, concurso para descubrir joven talento en la unión americana, obtuvo el derecho de cubrir el Mundial de Alemania en 2006 junto a los profesionales. A su regreso le ofrecieron un lugar fijo, gracias a su capacidad innata para comunicar lo acontecido en la rama deportiva. Consciente del lugar donde trabaja, se levanta todos los días para seguir ganándose su lugar.
Es aficionado del Manchester City desde sus lejanos tiempos de pobreza, gracias a una banda de rock emblemática. Los hermanos Gallagher compartieron el éxito de Oasis, además de la afición por el tradicional equipo chico de Manchester. Al preguntarle sobre su canción favorita, responde «Do You Know What I Mean?», sin dudarlo. Movió todos los contactos que tenía para poder entrevistar a Noel, alma creativa de las canciones del conjunto británico. “Chicharito es un estúpido”, declaró el artista. La nota le dio la vuelta al país, mientras Mauricio se consolidaba como un referente de los medios de comunicación, con su discurso refrescante y lleno de conocimiento.
-Llegas a los medios sin haber estudiado algo referente, ¿Te escogieron a ti los deportes?
No, no creo que me hayan escogido porque al final siempre tienes la opción de decirle que no a lo que quieras. Imagínate si no fuera así, la vida sería muy difícil. Yo corrí con mucha suerte por haber entrado por un concurso. Aunque, creo que es un medio tan grande y basto, que independientemente lo que estudies, tienes muchas bases que te sirven para desarrollar una carrera. Yo soy abogado. Si hubiese sabido desde un principio que me iba a dedicar a esto, muy posiblemente hubiese vuelto a estudiar leyes.
-¿Qué opinas del auge de las redes sociales? Decía David Remnick, editor de The Newyorker, que mal periodismo hubo siempre, pero que ahora tenían un foro.
Sí, claro. Como redes sociales, tienen a favor la inmediatez. En eso es lo que ha cambiado. Todo es más rápido, inmediato y cercano. Realmente si vemos el concepto, su razón de existir, es eso y creo que logró su cometido, en el sentido de acercarnos a todos. Para mi esa es la gran virtud. En el periodismo es más evidente porque la manera que obtenemos nuestras noticias cambio para siempre. A mí me causa un reto, porque antes, cuando yo veía Sportscenter en la televisión, lo hacía para enterarme de lo que no había podido ver durante el día. Ahora dar una noticia es algo que ya todo mundo sabe. ¡Es un gran reto! Tenemos que darle un valor agregado a la información que voy a dar como medio. Es una responsabilidad altísima con el televidente.
-Viviste un tiempo en Alemania, ¿Qué fue lo que más te dejó como persona?
No te voy a decir tanto en periodismo porque no tenía ni idea que iba incursionar en esto. El principal valor que aprendí, es la perfección con la que hacen las cosas. Que no la vas a alcanzar pero la vas a perseguir y en la medida que lo hagas, más cerca vas a estar de un producto bueno. Ellos quieren hacer todo así y lo sienten como un valor intrínseco en su manera de ser. Nacen con ello. Lo aprenden de manera natural. Porque también tienen sus problemas. Tú vas a Berlín y sigues viendo las diferencias entre las dos Alemanias que quedaron divididas. Lo que pasa es que son culturalmente tan fuertes, en tantos sentidos, que es muy difícil para ellos no entenderse como exitosos. Y es algo que el latino no lo tiene tan arraigado y deberíamos tenerlo.
-ESPN le ha dado un tono fresco a la forma de dar información. Sin embargo, sigue habiendo esa solemnidad en muchas partes. ¿Qué te parece esa forma de informar?
La aborrezco, no me siento parte de. No me siento parte de ese medio o de esa forma de hacer periodismo en México. Nunca me gustó. Yo crecí viendo a Televisa y TV Azteca durante mucho tiempo, porque no tenía otra opción. Pero después, gracias a las posibilidades que me dieron mis papás de estar en otros lados, pude ver a ESPN de Estados Unidos. Eso me abrió mucho los ojos porque vi que era totalmente distinto. Para empezar, me gustaba más lo que hacían allá, no se por qué, es una cuestión de gustos. Me parecía que era muy puro, mucho deporte. No hablaban de directivos o federativos. Después entendí porque hablaban de eso aquí. Comprendí la relación tan estrecha entre quien maneja el deporte en nuestro país y quien lo transmite. Ahí hay algo que no funciona. No porque no deba de tener una relación, sino por el tipo de. Eso ha ido contaminando el ambiente. Entonces nunca me he sentido parte de ese ambiente porque he querido hacer las cosas, bien o mal, con mi estilo.
-¿Trabajarías para alguna televisora?
(Duda) Sí, trataría de hacer mi trabajo con mi estilo, como te dije. Pero la verdad sería muy difícil. ESPN es una empresa de la que muy difícilmente te quieres ir. No me he planteado algo más allá. Pasa que te ofrece tantas cosas y a un nivel tan alto que no necesitas mucho más, depende de ti. No es lo que te den, sino como lo aprovechas. Ahí está la diferencia entre todos los periodistas. La plataforma está ahí. Yo creo que los buenos se van quedando dependiendo como aproveches. De lo que estoy seguro es que no hay otro lugar que te de una plataforma como el lugar en donde estoy.
