Ciudad de México, 30 de septiembre (SinEmbargo).- Frente a la Puerta de Brandeburgo arribó antes que nadie con su traje de maratonista color naranja, para sorpresa de todos. Después de 42 kilómetros de gran exigencia, un keniano revolucionó el récord impuesto del tradicional Maratón de Berlín. En la histórica capital alemana, Wilson Kipsang paró el cronómetro en 2 horas 03 mminutos y 23 segundos, 15 segundos antes de la marca impuesta por Patrick Makau en 2011. A sus 31 años, cumplía lo que años antes había profetizado.
Con la bandera de Kenia en sus hombros, alzó los brazos con la mirada en el cielo. Mientras relajaba el paso y el rictus de cansancio, la sorpresa entre los especialistas era mayúscula. Durante el trayecto, a 15 kilómetros del final, el ritmo del ganador iba por debajo de lo habitual. La planeación de un hombre que rompe con la filosofía tradicional del solitario atleta en el asfalto, estaba bien pensada. Capaz de administrar bien sus fuerzas, compartía el esfuerzo con otros dos que liberaban la carrera sabiendo que estaba todo en orden.
El año pasado, Kipsang se coronó en el Maratón de Londres en plena primavera inglesa. Meses después acabaría fuera del medallero olímpico. La evolución de un año para acá, le presentó algunas dificultades que condicionaban el resultado de esta competencia. Con la mayor temporada de lluvias en el invierno keniano, época favorita para entrenarse, las prácticas estuvieron sujetas a lo que las inclemencias del tiempo permitieran. La única confianza que tuvo partía de su interior, ni su propio equipo esperaba una victoria, mucho menos un récord tan marcado.
El atleta africano que tiene en mente la edificación de su hotel puso ayer en Alemania todo su talento y la fuerza mental necesaria para un largo trayecto que exige mucho más que trabajo físico. En los últimos cinco kilómetros, aceleró ante la mirada incrédula de los competidores que le habían aguantado el ritmo. Arrancó poniendo todo lo reservado, con esa última fuerza que los maratonistas dejan al final. En medio de los últimos tintes del verano recién acabado, un keniano volvía a poner el nombre de su país en una justa como esta.
“Hace 10 años, en este mismo Berlín, Tergat batió el récord del mundo, y aquel día me dije que algún día yo también será capaz de batir un récord en Berlín”, declaró el ganador sorpresivo quien superó por 1m 32s la marca de hace una década. Hoy, el sueño de un hombre que a los 21 años vio una meta que alcanzar, se cumplió con la sorprendente marca. Romper un récord por 15 segundos, implica una superioridad de un atleta fuerte de mente. Rey en una disciplina conquistada por etíopes, un keniano sonriente cumplió su sueño.