Ciudad de México, 20 de noviembre (SinEmbargo).– A finales del año pasado, Juan Manuel Márquez provocó un terremoto de emociones gracias a su mano derecha. Faltaba un segundo para que terminara el sexto round cuando Manny Pacquiao se encontró con el guante diestro paciente del mexicano. El filipino cayó fulminado ante el drama que invadió el ring por la inmovilidad de Pacman. A partir de ese momento, las especulaciones sobre el retiro de ambos peleadores comenzaron a vestir los análisis deportivos.
Pacquiao, a sus 35 años, es uno de los mejores pugilistas de la historia. Con un movimiento de piernas único construyó una historia que ha llegado hasta rozar la política de su país. Su imagen es tan potente, que ha llegado al congreso de su país para darle más tono a su voz autorizada. Un atleta que lo ha logrado todo tenía ante sí la difícil decisión de dar un paso al costado, debido a un golpe certero de uno de sus más acérrimos rivales nacido en la capital mexicana. Tras once meses de ausencia, negando su adiós, Manny vuelve a los encordados frente a un estadounidense bravo que no escatima con lo que pueda lograr.
Brando «Bam Bam» Ríos estuvo en Aguascalientes, México en 2008 cuando derrotó a Ricardo Domínguez. Meses más tarde venció a Daniel Valenzuela durante la feria de Tepic, Nayarit. El texano ha disputado sus únicas dos peleas fuera de territorio estadounidense en suelo mexicano. Con otra magnitud en el entorno, su tercer combate será con miles de reflectores de carácter internacional. En Macau, China, este sábado el regreso de Pacman Pacquiao se da frente a un combatiente de 27 años que tiene de frente la pelea de su vida.
«Lo he dicho y lo repito, voy a retirar a Manny Pacquiao, su momento ya pasó. Fue el mejor en un tiempo, pero le llegó el momento de irse porque hay sangre nueva en el boxeo, que está lista para tomar su lugar, y voy a demostrar yo soy uno de los candidatos a tomar su lugar», declaró tajante y con descaro el Bam Bam. Sin una pizca de respeto hacia la trayectoria de su rival, Ríos entiende que la consolidación de su carrera pasa por vencer a quien es considerado el mejor boxeador de la década. Nacido en Lubbock, entrenado por el mexicano Robert García, ha cerrado su participación en suelo chino.
El regreso de Pacquiao levanta expectativas, como lo ha hecho desde siempre. Manny es favorito ante los ojos del mundo. Quien además de boxeador y político, ha sabido ser cantante, corre el peligro de enfrentar el retiro en dado caso de que una sorpresiva derrota llegue desde el Oriente del mundo. La tercera derrota consecutiva, dejaría claro que los mejores tiempos de Pacman son un viejo y melancólico recuerdo en la memoria de los aficionados al boxeo. Enfrente tendrá a un rival que no solo tiene condiciones, sino que tiene ganas de quedar en la historia como el causante del retiro de uno de los más grandes.
Pacquiao era mejor que Márquez en diciembre del año pasado hasta que ese fatídico segundo llegó sobre su rostro en forma de un guante mexicano. «Son cosas del boxeo», lo definió Pacman con mucha tranquilidad. Con la confianza recuperada, bromeó al pedir a «Mayweather y Márquez en la misma noche». Mientras Manny arriba a Macau, Ríos espera como con depredador oliendo la sangre. La experiencia de Pacquiao, frente al ímpetu del texano Bam Bam. La noche del sábado, una historia pugilística exitosa, está en juego.