-Hay un cliché generalizado sobre el periodista deportivo, lo ven como el que no sabe mucho.
¡Tienen razón! Yo cuando empecé a dedicarme a esto, comprendí eso y es una pena. Pero es que es hablar del medio en general, algo que es muy injusto porque hay excepciones muy honrosas. Es un medio muy poco preparado, conformista, chayotero y que aspira a poco. Y eso a lo que aspira, tampoco es que sea muy alto. Insisto, hay valiosas excepciones. Pero es cierto que muchas veces el periodista deportivo, no tiene mucho más que ofrecernos que su, ni siquiera conocimiento, sino su opinión ambigua de lo que ve.
-¿Por eso se han abierto las puertas de tanto exjugador como analista?
Para mí es una buena dinámica. Quien lo vivió te puede dar un punto de vista diferente. Ahora, también importa cómo lo viste y cuáles son tus herramientas para entregar ese conocimiento. Ahí es cuando ves a exjugadores que no tienen ni idea de cómo expresarse y lo dicen fatal. Hay otros en cambio que lo hacen muy bien. Me voy a limitar a los que tenemos nosotros, porque es lo que tengo más cercano. Creo que Francisco Gabriel De Anda, Luis Roberto Álves “Zague”, Tomás Boy, Rafa puente y Roberto Gómez Junco lo hacen muy bien. Hay muchos otros que han aprendido a expresarse. Todo eso lleva a otra discusión, porque hay casos donde te dicen: «pero tú no lo jugaste, de qué vas a hablar». Eso para mí, es la estupidez más grande que he escuchado en este medio. Cada vez que escucho a alguien decir eso, se le acaba el crédito conmigo. Yo no he hecho ninguna película o preparado una barbacoa y no quiere decir que no me pueda expresar sobre sí son buenas o malas. Ese son los tipos de vicios que están plagados en nuestro medio y le hacen muchísimo daño.
-Tenías un blog en espndeportes.com, ¿Te gustaría involucrarte más en prensa escrita?
Me encantaría, claro. Pero me parece que me hace falta mucha disciplina. Pero sí me siento preparado. Creo que algunas cosas que he hecho al respecto han sido bastante buenas, pero insisto, me falta mucha disciplina, la misma que me hace falta para leer más. Porque yo ahí sí creo que el que no lee, no puede escribir bien. Uno de los libros que más me maravilló este año es Dios es Redondo de Juan Villoro. No lo había leído. De hecho se lo presté a (David) Faitelson y no me lo ha regresado. Con ese libro me pasó que conforme iba avanzando, hacía muchos corajes porque decía «por qué no se me ocurrió primero a mí». Tiene tantos fragmentos memorables.
-Desde tu perspectiva, ¿Cómo está el periodismo deportivo? ¿Promueve distraer a la sociedad?
No se sí es un distractor, es un relajante social eso sí. Para mí, el periodismo deportivo está mejorando y mucho. De cuándo yo entré, hace siete años, he visto saltos gigantescos. Hay mucha gente en muchos medios que me encanta lo que hacen. Peor sí creo que ESPN tiene a la mejor cantera, porque tenemos gente con mucha capacidad. Gente como Antonio Rodríguez, León Lecanda y Marcelino Fernández del Castillo, por poner un ejemplo, son muy buenos reporteros. Después en los que están más en estudio también hay gente con potencial. Alex de la Rosa, Eitam Benezra, en fin. Pero insisto, también hay en otros lados. Rodolfo Landeros en Univisión, creo que hace un gran trabajo.
-¿Qué tiene diferente esta generación a la de la vieja escuela?
Creo que en general somos una generación más preparada. Yo de niño escuchaba a Antonio de Valdés y quería ser como él. Siempre lo decía, y lo sigo diciendo. Acabo de escuchar que cuando tenía 18 años, ya estaba haciendo sus primeras transmisiones y eso es algo impresionante. Ellos fueron una generación que no tuvo las herramientas necesarias para prepararse al máximo nivel. Ojo, no lo digo de forma peyorativa porque son muy capaces y muy buenos. Antes podías entrar de 17 años. Ahora creo que no es así. Nuestra generación ha entendido que tiene que prepararse mucho más. Ahora hay más espacios, más competencia. Eso hace a la selva más brava. Los que acabáremos dentro de 15 años siendo los referentes para los chavos, vamos a llegar más preparados. Y eso, es un atraso natural de México. Estoy convencido de que este país está, en todos los conceptos del mundo, atrasado dos generaciones con respecto a Europa y una generación y media con respecto a Estados Unidos. Lo que estamos viviendo ahora ya lo vivieron allá.
-Llegar por medio de un concurso (Dream Job), ¿implicó tener que esforzarte el doble para demostrar que vales?
