Ciudad de México, 24 de agosto (SinEmbargo).- Su regreso a México, el pasado lunes, causó revuelo, pero sobre todo ojos tristes. A sus 53 años de edad, “La Reina del Pacífico”, la que inspiró canciones, arrancó suspiros y fue material de libros, ya no es la misma belleza de hace cinco años cuando fue detenida en un restaurante de la Ciudad de México, después de haberse arreglado las uñas.

Sandra Ávila Beltrán nació el 11 de octubre de 1960, en Mexicali, Baja California, en el seno de una familia de contrabandistas del estado de Sinaloa. Su tío es Miguel Ángel Félix Gallardo, conocido como «el Padrino», uno de los grandes capos de la década de los 80, junto con Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo. Su vida diaria transcurría en compañía de los señores de la droga, muy conocidos en su juventud.

Ávila Beltrán vivió desapercibida en Guadalajara, Jalisco, y Hermosillo, Sonora, hasta que la policía encontró más de nueve toneladas de cocaína en un barco en el puerto Pacífico de Manzanillo, Colima; el hallazgo motivó su detención el 28  de septiembre de 2007 y es a partir de entonces que se convierte en un personaje.

Su actitud durante el interrogatorio la convirtió en una figura: Ávila Beltrán aparece sonriente ante los elementos policiacos quienes le preguntan si conoce los delitos de los que se le acusa.

Ya presa en la cárcel de mujeres de Santa Marta Acatitla, en la capital del país,  hizo gala de su fama de “reina” y presentó una denuncia contra el Gobierno de la Ciudad de México ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), diciendo que en su celda había insectos a los que refirió como fauna nociva. También dijo que la prohibición de introducir alimentos de los restaurantes violaba sus derechos.

Se casó dos veces y ambos maridos –irónicamente– fueron comandantes de la policía antidrogas que llegaron a ser traficantes. Los dos fueron ultimados por asesinos a sueldo con el cuchillo por la espalda. La policía le atribuye su ascenso al poder en el mundo de la droga gracias a su físico pero antes que nada a su inteligencia para los negocios, a sus movimientos tranquilos, que son los de una reina de belleza, que según algunas voces, inspiraron al escritor español, Arturo Pérez Reverte a escribir una de sus obras más famosas en Latinoamérica: “La Reina del Sur”.

En 2002, su hijo, Luis Fuentes Ávila fue secuestrado, y para rescatarlo pidió ayuda a la policía. Algo que nunca hubiera hecho si realmente tuviera influencia en la organización, cuenta un periodista local.

Su tercera pareja también fue asesinada y ella misma escapó a un atentado, presuntamente organizado por uno de sus esposos.

Redacción/SinEmbargo

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