Ciudad de México, 20 de octubre (SinEmbargo).– En el medio tiempo del pasado Super Bowl, Danica Patrick (Wisconsin, 1982) apareció en dos comerciales. La franja publicitaria más cara, tuvo como protagonista a una mujer que se ha ganado con mucho esfuerzo el lugar preponderante que tiene en la cultura estadounidense.
A sus 31 años, es una de los personajes más emblemáticos del deporte, gracias al parteaguas ideológico que provocó con su llegada a un mundo machista como lo es el automovilismo, en especial la NASCAR. El mundo vio a Danica como actriz en el intermedio del espectáculo más esperado del año, pero su principal herencia ha sido lo que ha hecho con las manos en el volante.
Como cualquier piloto de élite de la Fórmula 1, inició manejando un kart. Su principal virtud ha sido saberse imponerse a pesar de la adversidad. Ganó varios campeonatos nacionales y se fue a Europa buscando nuevos retos. En el viejo continente experimentó la presión de un estilo distinto y el nivel fuerte de la Fórmula Ford.
Mientras crecía como deportista, fue formando una forma de ser que se adecuó a la belleza que irradiaba. Danica ha llamado la atención de revistas que le han hecho un sinfín de fotos que han circulado por la red. Se acostumbró rápido al lente de la cámara, supo manejar bien esa carta que le daba ser la distinta.
“Es como tener hijos, no puedes escoger”, responde siempre que le preguntan si prefiere más ser piloto o modelo. Patrick es una experta en promocionarse. Siempre atenta a los tiempos, camina tranquila sabiendo que hay alguien mirándola. Linda y frágil por fuera, es una competidora aguerrida por dentro.
A los 23 años, quedó en cuarto lugar en las 500 millas de Indianápolis. La tradicional carrera le otorgó la portada de la prestigiosa Sports Illustrated. Era solo el comienzo. Consiguió la Pole Position en Daytona. Su rol de mujer dentro del circuito la catapultó hacia la popularidad extrema que todo deportista de élite goza.
Mientras corría, tuvo que convencer a todos el mundo pendiente de la NASCAR. Lo que para muchos era una simple estrategia publicitaria, terminó siendo una historia de éxito. Con talento y dedicación, Danica se fue posicionando tal vez sin un éxito rotundo, pero si como alguien digno de la competencia.
El periodismo especializado, tan celoso como exigente, la condenó desde su arribo; hoy todo ha cambiado. Danica es la quinta deportista mejor pagada del mundo y está en el puesto 91 de las mujeres más influyentes del mundo. Su salario, de 12 millones de dólares anuales, supero a muchos futbolistas de élite.
Su imagen ha sido utilizada por empresas como Coca-Cola o Chevrolet, le dejan cerca de 7 millones en publicidad más lo que el equipo Stewart Haas Racing le paga como sueldo. La “Lady Nascar” tuvo fama por lo que expresaba físicamente y se ganó el respeto por su talento. En un mundo que aún no se quita del todo esos tintes machistas, su fortaleza ha inspirado a infinidad de niñas que sueñan ser como ella sin importar el rubro o el sueño que deseen. Ella sigue sonriéndole a la cámara que le pongan de frente.
Como cualquier otro atleta que haya provocado tanto, su nombre y apellido han causado una revolución. Nada es lo mismo desde que Danica llegó al automovilismo. Su nombre se ha convertido en un símbolo para tantas que anhelan a igualarla, o para entender que pueden tener cabida en el rubro que su pasión les indique. A la par de su poderío económico, de su talento deportivo, tuvo un honor que significa mucho más que aparecer en un programa de televisión. El mundo supo que Patrick era un emblema cuando apareció en South Park y Los Simpsons. Dos caricaturas legendarias, que no dejan entrar a cualquiera. Ella apareció sonriendo.