El Pacto por México tiene su lado oscuro: con la firma entregada por los líderes de la oposición, el gobierno de la República recibió un cheque en blanco para admitir la falta de transparecia de los gobiernos locales, que manejan con hermetismo programas sociales y recursos federales. Los resultados se vieron en las primeras elecciones del nuevo gobierno: el terrorismo electoral rebasó lo límites conocidos…
Ciudad de México, 6 de agosto (SinEmbargo).– Un hombre con acento sureño interrumpe la conferencia en la que habla Jesús Zambrano, presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), porque tiene algo qué decir. “Yo sí le pido que usted que está en el Pacto por México se faje los pantalones por nosotros. Sino nos apoya nos vamos a brincar las trancas”, le advierte, clavándole la mirada, poco antes de que saliera apresurado y más tarde se dejara tomar una foto sonriente con los hombres del Presidente de la República… que fue divulgada desde el gobierno federal en señal de que el Pacto suscrito con la oposición se mantiene intacto.
La persona que acaba de levantar la voz trae un copete abultado y lleva puesta una guayabera y botas blancas de charol. Su nombre es Marcos Ceferino, líder moral del PRD en Cosoleacaque, Veracruz, donde el PRI saborea haber aplastado a la izquierda. Junto con otros 20 compañeros suyos llegaron a la Ciudad de México después de un viaje largo en autobús. Trajeron videos que mostraban cómo el día de las elecciones de julio, vehículos de la Marina se llevaron paquetería electoral diciendo a los representantes de casillas que por bien suyo no los siguieran, lo que viola la ley porque el traslado debe hacerse en un vehículo del Instituto Electoral, con representantes oficiales y de cada partido.
También trajeron fotos de vehículos quemados y otras en las que se ve a grupos de jóvenes morenos, tatuados, con el pelo corto y con facciones de centroamericanos merodeando las urnas. “Eran de la Mara Salvatrucha ahuyentando a la gente para que no votara”, agrega Eladio López, representante del PRD ante el Consejo Municipal Electoral, ubicado cerca de donde ese día otro grupo se le fue encima al joven Félix Castillo cuando grababa la entrega de despensas del PRI: le quitaron el aparato, luego lo patearon, lo golpearon y le encajaron un cuchillo en la barriga hasta sacarle las tripas.
Lo de la muerte de su compañero no se lo dicen a Zambrano, pero éste se pone quieto y mientras escucha a los perredistas enojados hace como que anota las quejas en un papel.
Es el segundo viaje a la ciudad. El primero fue hace tres semana, tan sólo días después de las elecciones. Esa vez el grupo se metió hasta la sede nacional del partido y acechó a Zambrano: cuando salía de su oficina, se le atravesaron en el camino para demandarle apoyo. “Tiene que oírnos: esta no fue una elección cualquiera. Como nunca sentimos la mano del Gobernador [Javier Duarte Ochoa] encima. Nos están rompiendo la madre. Debería hacer algo”, le dijeron al presidente del PRD y le exigieron abogados para llevar el caso a los tribunales electorales.
A los perredistas enojados de Cosoleacaque se sumaron candidatos de Las Choapas, Chalma, Alto Lucero, Zongolica e Ixhuatlán del Café, que también denuncian quema de boletas, secuestro de casillas, y presencia de indocumentados centroamericanos imponiendo miedo y hasta votando en las urnas a favor del PRI.
En Quintana Roo, también gobernado por PRI, se dio una batalla que empeoró la democracia. Con estilo hollywodense, hombres desconocidos descendieron de vehículos con garrafones de gasolina que rociaron sobre camionetas y les prendieron fuego. Lo mismo hicieron frente a las casas particulares de candidatos a regidores y alcaldes, así como de funcionarios públicos opositores. Hubo en total ocho autos quemados y ningún detenido. En otros casos encapuchados se pararon en las casas apedrear ventanas y toda la casa de candidatos.
Eso sin contar las decenas de asesinatos de candidatos, políticos y ciudadanos durante el proceso preelectoral, y por cuyas tragedias la prensa internacional reportó que en México las elecciones empezaron a disputarse a balazos.
