Ciudad de México, 7 noviembre (SinEmbargo).- “Mi disco Desfado, aunque su nombre pueda sugerir lo contrario no intenta negar el fado, sino deconstruir el género tradicional de Portugal, mezclándolo con el jazz”, dice la cantante portuguesa Ana Moura, quien recientemente ofreció un concierto en el Lunario del Auditorio, en su segunda visita profesional a México.
Nacida en Santarém en 1979, inició su recorrido discográfico con Guarda-me a Vida na Mão (2003), luego de que unos productores holandeses la descubrieran en un local nocturno donde actuaba.
Grabó después Aconteceu (2005) y Para Além da Saudade (2007), con temas como “Os Búzios o O Fado da Procura”, que la hizo muy conocida entre el público de su país.
“En la música portuguesa contemporánea, los discos que salen recuperan la tradición, pero al mismo tiempo se visten con un ropaje actual, abrevando de otros géneros”, dice la artista en entrevista con SinEmbargo.
ENTRE PRINCE Y HERBIE HANCOCK
Su voz es grave, llena de recursos y por su hondura interpretativa ha conseguido el reconocimiento de los críticos.
En 2008, recibió el premio Amalia, que lleva el nombre de la mítica Amala Rodrígues y entre el mainstream musical estadounidense tiene fanáticos famosos como Prince, Mick Jagger y Herbie Hancock.
Con los tres ha compartido escenario y seguramente uno de los momentos más estridentes de la cantante portuguesa fue cuando de manera sorpresiva, en el Festival de Rock de Lisboa, la diminuta estrella de Minneapolis la invitó a cantar estremecedores clásicos del fado, entre ellos «Vou dar de beber à dor».
En Desfado, el reciente disco de Ana producido por el famoso Larry Klein, el gran pianista de jazz Herbie Hancock participa con el tema “Dream Of Fire”, una de las canciones en inglés del disco álbum, compuesta por la propia Moura.
Por otra parte, el saxofonista Tim Ries – quien se encargó de presentar a Ana con los Rolling Stones y los llevó a compartir el mismo escenario – colabora en la canción “Havemos de Acordar”.
En Desfado, la inigualable voz de Ana es acompañada por músicos como el bajista David Piltch (Bob Dylan, k.d. lang), el guitarrista Dean Parks (Marvin Gaye, Stevie Wonder), el percusionista Jay Bellerose (Aimee Man, Ani DiFranco) y el tecladista Patrick Warren (Fiona Apple, Bruce Springsteen).
Como toda artista portuguesa debe enfrentarse de las puertas para afuera con la preeminencia de la música brasileña, una de las más importantes del mundo. “A mi país vienen muchos artistas brasileños, pero no es común que artistas portugueses actúen en Brasil”, reconoce, no obstante lo cual ella ya ha pisado con éxito los escenarios de San Pablo y Río de Janeiro.
De sus compatriotas alaba la fidelidad que sostienen sus tradiciones, entre ellos la música, un arte que respetan e intentan proteger cada día más. “Felizmente, los portugueses aprecian todas esas cosas que hacen parte de sus raíces culturales, desde la comida hasta los famosos azulejos, incluida por supuesto la canción popular”, afirma Ana.
“Los jóvenes abrazan el fado con devoción y en un país con tantos problemas sociales como Portugal, la música de raíz representa un rayo de esperanza para las nuevas generaciones”, agrega, al tiempo que destaca la voluntad de los artistas modernos de su país por abrir las fronteras.
“Hace ya dos meses que estoy girando por todo el mundo. Inicié en los Estados Unidos, seguí por Canadá, Colombia, ahora estoy en México y me voy al Norte de Europa. Me entrego muchísimo a lo que hago y cada vez intento hacerlo mejor”, concluye.