Ciudad de México, 17 de octubre (SinEmbargo).– Zlatan Ibrahimovic decidió jugar por Bosnia cuando era apenas un juvenil que estaba en la mira del Ajax de Amsterdam y empezaba a figurar en el mundo del futbol. Se dice que los federativos rechazaron al jugador por su edad, hay otra versión en la que el jugador recapacita su decisión, y a pesar de su amor por su padre bosnio, prefiere irse por su deseo de éxito profesional, desestimando no jugar por una selección que no figuraba como potencia. Al final, Ibra jugaría para Suecia y se convertiría en uno de los mejores jugadores del mundo. Mientras Bosnia construiría una historia que tomaría mucho tiempo en concretarse.
El 15 de octubre de 2013, entrará en el almanaque histórico de Bosnia-Herzegovina a la misma altura que el 5 de abril de 1992. Aquel día de principios de los 90, nacía un país que se independizaba de la hoy extinta Yugoslavia. En la zona de los Balcanes, Bosnia se convertía en una República Federal con todos los derechos. Un año después, como medida de identidad nacional, se creó la Federación de Fútbol de Bosnia y Herzegovina, anexándose a la UEFA. Un grupo de jugadores que hasta hace poco defendían a Yugoslavia, cambiaban de camiseta.
Con casi 4 millones de habitantes, Bosnia le ganó a Lituania por la mínima en el Estadio de Kaunas, la segunda ciudad más grande y referente cultural de los lituanos. Como visitante, los bosnios consiguieron su pase a Brasil 2014 por encima de Grecia. Por primera vez en 20 años, logran acceder a una fase final de Copa del Mundo. El sueño de un país, de toda una generación, se cumplía gracias a un grupo de jugadores que comprendieron lo que su labor significaba para una sociedad ávida de gloria deportiva.
Durante tres años, desde su independencia, Bosnia-Herzegovina vivió una guerra que dejó alrededor de 100,000 víctimas entre civiles y militares. La caída del comunismo, provoco una reestruturación ideológica y geográfica. Bosnia terminó con el conflicto gracias a un acuerdo para evitar que la capital Sarajevo quedara desecha. En 1995, un país comenzaba su historia. Han pasado 18 años y cuatro mundiales. Un equipo Bosnio, se plantó con personalidad en las difíciles eliminatorias europeas para acceder gracias a la diferencias de goles, a su primer justa. La hazaña se festeja en todo el territorio nacional.
Vedad Ibisevic ha entrado a la historia del futbol bosnio gracias al gol que anotó en Lituania. A sus 29 años, ha recorrido varios países con su familia debido a las consecuencias de la Guerra de Bosnia. En la Universidad de San Luis, en los Estados Unidos, aún se recuerda a un joven de grandes condiciones que fue fichado por el Paris Saint Germain con el que debutó profesionalmente. Hoy juega para el Stuttgart de Alemania, y se prepara para disputar su primera Copa del Mundo.
Edin Džeko es la figura de Bosnia. El actual delantero del Manchester City, es el estandarte orgulloso de todo un país. La nación balcánica jugó por primera vez en 1993 ganándole a Irán. Juegan de locales en Zelica, y tienen en su plantilla a varios nombres que figuran en las mejores ligas europeas. Pjanic es figura al lado de Totti en la Roma de Italia y Spahic es referente del Bayer Leverkusen. Džeko es su máximo goleador histórico con 29 goles, muchos de los cuales han significado ir a Brasil. Una selección primeriza estará en la máxima justa del futbol mundial representando a un país que ve en este logro, la consolidación como nación.