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El académico Leo Zuckermann, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), dice que los mandatarios estatales gozan de una gran autonomía y capacidad de operación, aunado a un creciente manejo de recursos públicos que se ha descentralizado hacia los estados. “En materia electoral, como líderes naturales de sus partidos, intervienen para echar a andar las respectivas maquinarias electorales en sus estados”, asegura.
En todos los estados en los que se dieron las primeras elecciones estatales del gobierno de Enrique Peña Nieto, hubo acusaciones de intromisión de los gobernadores. El caso Cosoleacaque no es el único punto de Veracruz donde los candidatos denunciaron la mano del gobierno local. En ese estado, el peso del Ejecutivo local ha sido expuesto desde antes y ante los oídos de todo mundo. Pero todo parece que sólo sirvió para vacunar inmunidades.
Fidel Herrera fue exhibido como Gobernador en una conversación telefónica por la que organizaba la campaña electoral de Javier Duarte, el ahora mandatario. “Anda muy reapendejado, es un candidato que no es alegre”, se le escuchó decir en la charla que sostenía con un tipo apodado Fojoso y a quien le daba indicaciones de hacer operaciones “debajo del agua” para favorecerlo con recursos de la tesorería estatal.
En Veracruz, la prensa ya dejó de publicar lo que al gobierno le molesta. En lo que va de la administración de Duarte, nueve periodistas han sido ejecutados. Por eso casi no trascendió que en las últimas elecciones, además de cuatro muertos, hubo autos quemados y balaceados, así como presencia de grupos armados que inhibieron la participación electoral (una vieja táctica que le ha convenido al PRI para ganar elecciones con su voto duro).
En todo el país, sin embargo, los actos de intimidación y terrorismo electoral han venido empeorando para inhibir o sacar del camino a adversarios con posibilidades de triunfo. En 2003, Zuckermann escribió el artículo “Los nuevos virreyes” y seis años después lo ratificó en una nueva publicación en la que apuntó: “Un gobernador eficaz en la arena electoral se mete hasta la médula en los aspectos internos de su partido: apoya a sus cuadros para que se conviertan en candidatos, nombra y mueve a los funcionarios partidistas, reparte dineros públicos a las clientelas del partido y se encarga de movilizar a los votantes duros el día de la elección”.
Mismos perredistas acusaron a Zambrano de no hacer una protesta enérgica en la mesa del Pacto por México. Después de eso, tanto el presidente del PRD como Gustavo Madero, su homólogo del PAN, obligaron al Presidente Peña Nieto a incluir la problemática en el dichoso adéndum del Paco por México, pero las irregularidades siguieron imparables.
“Ante la proximidad de la elección, estamos diciéndole a Peña Nieto: si el Gobernador Roberto Borges se te sale del aro, da muestras claras de que no lo estás apapachando… o mételo al aro o mételo a la cárcel”, dijo Zambrano.
En su investigación, desde antes de que el PRI volviera al poder, el académico Zuckermann concluía que los gobernadores sustituyeron al gran monarca que caracterizaba al presidencialismo priista. “Y ciertamente hay de virreyes a virreyes. En cuanto a operación político-electoral, los mejores gobernadores los tiene el PRI y los peores el PAN”. Pero también incluye a los del PRD en el virreinato; ningún partido se salva.
Renata Terrazas, encargada de Transparencia y Rendición de Cuentas de Fundar (Centro de Análisis y de Investigación) dijo en entrevista que otro de los graves problemas que propician el suprapoder de los gobernadores es que hay debilidad en el poder supervisor local para que se cumplan las solicitudes de información.
“Los gobernadores tienen el control de los procesos para nombrar a las autoridades. Muchas veces, además, con todo el apoyo de una mayoría legislativa”, explicó.
Y ve que es preocupante que los órganos anticorrupción de la sociedad civil no son tan fuertes como en el Distrito Federal, que ocupa el primer lugar en cumplir con estándares de transparencia aunque aún haya mucho por mejorar.