Todos los días me esfuerzo el doble. Todos los días es como jugar el Superbowl para mí. Es mi forma de ser, lo que tengo de mentalidad.
-¿Es difícil entrar a ESPN? ¿Cómo es el proceso?
Es muy difícil entrar. No se cuál sea el proceso, yo lo hice por medio de un concurso. Te puedo decir que esa oportunidad se da cada cuatro años. No creo que haya un camino, hay muchos. Si le preguntas a Alex de la Rosa, Eitam Benezra o Marcelino Fernández del Castillo te dirían que es sufrirla durante años porque ellos entraron como asistentes de producción, que es, en la escala de jerarquías, desde donde se empieza. Y ellos con su talento, demostraron que podían hacer más cosas. Si le preguntas a León Lecanda, te diría que es hacer carrera en otro lado porque el empezó en el Diario Reforma. Estuvo cuatro años ahí, le interesó hacer televisión, consiguió un contacto, presentó lo que había hecho y a la empresa le gustó. Entonces hay muchas formas. Creo que más que un camino, hay actitudes y aptitudes que te llevan a ESPN porque yo creo que allí, solo entran los mejores. El nivel de competencia es altísimo.
-Tú naciste en provincia, ¿Cómo están los medios en esa parte del país?
Muy limitados. Deberían estar mejor. En Guadalajara y Monterrey hay más recursos y puedes ver más talento. El punto es que talento hay en todos lados. En San Luis, leo opiniones deportivas muy bien hechas. Pasa que el campo de verdad es muy limitado, porque nuestras competiciones también lo son. Por ejemplo, en Estados Unidos puedes tener una gran vida siendo el reportero de los Steeleres de Pittsburgh porque hay recursos y los medios son ilimitados. Acá en provincia no pasa eso. Hay lugares donde se ha ido mejorando. En Torreón o en León e hace buena prensa local, pero en general tiene mucho que mejorar.
-Se han convertido en una competencia seria para los medios tradicionales
Las televisoras tienen un pavor increíble. Me lo han dicho off the récord algunos colegas. Tanto es así, que nos han limitado los tiempos de televisión para usar sus imágenes. Hubo una época que nos estaba yendo tan bien, que Televisa nos tiró una hacha. Ellos siguen teniendo todo el poder, aunque se ha abierto un poco más. Por ejemplo, tenemos una relación comercial positiva y sana con Tv Azteca. Ahora podemos pasar en vivo los partidos de Santos y Cruz Azul, algo que antes era impensado. Tenemos derechos de la Copa Mx. Para ellos, si bien no somos su enfermedad, somos comezón y se tienen que rascar.
-¿Cómo ha sido trabajar con José Ramón Fernandez?
Súper divertido. Para mí él es un referente del tipo de éxito que todos queremos tener un día. Es un maestro porque tiene habilidades que en la televisión nadie más tiene. Sus herramientas son únicas. Es un conductor con un talento privilegiado y que va a ser muy difícil que se repita. Además, tiene lo más difícil que se consigue en este medio: un estilo. Una vez que tienes eso, tienes recorrido el 70% del camino. Él se envolvió en la bandera del antiamericanismo y le dio un resultado excepcional. Pero lo más importante es que después de 35 años de hacer esto, sigue teniendo la misma pasión, es lo que más le aprendo.
-¿Cómo fue entrevistar a Noel Gallagher? Supongo que ha sido la más especial
Sin duda. Esa entrevista la busqué. Aproveché todos los medios posibles para encontrarlo. Desde 1997 soy del Manchester City. No conozco el Etihad Stadium, aunque conocí el Main Road. Hice el tour antes de que lo derrumbaran.
-¿Te hiciste del City por Oasis?
Sí. Era cuando Fox Sports comenzaba a pasar la Liga Premier y no tenía un equipo entonces. Me gustaba el Liverpool pero más por Steven Gerrard. El Arsenal me parecía un poco pechos fríos y el Manchester United me caía muy mal, desde siempre. Después, leyendo sobre Oasis, supe que eran del City y elegí. Luego me di cuenta de que apestaban como equipo y me tuve que aguantar muchos años hasta ahora, que cada vez que cargo gasolina, siento que voy colaborando con algún fichaje de la próxima temporada. Más ahora con la privatización de PEMEX.
-¿Qué significa ser periodista?
Bueno, de entrada yo no me considero un periodista, pero si un comunicador. Respeto mucho a los verdaderos periodistas, porque hay mucha gente que se acredita como tal y no lo es, son comunicadores. Es fácil distinguirlos.
-Muy pocos lo aceptan
No tengo problema con eso, creo que hago otras cosas bien. Mi madre y mi hermano son periodistas, y sé lo que es. Simplemente no me considero. El periodismo tiene una doble función tan noble como ninguna otra profesión tiene. La primera es generar emociones, sea cual sea. Y la segunda es ser el contacto con la vida real, desde la verdad de los hechos. No hay ningún otro oficio que pueda presumir eso.