Ciudad de México, 20 de julio (SinEmbargo).- La Copa Oro se ha convertido en una piedra en el zapato para el aficionado mexicano que normalmente disfruta viendo al Tri disputar un partido. En pleno arranque del torneo local, el equipo que dirige José Manuel de la Torre se jugará el pase a semifinales hoy ante Trinidad y Tobago. Carentes de un buen funcionamiento, los aficionados se entregan a la ilusión de un nuevo comienzo en Liga, hartos de paupérrimas actuaciones arrastradas desde la eliminatoria al mundial de Brasil. El campeonato regional de la CONCACAF, tiene su fase definitoria luego de una larga semana de descanso.
La Copa Oro dura tres semanas recorriendo los Estados Unidos como si de una gira de un grupo de rock se tratara. Lejos del espectáculo musical, el Tri sobrevive a las críticas que prensa y afición no terminan de bombardear sobre Chepo de la Torre, un entrenador que ante la palestra pública ha perdido todo el apoyo que sus primeros años de gestión le dieron. Con la mente puesta en la eliminatoria que se reanuda en septiembre, el combinado nacional afronta un compromiso obligado, aunque al director técnico no le guste la palabra.
Dueño del mote de “Gigante”, México tendrá que hacer valer la nómina y los nombres mucho más rimbombantes que tiene en su plantel a diferencia del equipo trinitario que tiene solo en el delantero del Stoke City de la Premier League Kenwyne Jones, a su máximo baluarte en cancha. La victoria de los trinitarios frente a Honduras en el último partido de fase de grupos, provoca que el partido suba de riesgo sobre todo por el paso débil del cuadro mexicano que debe superar por mucho las actuaciones previas.
En labores más intelectuales, el holandés Leo Beenhakker analiza el partido en pos de una victoria caribeña. Fungiendo como director deportivo de la selección, el ex entrenador de Chivas y América, sabe que un triunfo caribeño sería una sorpresa mayúscula en la zona. Fiel a su estilo estudioso se mantiene en el bajo perfil pidiendo que las preguntas sean dirigidas al estratega Stephen Hart. Trinidad y Tobago, sin posibilidades de mundial, pone todas sus fichas en esta competencia que le daría medio boleto a la Copa Confederaciones de 2017.
Para la Selección Mexicana es una cita obligada para tratar de arreglar la mala relación que tiene con todo su entorno. La necesidad de jugar mejor está muy por encima del resultado. Factor que defienden desde el cuerpo técnico con una visión pragmática que deja mucho que desear para aquellos que vieron a la selección olímpica jugar, gustar y ganar. En Atlanta, nunca unos cuartos de final de Copa Oro estuvieron tan llenos de indiferencia. El inicio de la liga parece tener más seguidores que un equipo incapaz de llenar la pupila aunque al final el marcador le favorezca.
Serán las 17:35 (hora del centro del centro de la República), la selección iniciará su partido conociendo el rival que le esperaría en semifinales. Si la lógica impera, será Panamá, rival que lo derrotó en la primera jornada de este torneo. El futbol tendrá que darle el visto bueno a México dependiendo de la forma de jugar. Marco Fabián, promesa del Guadalajara, es el máximo goleador del Tri y la esperanza de que el talento llegue por fin. Pensando solo en el marcador, ante rivales endebles, se puede ganar un torneo raro que se inventa la Concacaf cada dos años. Sin embargo, pensando en el futuro mundialista, hay mucho trabajo por hacer.