Ciudad de México, 24 de junio (SinEmbargo).- En una tarde rosarina, el pequeño Lionel Messi (Rosario, 1987) estaba encerrado en el baño de su casa vestido de futbolista. La desesperación invade al niño que está solo en su hogar sin nadie que le pueda abrir la puerta. A unas cuadras, su equipo de las inferiores de Newell’s Old Boys, lo espera para disputar una final en la que el premio será una bicicleta para cada jugador de la escuadra ganadora. Leo se quedó atorado. Una diminuta ventana en la parte superior de una pared parece ser la única salida. El niño llega hasta ahí y aprovechando su baja estatura, logra escapar. Cuando llega a la cancha su equipo pierde 2-0 al medio tiempo. Messi juega la segunda parte para anotar tres goles, salir campeón e irse en su bicicleta.
El que para muchos sigue siendo el mejor jugador del mundo, nació un día como hoy hace 26 años en una ciudad llena de cultura apasionada por el futbol como lo es Rosario, Argentina. Leo ha roto todos los esquemas futbolísticos que había desde que entró en la lupa profesional futbolística. Messi es un jugador con condiciones que hacen debatir sobre si podría ser catalogado como el mejor jugador en la historia. De pique corto, rápido, Lionel deambula por la cancha trotando hasta que hace contacto con la pelota. Ahí, en ese preciso momento, la grada expectante abre bien los ojos para lo que se viene.
Miembro de una generación prodigiosa del FC Barcelona, durante 2009 y 2010, el Camp Nou de la ciudad condal ofrecía uno de los mejores espectáculos por el que se pudiera pagar en el mundo. Messi, actor principal del reparto blaugrana, dirigía lo pactado por Pep Guardiola. El catalán se encargó de poner a Leo en el centro del campo y del mundo donde, sin responsabilidad defensiva, se ubicaba entre líneas como espía de gran experiencia para ganar espaldas y arrancar rumbo a su destino favorito, la portería. El registro de anotaciones del argentino se incrementó considerablemente a cifras abismales donde solo Cristiano Ronaldo logra hacerle competencia. La presencia amenazante del portugués incrementó el espíritu ganador de Messi con la pelota en los pies.
Comprometido en un contrato escrito en una servilleta de un bar de tapas, Messi aterrizó en Barcelona buscando que sus habilidades futbolísticas le sirvieran para ganarle la batalla a una deficiencia de la hormona del crecimiento que le provocaba un desarrollo lento. Su “enanismo” lo volvía tan peculiar que, de niño, sus rivales se reían cuando lo veían llegar a la cancha. Las risas desaparecían cuando Lio tomaba la pelota y ganaba el partido. En el 2000, al terminar los Juegos Olímpicos de Sidney, el petizo jugador de 12 años llegó con su padre a Cataluña después de ser rechazados por Newell’s y River Plate para que se hicieran cargo del tratamiento sobre lo que padecía Lionel, el cual costaba mil dolares diarios en inyecciones. En menos de 20 minutos, en una cancha de la masia, Messi conquistó uno de los dos equipos grandes del futbol español.
Como jugador, todo lo que Messi ha logrado en el futbol está expuesto en la red. Sus logros son conocidos en gran parte del mundo. Es el ser humano Lionel lo que despierta curiosidad. De pocas palabras, el argentino luce tímido e incómodo ante la cámara que le pregunta sobre la sobresaliente actuación que ha tenido en el reciente partido terminado o lo que se siente tras haber ganado su cuarto balón de oro consecutivo. Messi prefiere dormir cuando no está jugando futbol. Es conocida su afición por la siesta. Algo que su recién nacido hijo Tiago, ha interrumpido. Lionel vive en una casa en la cima de Castedefells, una población placentera catalana donde la mayoría de los jugadores culés tienen su residencia. Hasta ahí, Leo manda traer carne de su restaurante favorito de la ciudad candal para armar típicos asados argentinos. Mientras espera por la comida duerme o manda mensajes por su celular del que se ha vuelto adicto. Leo habla tecleando.
Su novia, madre de su hijo, es la misma que le robó la mirada desde su infancia. Antonella Roccuzzo, prima de un amigo de Lionel, es una morena argentina tan tranquila en sus formas como Messi. Han formado una pareja que la prensa del corazón ha perseguido desde París, Cancún, Rosario y Barcelona. El crack se deja ver mucho más desde el nacimiento de su pequeño. La timidez ha ido acabándose de la mano de Dolce & Gabbana que le patrocina su vestimenta de gala para la ocasión que lo requiera. De pronto Lionel fue una marca comercial que dejaba de ser exclusiva de los deportes. Leonardo Facchio, periodista argentino, escribió un extenso perfil en forma de libro donde desmenuza al ser humano detrás del futbolista. Problemas familiares ocasionads por su alegre hermano, su afición por fiestas desenfrenadas con mujeres y el encanto que los niños le provocan son algunos de los muchos aspectos que se descubren en esas páginas.
Mientras el misterio de su personalidad sigue siendo analizado por especialistas en psicología. El nuevo look de Lionel, mucho más suelto en su imagen atreviéndose a mostrarse en ropa interior o en desfiles de París, genera polémica días después de ser acusado por evasión fiscal en Cataluña. Más de 24 millones de euros en multas es lo que podría pagar el jugador en caso de encontrarse culpable. En medio de una renovación del Barcelona, sufriendo por primera vez lesiones considerables desde que debutó en la primera división del cuadro catalán, el futuro de Messi luce nublado con miras a Brasil 2014. En suelo enemigo, el crack podría completar el Currículum necesario para ser el mejor jugador de la historia. Messi estará siendo esperado donde mejor se le ha conocido. Con 26 años cumplidos, el futuro del crack alimenta al futuro de ilusión. El cronista Juan Villoro describió a Lionel recordando la anécdota de aquella fuga del baño de su casa: “Cuando un niño quiere una bicicleta, es capaz de muchas cosas. Cuando un hombre juega como el niño que quiere una bicicleta, es el mejor futbolista del mundo”. El argentino, aunque vista traje caro, sigue jugando por la bicicleta.
