Ciudad de México, 24 de octubre (SinEmbargo).– El Manchester United lo convirtió en el traspaso más caro en la historia del futbol inglés para un menor de 20 años. Wayne Rooney nació en Liverpool para convertirse en uno de los mejores jugadores del planeta. En 2002, días antes de cumplir los 17 años, marcó su primer gol como profesional. Tomó una pelota afuera del área y la puso en el ángulo superior derecho del mítico arquero David Seaman. El Everton rompía 30 años sin ganarle al Arsenal y el mundo le daba la bienvenida a uno de los baluartes más grandes de los últimos tiempos.
En Manchester United, el Teatro de los Sueños, como se conoce al estadio del United, vibra desde 2004 con un chico de talento superlativo. Casi 27 millones de libras pagaron los Red Devils por los servicios del juvenil atacante. Rooney tiene en su carácter el estigma ganador que le impide imaginarse lejos de los grandes escenarios, imposibilitado de aceptar la derrota. En el Everton, aprovechando las innumerables ofertas, apretó a los directivos para que lo dejaran ir debido a su deseo de competir por títulos. El equipo chico de Liverpool, opacados por el gran cuadro de Anfield, tenía en sus filas demasiado talento para tan pocas expectativas.
La llegada de Rooney fue un reto para Sir Alex Ferguson. Desde su posición en el campo, hasta su personalidad, se fueron moldeando de la mano de “Fergie”. Un chico extrovertido con acento raspado del norte inglés, supo ganarse un puesto en un equipo de alta tradición. El United se dio cuenta que había que construir un equipo a la altura de su ariete. Cristiano Ronaldo, fichado un año antes, se convirtió en un acompañante de lujo para Wayne. Sir Alex se encargó de moldear a dos jóvenes caracteres con talento distinto a la media. En 2008, los dos ganarían la Champions League.
Ese mismo año, Coleen McLoughlin se convirtió en la esposa del delantero. Los dos vendieron la exclusiva por poco más de tres millones de Euros a una revista. En un Yate ubicado en aguas italianas, se produjo una de las fiestas más recordadas del primer mundo futbolístico. La iglesia católica no ha reconocido el matrimonio debido a que el enlace religioso se efectuó en un monasterio. Rooney estuvo vinculado a un escándalo cuando tabloides ingleses aseguraron la relación entre el jugador y una joven prostituta llamada Jenny Thompson, con quien habría tenido encuentros sexuales mientras su esposa estaba embarazada. Al final, los rotativos tuvieron que indemnizar al jugador con 100,000 libras esterlinas. Después, el mundo lo vería injertarse cabello para evitar la calvicie prematura.
Desde 2010, le ha pedido al United que lo deje marcharse. Rooney quiere más gloria deportiva. Durante tres años, en cada ventana de fichajes, su nombre vuelve a acaparar la larga lista de rumores constantes. Old Trafford sigue aplaudiendo a su ídolo sin saber cuánto tiempo estará vestido de rojo. Este pasado verano, el Chelsea de Jose Mourinho, intento ficharle con insistencia. La dirigencia de los Red Devils, no tienen planes de traspasar a quien es considerado el mejor jugador inglés en la actualidad y uno de los mejores del mundo. Incapaz de estar a la altura de Real Madrid, Barcelona o Bayern Munich, el cuadro inglés quiere ver retirado a Wayne vestido de rojo.
Wayne tiene una deuda grande con su selección. Inglaterra, que se jacta de haber inventado el futbol, no goza de una tradición ganadora. Solo un Mundial, con final polémico incluido, está en su currículum desde 1966. Rooney tiene en sus espaldas convertirse en esa figura toda la isla espera para volver a reinar en un territorio que mueve a todo el país. Tras haber disputado dos Copas del Mundo, Brasil 2014 se presenta como una nueva oportunidad. Mientras su temperamento se ha ido moldeando, su futbol sigue en Manchester a pesar de su deseo por cambiar de aires. En la palestra, un tipo que paso de gran promesa a una realidad, aspira a dar el salto definitivo que lo confirme como uno de los mejores futbolistas en la historia.
