Ciudad de México, 25 de octubre (SinEmbargo).– Para muchos, es una medida para combatir el mercado infravalorado por ciudadanos franceses con motes de directivos con sueldos estratosféricos. Para otros es un acto de populismo que castiga la remuneración del talento y del esfuerzo.
François Hollande, Presidente de Francia, ha puesto en escena hasta el pago de 75% en impuestos para las declaraciones superiores al millón de euros. En medio de discursos ideológicos, la polémica creada por esta iniciativa tiene al país galo de cabeza mientras miles de especialistas analizan el futuro inmediato debido a esta decisión. Entre la fuga de capital, y el intento por frenar la brecha entre clases sociales, una sociedad ve como el futbol está amenazado.
El Paris Saint Germain, uno de los clubes más emblemáticos del balompié francés, reconvirtió su historia basándose a la inyección de una cantidad considerable de capital. Al Parque de los Príncipes llegaron inversores cataríes con la intención de competir en Europa con los clubes más establecidos del viejo continente. Sin mucha mesura y con mucha determinación, se contrató a destajo grandes nombres que figuraban en las grandes ligas europeas. De pronto, la liga gala era un destino atractivo para todos aquellos que eran conocidos como “cracks”. Un paraíso fiscal comparado con Italia o España, donde se les pide casi el 50% de sus ingresos.
En Mónaco, el equipo del principado, anexo a Ligue 1, siguió los pasos del gigante parisino con la llegada de dinero ruso. Un equipo recién ascendido, se hizo de los servicios del mejor centro delantero del mundo. Radamel Falcao se fue entre lágrimas del Atlético de Madrid más a la fuerza que con ganas de buscar nuevos horizontes. Alrededor del colombiano se edificó un equipo que hoy le compite de tú a tú al PSG. En un estadio frío, donde la mayoría de sus asistentes son tal vez más millonarios que los propios futbolistas, juega una escuadra que quiere ser tan grande como sus aspiraciones. Anexado, más no parte de, los futbolistas del AS Monaco se libran de la nueva medida fiscal, pero se suman a una medida que han tomado en la Liga.
“Es por supervivencia”, declaró Jean-Pierre Louvel, Presidente de la Unión Francesa de Clubes de Futbol. Los clubes de primera y segunda división, han acordado no jugar del 29 de noviembre al 2 de diciembre. Un paro de labores provocado por la decisión gubernamental que amenaza con romper la estabilidad económica de un campeonato atractivo de la noche a la mañana para distintas partes del mundo. La medida pretende intentar que el socialista Hollande, recapacite su decisión recién establecida como ley. El poder del balón, vuelve a ponerse frente a frente con las instituciones burocráticas.
El mandatario francés ya ha moderado la medida, debido a las protestas de varios sectores sociales, dejando a particulares fuera del rango. Solo las empresas que pagan el millón de Euros o más, tendrán que ajustarse. “La petición es la misma: Volveremos a solicitar que se retire el impuesto”, declaró Louvel respaldado por todas las entidades futbolísticas. La noticia llega tras la amenaza hecha desde hace unas semanas. Mientras para algunos ciudadanos, los sueldos de los futbolísticas es un insulto para los tiempos que se viven en Europa, hay otros que no quieren perderse una jornada de su equipo favorito.
Banderas de desigualdad en contra del pago merecido por el esfuerzo realizado en toda una vida. Francia vive bajo una medida de un socialista al que no le ha temblado la mano. El discurso de paro llegado desde el futbol, es una nueva amenaza que rompería con un torneo llamativo. La fuga de talento que se prevee, movería el mercado invernal como pocas veces se ha visto. Las negociaciones, en medio de una lucha de poder, mantienen atentos a varios equipos de futbol anhelando hacerse de varios jugadores que hoy figuran con acento francés.