Terrazas también dijo que Fundar analizó cómo el PRI intercedió para impedir la Reforma de transparencia en la Cámara de Diputados, la cual había sido aprobada por el Senado. Dijo que, de manera sorpresiva, primero le hicieron correcciones a una minuta que mejoraba la ley creada a principios de la década pasada. Era la primera en su tipo en la historia del país.
“La reforma busca otorgarle autonomía al IFAI para que con ello sea autoridad en materia de transparencia de los tres Poderes de Gobierno”, explicó. “Otro de los retos que se presentan en el ejercicio del derecho de acceso a la información tiene que ver con la desigualdad en la garantía de este derecho en los estados”.
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Dos destacados ex priistas como Manuel Bartlett y Manuel Camacho Solís, que en los sexenios de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas de Gortari estuvieron cerca del poder, dijeron a SinEmbargo que el PRI volvió a Los Pinos por los errores del PAN, pero sobre todo por la complicidad que encontró en los gobernadores que operaron campañas sin limitación de recursos.
A pesar de que el Revolucionario Institucional fue derrotado en las Presidenciales de 2000, nunca dejó de ser gobierno en la mayoría de las entidades federativas y su autonomía se alimentó gracias a la transferencia de excedentes petroleros y capacidad de autogestión desde la presidencia de Vicente Fox.
En 2011, un año antes de la elecciones presidenciales, el PRI se mantenía en su mejor momento después de la derrota presidencial. Era la primera fuerza política de mayor presencia territorial: gobernaba entonces 19 estados y a más de 53 millones de mexicanos, equivalente a 49 por ciento de la población. El PRI se agarró del poder en estados en los que sus mandatarios habían estado implicados en casos graves por irregularidades, corrupción o abuso de poder. Como el de Puebla, Mario Marín.
Este mandatario será inmortal en la memoria de muchos por aquella conversación telefónica con el empresario Kamel Nacif en vísperas de la Navidad de 2005, luego de que una juez acababa de dictar auto de formal prisión a la periodista Lydia Cacho, quien había descubierto una red de pederastas en la que estaba implicado Nacif.
–Quiúbole, Kamel –saludó un Marín muy contento, como preámbulo de una noticia que pondría feliz a Nacif.
–Mi gober precioso –contestó expectante el también conocido rey de la mezclilla.
–Mi héroe, chingao.
–No, tú eres el héroe de esta película, papá.
–Pues ya ayer le acabé de darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona. Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley –dijo el Gobernador.
Pese al escándalo, y aunque Marín acabó reconociendo que sí era su voz, no hubo un poder más fuerte que el de él y su gubernatura. En el Congreso, el PRI impuso su fuerza para impedir juicio político contra su correligionario. El caso del “gober precioso” fue uno de los primeros que, junto con el de Ulises Ruíz de Oaxaca por corrupción, remarcaron un antes y un después en esta fuerza real con que cuentan hoy los mandatarios. Una nunca antes conocida.
Carlos Salinas destituyó gobernadores. En los dos primeros meses de su gobierno cayeron los mandatarios Xicoténcatl Leyva de Baja California, y Guillermo Cossío Vidaurry. Ambos acusados de corrupción. El Presidente Salinas fue cortando más cabezas. Zedillo también destronó a tres gobernadores: Sócrates Rizo de Nuevo León, por escándalos de corrupción, así como a Eduardo Robledo Rincón de Chiapas y Rubén Figueroa de Guerrero.
Después del triunfo presidencial de Peña Nieto, hubo comentarios de analistas políticos que señalaron que el regreso del antiguo régimen a Los Pinos era una mala noticia para los gobernadores del PAN y PRD, pero sobre todo para los priistas. La tesis se sostuvo hasta que llegaron las primeras elecciones de su gobierno y la oposición denunció que los mandatarios y sus grupos estaban encima, atacándolos ferozmente aun cuando el Presidente se había comprometido.
El Senador Manuel Barteltt dice que ahí están los nuevos priistas gobernando el país del que se habían ido hace 13 años. “Peña Nieto y sus lugartenientes organizaron las elecciones para ganar lo que querían”.
