Encuentro España-Italia, una batalla mental; se enfrentan este jueves en la semifinal de la Confederaciones

26/06/2013 - 1:00 am
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Ciudad de México, 26 de junio (SinEmbargo).- Una maldición acabó en los pies de Cesc Fábregas. Con su camiseta “10”, caminó del medio campo hacia el manchón blanco del área grande. Era el 22 de junio de 2008 en Viena. La capital austriaca era la anfitriona de uno de los cuartos de final de la Eurocopa de aquel año. La estadística fría señala que aquel penal anotado por el catalán, dio a España el pase a semifinales. Para los aficionados españoles, era algo más. Los cuartos de final, esa barrera psicológica quedaba de lado por fin. Para ellos, eso valía más que cualquier trofeo.

Italia tiene la historia de un gigante. Su juego definió el rumbo del deporte más popular del mundo. Los italianos llegaban siempre a fases previas a la gloria reservada para el ganador. A pesar de los problemas futbolísticos o de acusaciones sobre apuestas ilegales donde unos pocos se benefician, la escuadra Azurra construyó un palmarés envidiable siendo oportunos cuando había que hacerlo dentro de una cancha.

España tuvo siempre jugadores capacitados para competir en la élite del futbol. Su liga se posicionó desde siempre como una de las más atractivas del orbe. En la península ibérica, fallaba la cabeza no los pies. Pronto, una fama de caerse a la hora buena, invadió al futbolista español que no lograba hacer valer los pronósticos que muchas veces lo daban como favorito. Como cualquier maldición, se necesitaba de paciencia colectiva para superar el embrolló psicológico en el que se habían metido. Los goles pasaban primero por la confianza que no se tenía.

Los juegos olímpicos de Barcelona 92, marcaron una renovación mental para el deporte español. Ahí, en tierra catalana, se dejaron de lado las diferencias ideológicas y políticas en pos del deporte. En el Camp Nou, España fue campeona olímpica mientras en la federación  un plan se echaba a andar. Nadie imaginaba todo lo que aquella planificación extenuante y bien diseñada, provocaría en el mundo futbolístico.

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En 1994, el italiano Mauro Tasoti dio un codazo que le rompió la nariz a Luis Enrique cuando España buscaba el gol del empate frente a Italia en los cuartos de final de la Copa del Mundo de Estados Unidos. España quedó fuera tras el shock de la agresión a uno de los mejores jugadores españoles de aquel equipo. Fracaso tras fracaso seguía llegando en torneos internacionales mientras la fábrica de fuerzas básicas seguía trabajando vía Barcelona.

Aquella Eurocopa de Austria, con Italia en cuartos de final. Los nervios se habían convertido en confianza absoluta por la cantidad de talento que “La Roja” tenía en sus filas. Era el torneo donde había de demostrar con un trofeo que la revolución armada con la pelota era capaz de ganar algo cuantitativo. Por eso aquella victoria sobre Italia se celebró más que la final ganada frente a Alemania. La maldición estaba rota y el mundo estaba listo para ver como el deporte más popular del mundo era dominado por los españoles.

España ganó el mundial de Sudáfrica dominando ampliamente a cada rival a pesar de los golpes holandeses que sufrieron en la final. Cuando parecía que todo estaba dicho, la Eurocopa de 2012 puso a la Azurra frente a la Roja para definir al campeón. Un recital en español fue disfrutado por 11 italianos que veían ir y venir la pelota sin capacidad de respuesta. Mañana, las dos selecciones volverán a verse las caras en las semifinales de la Confederaciones de Brasil. Italia quiere venganza, España tiene en la mira el único trofeo que le falta en su reciente dominio otra vez frente al equipo con el se despojó de su lastre mental. Un partido de futbol convertido en una batalla digna que el mundo observará.

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