Ciudad de México, 11 de diciembre (SinEmbargo).– La muerte de Nelson Mandela ha afectado los sentidos de innumerables disciplinas alrededor del mundo. Madiba es sin duda un emblema del ser humano. El sudafricano salió de prisión para ser electo presidente de su país, tomando ciertos estandartes simbólicos para reconstruir una sociedad dividida. Una de tantas fue el deporte, como el rugby y el futbol años más tarde. Los homenajes tras su muerte van viento en popa. Una competición estorbosa para la mayoría, inicia hoy entregada al recuerdo del mandatario singular.
La FIFA ha anunciado que en todos los partidos del Mundial de Clubes 2013 será homenajeado con un minuto de aplausos previo al puntapié inicial. En pleno territorio africano, la norma toma relevancia en tiempos incómodos donde la mayoría ya piensa en vacaciones decembrinas. Marruecos será la sede de una tradición intercontinental que se volvió más global cuando el máximo organismo del deporte más popular del mundo comprendió todas las ganancias financieras que podía sacar.
Desde 1960 hasta 2004, el ganador de la Copa Libertadores, galardón sudamericano y el vencedor de la Champions League, premio al mejor de Europa, se enfrentaban entre sí para determinar al mejor club del mundo entendiéndose como las dos confederaciones más potentes del planeta. En ese formato se construyeron viejas historias como las del poderoso Peñarol, primer campeón sudamericano, las hazañas de independiente o el recuerdo de aquel Boca Juniors que le dio una lección al Real Madrid en el inicio de la era galáctica. Desde 1980 se olvidaron de idas y vueltas, jugando un solo partido en Japón.
El resto de las confederaciones reclamaron protagonismo. Con el nuevo milenio se realizó un experimento que sigue en la memoria de una minoría mexicana. El Vasco de Gama fue campeón del primer Mundial de Clubes en Brasil. Era el año 2000, cuando Necaxa fue hasta territorio sudamericano donde Manchester United aprovechó para vacionar. El cuadro azteca terminó como tercer lugar venciendo al Real Madrid en penales. El intento fallido desde la organización, mantuvo aparcadas las intenciones de un torneo emblemático.
En 2005, todo cambió. El Mundial de Clubes se tuvo la seriedad normal que la FIFA le impone a la misma copa entre selecciones cada cuatro años. Con aval total, un torneo se interpuso entre el fin de año y la mitad del ciclo futbolístico. Solo en 2010, un equipo africano pudo acceder a la final. En las restantes ediciones, el trofeo se disputa entre Europa y Sudamérica, levantando una polémica egocéntrica sobre si hace falta tanto protocolo. La décima justa llega a Marruecos, tras nueve ocasiones en Medio Oriente. En la palestra están los poderosos Bayern Múnich y el Atlético Mineiro de Ronaldinho entre los participantes en medio de otros clubes que anhelan competir.
MONTERREY, EL REPRESENTANTE MEXICANO
En Monterrey, hay un orgullo por sus equipos de futbol. Los Rayados han visto crecer su palmarés internacional gracias al accionar que han tenido en la Concachampions. Un torneo que durante mucho tiempo se demeritó, debido a la ventana que la Conmebol le abrió al futbol mexicano en la Copa libertadores, con mucho más prestigio pero sin un premio por ser invitado. La Concacaf entendió el golpe mediático y económico sin la participación de los clubes aztecas en el torneo regional, poniendo en la mesa un pase al Mundial de Clubes en dado caso de ser ganador. El CF Monterrey comprendió el nuevo formato más que nadie, ganando las últimas tres ediciones de la competencia.
La primera participación del equipo Rayado fue en 2011 tras vencer en la final de la Concachampions al Real Salt Lake de Utah. Su participación en el Mundial de clubes causó mucha expectativa, la misma que se diluyó en los cuartos de final de la competencia al perder con el Kashiwa Reysol de Japón en penales. La esperanza mexicana de competirle a los mejores duró poco más de 90 minutos de tiempo corrido. La prensa nacional lo describió como un fracaso mayúsculo. Desde el norte defendieron su postura como mejor lo han sabido hacer en los últimos tiempos.
Para 2012, Monterrey se enfrentó al Santos de Torreón en una final de dos partidos cardiacos que se definió hasta los últimos momentos. Con Victor Manuel Vucetich comandando el barco regiomontano, regresaron a la competencia internacional de clubes. Con ganas de revancha, llegaron a semifinales frente al Chelsea londinense, flamante campeón de la Champions League tras haber vencido al Bayern Munich en el mismo Alianza Arena con todo en su contra. La superioridad inglesa terminó con el partido 3-1 a su favor, teniendo que consolarse con el tercer lugar que obtuvieron después de ganarle al Al Ahly de Egipto.
Victor Manuel Vucetich no está más en el banquillo rayado, tras haber sido usado por la Federación Mexicana de Futbol en el desfile vergonzoso en el tramo final del hexagonal. Antes de partir, conquistó por tercera vez la Concachampions tras ganarle un partido memorable otra vez a Santos, después de darle vuelta a un marcador adverso por dos goles. Monterrey afronta su tercer Mundial de Clubes anhelando superar el tercer lugar del año pasado. Como contendientes, una máquina perfecta que goza golear en Europa como el Bayern Munich y un histórico Ronaldinho a la cabeza de un equipo brasileño son los obstáculos a vencer.