La francesa que escuchó a su cuerpo: Marion Bartoli, recién ganadora de Wimbledon, no puede más

16/08/2013 - 12:00 am
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Ciudad de México, 16 de agosto (SinEmbargo).-  Cuando Marion Bartoli cargó el Venus Rosewather Dish, sus ojos empezaron a humedecerse mientras la grada del All England Club le aplaudía sin parar. La francesa de 29 años tenía por fin lo que tanto anhelo. Seis años antes, la mayor de las hermanas Williams le impidió coronarse en el Grand Slam más antiguo del mundo. Aquella tarde londinense, la sonrisa de Marion escondía un cansancio extenuante del que no quería saber nada más.

Su nombre fue grabado en el muro verde dedicado a las campeonas de cada año. La aristocracia de Wimbledon, coronaba a una tenista distinta. Con un sobrepeso leve, que supo solventar bien con sus certeros golpes de dos manos, Marion venció a la alemana Sabine Lisicki, quien había sorprendido con su destreza. Los nervios traicionaron a la teutona en parte por la determinación de una francesa que estaba indispuesta a sufrir otra vez parada al lado de la ganadora en una lenta ceremonia solemne de clausura.

Bartoli ganó Wimbledon para volverse protagonista en el mundo de la WTA. Marion siguió con las entrevistas, siempre con su sonrisa después de abrirse al ambiente alrededor de los partidos del que nunca había sido parte, siempre concentrada con su equipo de trabajo, llevando un poco la contraria de la cordialidad entre rivales que el circuito siempre ha promovido. Con supersticiones marcadas, la francesa inicia cada punto dándole la espalda a la cancha y tras dos pequeños saltos mira de frente a su rival. Todo eso, ha llegado a su fin para sorpresa de todo el mundo tenístico.

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"No puedo jugar más de 45 minutos porque mi cuerpo ya no me responde. Me siento dolorida y agotada", declaró Marion Bartoli en medio de un llanto sofocante dando las razones de su retiro como profesional luego de perder en segunda ronda del torneo del abierto de Cincinnati. Seis semanas después de maravillar al mundo con su proeza inglesa, vuelve a parar las rotativas por su adiós inesperado. La que ganó su primer torneo como profesional, tras seis años de su debut, se despide con un torneo grande en su curriculum y en el lugar 7 del ranking mundial.

“He tenido muchas lesiones desde principios del año, siento que empujo mi cuerpo más allá del límite”, explicaba Marion ante los periodistas que esperaban declaraciones referente a una dolorosa derrota a dos semanas del inicio del Grand Slam de los Estados Unidos. Con sus 28 años, sentía que era el momento de parar, su cuerpo le pedía un descanso prolongado tras un semestre complicado. Tras ganar 11 millones de dólares en ganancia durante 2013, dijo adiós con la misma calma con la que abandonó la cancha central de Wimbledon. La tarea, ya estaba hecha.

Aficionada al Olympique de Marsella, su vida tornará de pronto a su pasión por el futbol. Amante del deporte por naturaleza, la tenista de grandes esfuerzos, se retira estando segura que la vida después del tenis, le dejará grandes cosas para sentirse feliz. Como aquel día en donde se cumplió el sueño de coronarse en Wimbledon, su sonrisa sale cuando recuerda todo lo vivido. La profesional que supo despedir a su padre como entrenador, en pos de mejorar su juego, hoy se entrega a su familia para ver la vida desde el otro lado. Marion deja su propio legado escrito, el del esfuerzo y la paciencia por alcanzar lo soñado.

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