Se le pregunta qué piensa del adéndum firmado en el Pacto por México en el que los presidentes nacionales del PAN y PRD comprometieron a Peña Nieto para que los gobernadores no se metieran en la contienda a favorecer a sus candidatos. Afirma:
“Estos hipócritas atacan al Gobernador de Veracruz y al bárbaro aquél de Quintana Roo. ¿Al Presidente le creyeron –dice impostando la voz después de quitarse la palma de la mano de la frente y despegar el codo de la mesa para echar el cuerpo hacía delante–? ¿Se le puede creer a estos zorros del PAN y PRD que tienen 100 años en los negocios de la política? ¿Por qué no atacan al autor de todo: Peña Nieto? Que no salgan con ese cuente de que los gobernadores no obedecen al Presidente. Si no lo obedecieran, ya no estarían allí. Entonces todo es una farsa. Lo que predomina es un poder económico”.
Marcos Ceferino, líder moral del PRD en Cosoleacaque, también sospecha de Zambrano. Allí, en esa población, el PRI aplastó al PRD a pesar de que las primeras tendencias en el Consejo Electoral eran favorables para la izquierda, pero fueron menguando a medida que llegaban las urnas confiscadas por la Marina por una o hasta dos horas, según consta en el acta que promovió el partido y que es analizada por la sala local del tribunal electoral.
Muchos otros militantes de izquierda veracruzanos no sólo sospechan de Zambrano, sino también de Sergio Rodríguez, el dirigente estatal, a quien se acusa de operar para Javier Duarte. El mismo Ramírez regañó a los veracruzanos después de la conferencia. “¿Por qué le dieron tan duro al Gobernador?”
“El Gobernador de Veracruz no metió el camión sino el tren completo. Tuvo a la Naval (Marina) a favor del robo de urnas, del relleno de urnas. Decían que nos estaban cuidando, pero ellos mismo nos madrearon. Por eso venimos aquí, para que la prensa nacional nos escuche”, dijo el hombre de la guayabera y botas blancas.
“Que me perdone mi amigo Zambrano, pero aquí hay que tener valor y hay que tener pantalones. Él, que está en el Pacto por México, debería poner la mano dura. Pero muchas veces el gobierno te manda regalías o te ofrecen esto o lo otro para que te ablandes. Y no. Aquí o eres de Dios o eres del diablo. Por eso le dije fájate los pantalones porque nosotros vamos en serio a defender con todo la legalidad”, expresó a la grabadora de SinEmbargo y mientras Zambrano buscaba irse al término de la conferencia.
Paradójicamente tenía reunión del Pacto por México en cuya foto aparecería sonriente con miembros del gabinete y acompañado de su líder moral Jesús Ortega, así como de sus correligionarios Pablo Gómez y Guadalupe Acosta Naranjo. En la imagen reinaba la paz.
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¿Qué hacemos con los gobernadores?, se ha cuestionado desde hace tres años Agustín Basave, doctor en Ciencia política por la Universidad de Oxford. Sostiene que la realidad es que los jefes del Poder Ejecutivo estatal han reproducido, a escala, el antiguo presidencialismo discrecional.
“El fin del partido hegemónico contrarrestó los poderes metaconstitucionales del Presidente”, dice.
Basave ha escrito que él es un federalista, doctrina que ha dado la lucha desde el México independiente por la composición de un sistema político que reparta el poder y los recursos entre el centro y los estados. Pero considera que se deben tomar medidas para impedir que la rendición de cuentas y el contrapeso de los gobernadores sea limitada, y en muchos casos inexistentes.
“Si las luchas de los democratizadores estatales siguen topándose con pared, habrá que seguir por el camino que no agrada a los puristas del federalismo”, advierte Basave.
En las oficinas de Transparencia Mexicana, que preside Federico Reyes Heroles, para nada es un secreto que los mandatarios logran darle la vuelta a la rendición de cuentas. Manejar con discreción los programas sociales durante todo el año y en contiendas electorales, y contraen deuda con la mano en la cintura. Lo tienen todo para ungirse con un poder supremo inédito.
Eduardo Bohórquez, director de Transparencia Mexicana, capítulo de Transparencia Internacional, reconoce que con el manejo político, económico y el instituto electoral los gobernadores pueden dominar el poder sin rendir cuentas y de manera impune.
