Ciudad de México, 2 de septiembre (SinEmbargo).- A 24 horas de que termine el mercado de fichajes en Europa, hubo un duelo psicológico de dos colosos que han sido protagonistas de las últimas semanas con un apellido de por medio. Gareth Bale ha sido portada de innumerables versiones de diarios deportivos en todo el mundo. A su precio exorbitante (91 millones de euros), se le une la batalla de dos frentes que han protagonizado Florentino Pérez y Daniel Levy, mandatarios del Real Madrid y Tottenham respectivamente.
El escenario para las presentaciones estuvo montado durante toda la semana en el estadio Santiago Bernabéu. Ayer lo tuvieron que quitar para el partido de los merengues ante el Athletic Club de Bilbao. Las especulaciones sobre la llegada del nuevo galáctico llegaron a los límites de la cordura. El periodismo volvió una práctica de predicción del futuro a la espera de la imagen del galés en el palco presidencial del Bernabéu. Con el tiempo llegando a su límite, Levy tuvo en sus manos una cifra nunca antes pagada por un futbolista y la desesperación de un magante español.
Acordada la transferencia, el fichaje no se hacía oficial debido al carácter duro de alguien que quiere a toda costa construir un equipo de élite en la difícil Liga Premier inglesa. Al norte de Londres, el Tottenham deambula entre las sobras pasionales que dejan Chelsea y Arsenal, los ricos de la ciudad. Los Spurs juegan en un estadio con aroma a historia, mientras su fiel afición se siente orgullosa de los suyos. White Hart Line es el recinto donde Bale se volvió uno de los mejores jugadores del planeta. Levy, con sus ojos bien abiertos, observó la evolución del joven talento bien sentado en su lugar de preferencia.
La inminente llegada de Bale a la capital española había generado una nueva forma de negociar en el mundo del futbol. El negocio frío de cifras y duración de contrato, se ha visto envuelto en la capacidad de un inglés para sacar de quicio a un español acostumbrado a tener lo que desea en el momento que pactado por sus propios tiempos gracias a su extensa cartera. Mientras todo eso sucede, los Spurs sufren en la cancha sin el alma de su mejor jugador. Con los papeles en la mano, Levy soltó a Gareth hasta el último minuto, sin haber entrenado formalmente las últimas dos semanas.
Una indemnización de 20 millones extra tendrá que liquidar el Real Madrid al Tottenham debido a un pre contrato que Bale firmó con el club español en el cual se pactó pagarle a los de Londres si el galés no era presentado antes de septiembre, según informó el diario El País. El acuerdo que en un principio fue secreto, llegó a oídos de Levy. Daniel cumple con el viejo cliché intelectual del hombre calvo inteligente. Con la frialdad de un hombre que tiene todo por ganar, jugó con la paciencia de le entidad blanca. Florentino Pérez se ha topado con un rival digno de sus escrúpulos.
Se ha pasado del futbol de conferencia de prensa, a la especulación de intentar adivinar el futuro. Como gurús, especialistas televisivos que cubren la fuente madridista, se aventuraron a poner fecha y hora de la presentación. Entre tanto, la pelota comenzó a rodar en todas las ligas de Europa con su buen juego, rápido y eficiente. Mientras los negocios predominan y la información genera risas, el aficionado merengue se imagina el futuro prometedor que les dará la pierna zurda de un futbolista único en el mundo. Daniel Levy, sonriente, con el pecho bien inflado, tuvo todo en sus manos ganando el duelo del ego millonario.
