Ciudad de México, 1 de noviembre (SinEmbargo).– A mediados de este año, se vio a David Beckham en el American Airlines Arena, gozando de Lebron James y el Miami Heat. Sentado en primera fila, donde los asientos cuestan cerca de dos mil dólares, el ex futbolista del Real Madrid y el Manchester United, ha levantado un sinfín de noticias sobre una nueva franquicia en la Major League Soccer (MLS). El inglés de 38 años, se retiró del profesionalismo en el Parque de los Príncipes de París, enfundado en la camiseta del millonario PSG. Una nueva faceta se vislumbra para uno de los jugadores que marcaron el ritmo del mercado en las últimas décadas.
Beckham llegó a Los Ángeles en 2007 para formar parte del Galaxy de esa ciudad. En medio del discurso que dio recién llegado al club, cambio la palabra Football por Soccer, ante el aplauso de la concurrencia. Llevaba en el cuello una bufanda de su nuevo equipo y la sonrisa intacta de quien sabe posar ante la constante cámara que lo ha seguido durante toda su carrera. El inglés, casado con un spice girl, pronto comprendió que el glamour en el mundo futbolístico era un apartado que muy pocos habían sabido explotar. David, lo hizo mejor que nadie, revolucionando el deporte más popular del mundo.
Pronto, el internacional inglés de gran pegada con su pierna derecha, escogía donde jugar dependiendo la ciudad del equipo. Tras salir de la industrializada Manchester, vivió en las lujosas Madrid, Los Ángeles, Milán y París. Beckham se convirtió en un símbolo, más que en un futbolista. Lejos de ese mote, el jugador británico nunca dejó de correr y seguía sorprendiendo por su entereza física y su eterno golpeo exquisito a la pelota. Junto a su labor deportiva, iba una imagen constante repleta de sueños o ideologías que muchos hombres deseaban por el simple hecho de sentirse como él. La MLS, visionaria, espero con ansias la llegada de la mega estrella.
En una cláusula sin precedentes, el contrato de David estipulaba que al final de su aventura con la entidad angelina, debía promover una nueva franquicia para dejar su legado perdurable más allá de los goles de tiros libres que anotó. Ahora, la ciudad que reina el baloncesto profesional de los Estados Unidos, espera con ansias la llegada del carismático Beckham. A su lado, se empiezan a vislumbrar empresarios para invertir en el nuevo proyecto deportivo. El ex jugador de la selección inglesa, aportaría de su bolsa 25 millones de dólares para dar el puntapié inicial a la aventura.
Se prevé que la inversión incluya un estadio nuevo exclusivamente para futbol. A penas en mayo, David se retiró del profesionalismo en medio de sus lágrimas mientras salía de cambio vestido con la playera del PSG. Cuando acabó su contrato con la MLS a finales del 2012, dejó claro que el vínculo que tenía con la liga norteamericana iba mucho más allá de su participación con la entidad californiana. “Quiero formar parte de su estructura como inversor en un futuro”, aviso Becks. El momento actual, implica cambios próximos a la estructura de una liga que sigue trabajando en su crecimiento.
Un portavoz de la MLS, aseguró a medios británicos que las conversaciones con el jugador, pero que será él quien decida hacer público el acuerdo cuando se haga oficial. En 2015, ya se tiene asegurado una nueva franquicia en Nueva York, vinculada con el Manchester City. El plan es que para 2020, haya un total de 20 equipos. La incursión de David es un refrescante de inversión para un país que se ha posicionado como el mejor de la CONCACAF desde el ámbito de selecciones. Su liga, aún lejos de la élite, se ha colgado del poder de un ex futbolista que revolucionó con su buen toque de balón y su imagen, la pasión de tantos seres humanos.