Encargado también del diseño de estrategias y sistemas de información que buscan fortalecer mecanismos anti-corrupción, monitoreo ciudadano y transparencia, Bohórquez dice que hay varias tendencias que contribuyen en la supremacía de los gobernadores en el nuevo sexenio.
Uno: Contrario a las supuestas bondades de la narrativa oficial, detectó un grave problema en el Pacto por México que lejos de contribuir a la transparencia blindó las anquilosadas trampas. “El lado oscuro del Pacto por México es justamente lo que describe en Veracruz o Quintana Roo”, dice. Agrega: “Me parece un asunto muy grave lo que voy a decir. Si usted le pregunta a Coneval, a Sedesol o a las sedesoles estatales cuántos programas [sociales] hay en México, no hay una respuesta clara. Imagine el riesgo electoral que representa. ¿Dónde están?”
–¿Transparencia ha intentado inventariarlos?
–Hemos intentado hacerlo en los últimos tres años. Solamente hemos registrado más de dos mil 200 programas sociales. Siempre se vigila Oportunidades, no hay que dejar de hacerlo. Pero nos hemos olvidado de más de dos mil programas sin fiscalización ni control. Entonces esa política social está blindada porque ni siquiera sabemos que existe.
–¿A nadie la importado?
–Sí importa, porque lo que usted describe sobre la capacidad política de los gobernadores en procesos electorales, pues pasa por estos programas
Dos: Explica que buena parte de los recursos que transfiere la federación a las entidades se mezclan con recursos locales y deuda pública que permiten excesos que de otro modo no existirían. “Hay una diferencia entre la calidad de fiscalización que se ejercen entre el Ejecutivo Federal y la Presidencia de la República”, añade. Los órganos de fiscalización local, asegura, han dejado de funcionar por problemas de integridad o carecen de grado de autonomía.
Tres: Es la manera es que se gastan los excedentes petroleros y los fondos para desastres naturales. “El caso Tabasco tendrá muchísimas explicaciones. Allí hay un grado de opacidad desde la manera de asignación, inversión y esos recursos ni siquiera están en el Programa de Egresos de la Federación”, asegura Bohórquez.
La administración de Andrés Granier fue la más beneficiada durante los últimos años por parte de la Federación para enfrentar las lluvias que inundaron buena parte del estado. Además contrajo una deuda de más de seis mil millones de pesos que los tabasqueños tienen que ir pagando hasta el 2032. Todo eso ocurrió mientras las cuentas personales de Granier y sus hijos se enriquecieron sospechosamente y los hospitales locales se quedaron hasta sin aspirinas o dejaron de atender enfermos por falta de presupuesto.
El ex mandatario que vivía a cuerpo de rey en Miami antes de ser capturado, ahora está siendo procesado por la justicia debido a que hay pruebas de que se robó el dinero del erario público.
Pero ninguna autoridad ha expresado preocupación sobre cómo se va impedir que los gobernadores vivales sigan aumentando sus riquezas o desviando recursos para fines distintos al combate a al pobreza.
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Jesús Zambrano tomó el folder amarillo lleno con papeles en echó las hojas en las que supuestamente anotó las quejas de los perredista de Veracruz. Se dispuso a buscar la salida del hotel donde dio una atropellada conferencia.
–Señor, ¿el virreinato de los gobernadores se está fortaleciendo aún más? –le pregunta el reportero de SinEmbargo.
–Pues claro, dijimos nosotros que actúan como virreyes y que se pasaron por el arco del triunfo los propios acuerdos de Peña Nieto establecidos en el Pacto.
–¿Cómo van a frenar a los gobernadores para que lo sucedido en Veracruz, Quintana Roo y otros estados no sea la dosis de cada contienda electoral?
–Pues veremos qué pasa. Digo, Peña Nieto tiene qué imponerse y hacer valer la ley.
–¿Ustedes qué están proponiendo para hacerle manita de puerco a las supragubernaturas?
–Mira esto es muy claro: esto lo tiene que hacer el gobierno federal, el propio Peña Nieto. O el Secretario de Gobernación.
