Ciudad de México, 13 de noviembre (SinEmbargo).– Hace unos días, en medio de la Copa de Maestros de Londres, Novak Djokovic se quejó abiertamente de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) debido al castigo impuesto a su compatriota Viktor Troicki por negarse a presentar un control antidoping a pesar de contar con un permiso médico. El 2 del mundo, capaz de animar a miles espectadores en una grada de cualquier torneo, también tuvo voz para quejarse de lo que consideraba injusto. El reclamo de Nole era un dolor de cabeza más para el organismo regulador en los últimos años.
Durante esta semana, Johannesburgo es la sede donde cientos de delegados de la AMA se reúnen para intentar sepultar de una vez por todas las dudas generadas en torno a la labor reguladora de sustancias prohibidas. Con investigaciones en Kenia y Jamaica en puerta debido a irregularidades provocadas por constantes reclamos en torno a los atletas representativos de aquellos países, la agencia ha decidido intentar recuperar el prestigio que se fue perdiendo de a poco tras el escándalo mayúsculo que provocó la confesión de Lance Armstrong.
Con la única intensión de revalidar el esfuerzo por tener un deporte libre de escándalos por doping positivo, a partir de 2015 se ha acordado poner en vigencia un nuevo Código Mundial Antidopaje el cual dobla las sanciones mínimas por cualquier caso de trampa. Ante el nuevo panorama legal, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, serán la primera prueba grande donde se podrá ver lo que recién se acaba de acordar, a la espera de 12 meses para que entre en vigor. En las juntas, el apellido Armstrong se nombra como un parteaguas.
Roger Federer fue en contra del reclamo de Novak, al considerar que los controles no eran suficientes. El mejor tenista de la historia, recordaba que hace años se aplicaban muchos más exámenes que hoy en día. La AMA ha tomado este punto, para oficializar el incremento de pruebas, siendo mucho más selectivos y variados. La autoridad se ha esparcido a investigaciones policiales, dándoles el mismo valor a un positivo salido de cualquier prueba en cualquier de toda competencia. El castigo por doping duro será de cuatro años, en lugar de dos.
Durante años, algunos atletas se han aprovechado de las lagunas del sistema para favorecerse utilizando sustancias prohibidas. Tal vez ninguno como Lance Armstrong. El ciclista que cautivó al mundo con una historia de éxito que supo superar un cáncer de testículo y ganar el Tour de Francia en varias ocasiones, para terminar confesando que no se podía ganar sin estar dopado. El estadounidense dio a conocer todo un sistema nuevo para escapar de dar positivo.
Pendientes de que las nuevas regulaciones se adapten a legislación internacional, también se elegirá al sustito de John Fahey como presidente del organismo. “El dopaje ha sido y continúa siendo una de las mayores amenazas a las que tiene que hacer frente al deporte”, declaró el mandatario quien deja su cargo con muchos asuntos pendientes que resolver. Con una lucha encarnecida por limpiar su nombre, la AMA ha resuelto cambiar las normas establecidas. Con mucho más castigo, se espera que el deporte tenga una trasparencia perdida tras el caso de un súper atleta que defraudó a millones de personas.