Ted Williams, ¿el mejor bateador en la historia? El debate del legado de Boston para el beisbol aún continúa

29/09/2013 - 12:30 am
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Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).– Conectó un home run en su último turno al bat de por vida. El episodio lo tomaría el periodista John Updike para escribir un memorable ensayo en la revista Newyorker. Un túnel en la ciudad de Boston y la Ruta Estatal 56 de California llevan su nombre desde 1992. Durante 19 años, Ted Williams (SanDiego, California, 1918- Crystal River, Florida, 2002) encumbró su nombre en letras legendarias dentro de las Grandes Ligas. Su poder en el brazo izquierdo sigue propiciando hoy en día, un debate intenso sobre si merece ser llamado el mejor bateador en la historia.

Miembro de los Boston Red Sox durante toda su carrera, sufrió la maldición de Babe Ruth y jamás ganó un anillo de Serie Mundial. A pesar de la trágica estadística, el duelo personal que tuvo con el Yankee Joe DiMaggio, ayudó a consolidar una de las rivalidades más pasionales en el mundo de los deportes. Ted cambió la forma de ver un turno al bat. Incapaz de mantener el buen nivel a la defensiva, siempre aceptó que su némesis neoyorquina era un beisbolista más completo. Su personalidad lo convirtió en un atleta raro para relacionarse, mientras su juego hacia ganarse a la fanaticada.

A pesar de ser arropado constantemente por miles de aplausos, nunca retribuyó el cariño. Orgulloso y rencoroso, nunca perdonó la mala crítica de los medios de comunicación. Mientras los tabloides se concentraban en su vida privada para señalarla como la principal causa de un error en el diamante, Ted increpaba directo a sus detractores sin el filtro emocional para guardar compostura. Acostumbrado a sentirse cariño, tampoco supo manejar alguna crítica de la grada. Nunca tuvo un gesto simbólico como quitarse la gorra y saludar. Para el bateador talentoso, el perdón no existía.

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En 1941 escribiría un capítulo que perdura hasta nuestros días. Ted Williams fue el último jugador que promedió .400 en la caja de bateo. Tras 72 años, ningún pelotero ha logrado empatar dicha marca emblemática. Durante 21 años se mantuvo activo como jugador, dos de ellos en el equipo de la Fuerza Aérea estadounidense donde fue honrado por sus habilidades destacadas como piloto. Una medalla aérea le fue entregada para beneplácito propio. Un beisbolista notable que era capaz de volar en medio de la Guerra de Corea. En plena mitad del siglo XX, se convirtió en un emblema nacional, el ejemplo del patriotismo norteamericano.

Fue ingresado al Salón de la Fama en 1966 donde su recordado discurso nombrando a Satchel Paige y Josh Gibson, figuras de las Ligas Negras que no tuvieron cabida en el segregado mundo de las Grandes Ligas, permitió una apertura de mente para eliminar cualquier prejuicio racial que seguía habiendo en la Gran Carpa. Fueron esos detalles los que encumbraron a un ser humano como figura de un equipo que se creía maldecido. Ted Williams era un apasionado de la pesca, en el 2000, fue ingresado al salón de la fama de la especialidad. Es probablemente uno de los estadounidenses más aptos atléticamente tras figurar como piloto, bateador y pescador.

Un paro cardiorrespiratorio acabó con su mermada vida. Un emblema que no pudo ver en vida cuando se rompió la maldición del Bambino en 2004. De Fenway Park se hablan muchas leyendas. Sin duda, la forjada por Williams es una de las más recordadas por la pasión fiel de los aficionados a un deporte de trascendencia nacional. “Quiero ser recordado como el mejor bateador que ha existido”, declaró Ted al principio de su carrera. Hay quienes lo afirman, hay quienes lo dudan, pero nadie lo niega rotundamente.

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