La Súper Copa de Europa vuelve a reunir a Guardiola y Mourinho, dos colosos que el futbol extrañaba

29/08/2013 - 12:30 am
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Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).- Por primera vez en 14 años, la Súper Copa de Europa no se jugará en un ambiente insípido dentro de un estadio con poco aire de tradición futbolística. El estadio Luis II de Mónaco ha servido como sede tradicional. En el entorno del partido, el sorteo de la nueva edición de Champions League se realiza con toda la majestuosidad del principado. Este viernes, el trofeo se entregará en Praga, capital de la República Checa a donde dos equipos exitosos de la temporada pasada llegarán para disputar el primer trofeo continental.

En la cancha, dos escuadras renovadas jugarán gracias a los dos trofeos de gran trascendencia que ganaron la campaña pasada con dos timoneles distintos. Jupp Heynckes retiró del futbol tras ganarlo todo con el Bayern Munich. El triplete del club bávaro le dio una calurosa bienvenida a Pep Guardiola. En Londres, Rafael Benítez tuvo que sustituir a Di Matteo tras quedar fuera de la fase de grupos de la Champions League. La eliminación puso al Chelsea a competir en la Europa League, con un entrenador que nunca fue querido por jugadores ni afición.

El camino del Bayern y Chelsea en las competencias europeas fueron avanzando mientras conseguían superar fases con distintos estilos de juego pero igual de efectivos. La Champions League, el trofeo más deseado por los clubes europeos, fue entregado al Bayern en el majestuoso Wembley después del doloroso revés de la final de 2012. El Chelsea triunfó en Amsterdam con un gol de último minuto de Ivanovic ante el Benfica. Rafa Benítez se fue junto a Heynckes habiendo hecho la tarea. Meses después, dos tipos que alimentaron miles de páginas en el pasado reciente con su rivalidad, le darían un valor agregado a este trofeo.

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En 2010, el Barça borró de la cancha del Camp Nou al Real Madrid. Un 5-0 histórico que propició una guerra civil futbolística entre las dos entidades. Con dos entrenadores tan distintos en personalidad, una época apareció en el futbol mundial. José Mourinho, un portugués franco y mal humorado, combatió a Pep Guardiola, un catalán que gesticula cada pensamiento, desde cada micrófono que tuvo disponible. La lucha entre merengues y culés provocó una nueva forma de periodismo, nuevos adeptos sociales en los aficionados, un odio repentino nació abanderando a un individuo.

El año pasado, José Mourinho no ganó nada con el conjunto blanco. Su partida anticipada desde meses atrás, le dio vía libre al Chelsea. Ese lugar que definió como su lugar preferido para trabajar. Guardiola tuvo un camino más ajetreado. Hace dos años decidió alejarse del bullicio que había provocado en España y se retiró a Nueva York con su familia. Desde ahí aceptó el puesto de entrenador del Bayer Munich seis meses antes de acabar la temporada. La Súper Copa vuelve a reunir a dos colosos que re definieron el concepto de fanatismo.

El Eden Arena de Praga fue nombrado como sede para este partido un año atrás. La capital Checa se preparó para el evento sin imaginar el alcance mediático que tendría. Chelsea y Bayern Munich jugarán por un trofeo que se disputa entre los ganadores de la Champions League y la Europa League. Al vencedor se le nombra como súper campeón. El futbol, con su pelota tan llena de memoria, acomodó todo para que dos baluartes de los últimos años vuelvan a reunirse para competir, tal como el mundo los conoció.

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