–¿Ustedes creen en Peña Nieto, al que acusaron de delincuente electoral en la campaña presidencial?
–¿Eh? –dijo apresurado mientras buscaba la salida, y luego siguió–: Pues si lo firmaron, lo que les exigimos fue que lo cumplan.
“Te lo firmo y te lo cumplo” fue la frase con la que Peña Nieto se dio a conocer como Gobernador del Estado de México.
Pero parece que, ya firmada, la promesa no siempre se cumple.
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Los perredistas de veracruzanos habían bloqueado carreteras como medida de presión para que las autoridades electorales locales restituyeran el orden público, pero nadie los escuchó. Entonces fue que planearon venir a la ciudad de México.
Los abogados del partido que tomaran el caso determinaron que sí hubo violaciones graves a la ley, que permitirían invalidar el proceso de Cosoleacaque, donde Ponciano Vázquez Pariss, de la Coalición «Veracruz para Adelante» conformada por PRI y PVEM, fue declarado vencedor.
Ponciano es hijo del extinto Cirilo Vázquez, un hombre temible cacique de Veracruz que enfrentó acusaciones por secuestro, asesinato y tráfico de drogas. Deberá esperar a que el tribunal electoral local emita un juicio, pero en caso de ser positivo para los priistas, la izquierda local quiere el apoyo de la dirigencia nacional para llevar el asunto a los tribunales federales.
“Tomaremos carreteras y pozos petroleros”, advirtieron los veracruzanos. Creen que los problemas electorales sólo podrán evitarse con la creación de un órgano federal que organice los procesos y se involucre como árbitro para arrebatarle el dominio y control que los gobernadores tienen sobre los institutos electorales locales.
También se le preguntó a los panistas si tienen una propuesta para frenar a los gobernadores. Luis Alberto Villareal, coordinador del partido en la Cámara de Diputados, dijo que en una Reforma Político-electoral, la cual está condicionada al proyecto de Reforma Energética de Peña Nieto, se inhibiría la intromisión “despiadada” de los mandatarios en los comicios y el manejo tenebrosos de los recursos.
En esa discusión, Acción Nacional propone la creación del Instituto Nacional de Elecciones. “Tenemos que arrebatarles el control de las elecciones a los gobernadores”, dijo el legislador.
También expresó que hay que replantear el papel de la autoridad encargada de sancionar los delitos electores. Actualmente es la Fepade, de la Procuraduría General de la República (PGR), la que asume esa encomienda. Pero, a juzgar por lo que sucedió en las pasadas elecciones, la Fepade es un órgano con muchas limitaciones.
“Lo que vimos de la Fepade y de la PGR fue una verdadera burla al pueblo de México. Tan sólo el PAN presentó más de 70 denuncias documentadas. La más sonada fue la de Veracruz y al día de hoy ni siquiera se ha iniciado una averiguación”, se quejó Villareal.
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En días pasados, la organización internacional Artículo 19 lanzó una campaña para demandar que Presidencia de la República ofreciera toda la información sobre la salud de Peña Nieto, luego de que se negara, aún aplicando mecanismos de transparencia, a explicar los males que lo llevaron al quirófano.
La campaña no tuvo éxito. Pero es sólo un ejemplo más de cómo a los gobiernos del PRI –y en particular a este gobierno– les gusta evadir la transparencia: en su declaración patrimonial, Peña Nieto dijo haber recibido donativos (obras de arte, bienes inmuebles) cuando fue Gobernador del Estado de México. Hasta la fecha no se sabe quiénes le dieron regalos siendo funcionario público, y a cuenta de qué.
A propósito de la salud del Presidente, Alfonso Bouzas, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo hace unos días SinEmbargo: “El priismo no ha cambiado. Es una cultura con una tradición que a veces oculta la información por sistema y sin necesidad. Y es innecesaria la oscuridad con la que se habló de una operación para extraer un quiste, un quiste del Presidente…”
Thomas Fuller, escritor e historiador inglés, escribió en la primera mitad de los 1600: “La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda…”.
También concluyó: “El hombre honesto no teme la luz ni la oscuridad”.