La cordialidad del futbolista Carlos Sánchez termina a causa del abandono americanista

13/08/2013 - 12:30 am
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Ciudad de México, 13 de agosto (SinEmbargo).- Trotaba en una mañana veraniega del Distinto Federal en las instalaciones de Coapa. Tenía 28 años cuando el mundo que conocía cambió en medio de una respiración tranquila en el pre-calentamiento de uno de los equipos más populares del país. Carlos Sánchez había regresado del San Luis donde estuvo a préstamo y peleaba por un puesto en el once titular cuando un hormigueo en su pierna izquierda le aviso que nada volvería a ser igual.

Defensa aguerrido de buena velocidad, padeció ser relegado gracias al poderío económico del América que durante mucho tiempo fue al mercado antes de confiar en lo que tenía en fuerzas básicas. Al momento del primer síntoma, quiso secarse el sudor que de pronto aumentó. Se dio cuenta que el brazo izquierdo no le respondía y que la voz que sonaba en su cabeza salía mucho más lento por su boca entre balbuceos. La mirada se le fue entristeciendo, hasta que el argentino Sebastián Domínguez lo vio desvanecerse y pidió ayuda al cuerpo médico.

A finales del año pasado, Miguel Calero falleció debido a una embolia en el hemisferio derecho. En 2011 había sufrido una trombosis venenosa en el brazo izquierdo que le había impedido terminar la temporada. El colombiano fue parte de la lógica estadística en la que solo dos de cada 10 pacientes logran sobrevivir a un infarto cerebral. Sánchez, que tiene días malos en su mente, agradece seguir con vida e intenta motivarse. Aquella mañana del 12 de agosto de 2008, Michel Bauer, presidente americanista, iba con él en la ambulancia diciéndole que todo iba a estar bien. Carlos no le creía.

Durante dos semanas estuvo postrado en una cama con la angustia de sus padres siempre a un costado. Durante 15 días, el club América se mantuvo al pendiente de la evolución en la salud de su defensor que despertó sin una pizca de esperanza al enterarse de que no volvería a jugar. Lo que antes era una simple mañana de entrenamiento, desde ahora sería una larga rehabilitación en busca de retomar la movilidad natural de todo su cuerpo. Detrás de las alentadoras noticias del esfuerzo, una incómoda situación nacía con el equipo de sus amores.

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Carlos tenía contrato de trabajo vigente con la institución deportiva. América canalizó el caso de su defensor al área de talentos de Grupo Televisa para que se le diera el apoyo financiero y la rehabilitación necesaria. Después de un pequeño conflicto que siempre incomodó al ex jugador, logró una extensión de contrato y la Federacion mexicana de futbol le concedió una beca para convertirse en entrenador. La historia de Carlos Sánchez se convirtió en un ejemplo a seguir que la televisora logró sacarle provecho. El que añoraba volverse a vestirse de futbolista, agradecía cada gesto.

En la entrada de Coapa, un vigilante le impide el paso a Carlos quien quiere hablar con algún miembro de la nueva directiva para acordar el camino a seguir con su tratamiento. Sánchez ha dejado atrás la silla de ruedas. Camina lento con un sobrepeso de futbolista retirado. "No hay nadie que te pueda atender", le informan. Él sonríe y se retira. Horas después, la prensa comprobraría que Ricardo Peláez, nuevo presidente, estaba en las instalaciones. Lo que había sido un trato cordial, acabó por derrumbarse en diciembre del años pasado.

Hoy el discurso siempre amable de Sánchez ha terminado para darle paso a términos referentes a una posible demanda por un abandono en cuanto a lo previamente pactado. El dolido Carlos, recién graduado como entrenador profesional, intentó ser parte activa de la organización americanista, le fue notificado que el actual cuerpo técnico no le tenía un lugar. Sin apoyo económico, el ahora entrenador analiza llevar a los juzgados lo que alguna vez fueron reportajes con música tranquila de fondo mostrando el amor mutuo entre jugador y club.

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