Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo).- Montado en un avión con dirección a Munich, el catalán Josep Guardiola espera el despegue mientras lee unas hojas llenas de apuntes en alemán. El técnico multicampeón con el FC Barcelona, fue presentado ayer como nuevo entrenador del Bayern Munich, el que para muchos es el mejor equipo del planeta. Con su metódica forma de ser, Pep llega a un equipo que ganó todo lo que jugó la pasada temporada.
A la conferencia de prensa llegó vestido elegante como siempre lo ha hecho desde que debutó en el equipo blaugrana. Tras un año sabático en Nueva York, Guardiola compareció antes los más de doscientos periodistas acreditados en un perfecto alemán. Que sorprendió a propios y extraños que le observaban mientras pronunciaba lentamente sus palabras. Pep volvía a demostrar su obsesión por los pequeños detalles. Esta vez, le ahorraron un traductor al cuadro alemán.
“Para mí es un regalo estar aquí. Es un honor que este equipo se haya fijado en mí”, declaró un sonriente Pep con las cejas levantadas y la frente arrugada como siempre lo había hecho en la ciudad condal. Tras confirmarse el acuerdo en diciembre, la prensa comenzó a especular sobre el destino que tendrá el nuevo mandamás del equipo bávaro. Ni los más analistas pudieron determinar que el destino de Guardiola sería Munich.
Las negociaciones no fueron como normalmente se dan en el mundo de los fichajes. Lejos del verano, época de traspasos rimbombantes. El mercado invernal se movió estrepitosamente cuando el Bayern Munich anunció la llegada del entrenador más codiciado desde que anunció su salida de la filosofía blaugrana donde revolucionó el juego con la pelota mediante una filosofía nunca antes vista.
Todo comenzó en julio de 2011 cuando el Barça arribó a Munich para enfrentar al Bayern en un amistoso organizado por Audi, empresa patrocinadora de las dos entidades. Guardiola entró al restaurante del Allianz Arena, casa del equipo más ganador de la Bundesliga donde Uli Hoeness y Karl-Heinz Rummenigge comían. Pep les dio su teléfono para sorpresa de los dirigentes. “Me imagino dirigiendo aquí”, fue la frase determinante para que todo arrancara.
Tras idas y vueltas de Munich a Nueva York, con choferes comprometidos a no hacerlo público, con salidas por puertas traseras de lugares. Las dos partes se conocieron como en una cita a ciegas de dos personas que se gustan entre si. Guardiola puso en la mesa sus pequeñas manías como no dar entrevistas fuera de ruedas de prensa y mantener sus entrenamientos en secreto. Los dirigentes alemanes le mostraron la forma exitosa que tienen de trabajar, confiando la receta mágica a un hombre con ganas de un desafío tan grande como la historia misma del club.
Casi cinco meses después del anunciamiento, la presentación esperada por la prensa especializada se llevó acabo sin lujos como lo había pedido el entrenador que se disculpó por su lenta pronunciación en alemán. “Espero hablarlo más fluido aquí, Nueva York no es el lugar ideal para aprender alemán”, dijo sonriente para después contestar preguntas en catalán, inglés e italiano. El políglota pensante tiene en puerta un amistoso con el FC Barcelona y la Súper Copa de Europa frente al Chelsea. Su viejo amor y Mourinho le darán la bienvenida a esta nueva aventura. Pep ya habla el idioma en el micrófono, él y el mundo, esperan que pueda hacerlo en el terreno de juego.
