Ciudad de México, 25 de agosto (SinEmbargo).- A sus 28 años, Lewis Hamilton tiene un campeonato de Fórmula 1 en su currículum. La joya británica fue creciendo a la par de las especulaciones que lo colocaban como alguien a quien se debía tomar en cuenta para el futuro. Hoy el inglés, y muchos más pilotos, están a la sombra del alemán Sebastian Vettel. El reto teutón alimenta el espíritu competitivo de Lewis que sigue dando pelea mientras sus ingenieros se rompen la cabeza para darle un bólido que esté a la altura de sus posibilidades.
El Gran Premio de Bélgica, con sus nubes cargadas de color gris y su bosque imponente, tendrá en la Pole Position a Hamilton. Será la cuarta ocasión consecutiva en esta temporada. El inglés intenta, desde su talento, recobrar ese estatus de campeón que tanto le costó conseguir. De mirada despierta, se recuerda todavía los conflictos que tuvo con Fernando Alonso cuando compartieron escudería. El español terminó yéndose de McLaren para competir por razones naturales sin incomodar a toda una institución.
Hamilton es hoy piloto de Mercedes. Escudería a la que llegó para sustituir a Michael Schumacher. El alemán necesitaba un reemplazo de altura, y desde la organización entendieron que el inglés era el indicado. Lewis se compró un avión privado que le costó poco más de 20 millones de euros. Amante de la tierra mediterránea, vive en Cataluña desde donde puede ver el mar y la montaña. La vida soñada de un ser humano quien desde muy joven supo transitar gracias al talento que tenía para conducir. Desde el Kart hasta la máxima categoría, ha sabido condimentar con su personalidad toda competencia donde participa.
La fama de un joven tocado por la gracia del talento inconmensurable, le movió los cimientos donde pisaba. Descontrolado, se enfocó más en lo que se hablaba fuera de las pistas. Sus relaciones, sus declaraciones y lo que decía la prensa, lo mantuvieron ocupado mientras su carrera de a poco se iba estancando para sorpresa de todos. Tiempo perdido que Vettel aprovechó para coronarse con dominio dictatorial. El cambio a Mercedes le propinó una calma que supo llevar a su vida personal. Orgulloso de sí mismo, se congratula de haberse decido por irse de McLaren. La escudería que contrató a Sergio Pérez ha tenido un año para el olvido.
Con la cabeza levantada, camina por los espacios del Paddock sabiendo que vive su mejor momento según sus propias palabras. Este domingo, en el cambiante Gran Premio de Bélgica, las capacidades y su temple estarán a prueba luego de conseguir la Pole. Hamilton, ubicado en el cuarto lugar de la clasificación general con 124 puntos, a 48 del líder Vettel, se ha reconvertido en todo lo que las expectativas que se generaron al principio de su carrera. La prueba ante un consagrado Vettel, será un evento de largo aliento digno del espectáculo de la Fórmula 1.
