Ciudad de México, 22 de junio (SinEmbargo).– A un costado de una alberca en un hotel de Ixtapa, un grupo de mujeres en bikini con mensaje publicitario muestran su mejor sonrisa detrás del improvisado escenario para que se realice una conferencia de prensa que trata de ser digna para una pelea de campeonato pugilístico. Los periodistas toman nota mientras los fotógrafos disparan los flashes de su cámara al rostro curtido de los dos boxeadores.
Fernando “Kochulito” Montiel tiene 34 años, poco más de 18 como profesional y 55 peleas. El veterano nacido en Los Mochis, Sinaloa, es uno de los muchos baluartes que ha dado el boxeo mexicano en los últimos tiempos. De mirada tranquila, los ojos bien abiertos se esconden detrás de unos lentes para protegerse del sol característico de las costas mexicanas. Posa para las cámaras vestido de amarillo con la soltura que solo da la experiencia mientras saluda a los que se le acercan para apretarle los hombros y darle una palmada en la espalda.
A su lado, el filipino Jaderes Padua con su playera blanca tiene a dos hombres a su costado que le sirve para comunicarse en tierra caliente mexicana. Padua habla para que uno traduzca en inglés y el otro lo haga en español. La telefonía descompuesta armada por la comitiva filipina causaba alguna pequeña risa a los asistentes que veían transmitir el mensaje por un camino largo. “Respeto mucho a Kochulito, pero es hora de que se haga un lado”, informó el último escaño de traducción mientras Padua lo observaba atento.
Ya desde 2009, cuando el mochiteco perdió con Nonito Donaire en peso super gallo. Diversos rumores anunciaban un retiro del ring inminente. Sin embargo, el embalaje y la dureza de sus golpes lo han llevado a posponer dicho evento. En esa conferencia improvisada, avisó que su cuerpo ya no respondía como antes. “Se ha manejado que me retiraré si pierdo, pero muy posiblemente me retire también si gano y no me siento bien, quiero convencer a la gente de Ixtapa, no engañarlos", declaró tajante el mexicano. Hoy otro filipino le hace los honores.
El cartel de la pelea dice “KOchulito”. Con la expectativa de un Knockout poco probable, los organizadores esperan que las palabras del pugilista nacional se vean reflejadas arriba del encordado. “Qué bueno que Padua viene con esa convicción, sin embargo, entrené como nunca. Este sábado voy a darles una prueba de lo mucho que pretendo una pelea grande". Tajante, mirando a su rival dejó dicho Montiel.
La pelea de hoy en la noche por el cinturón internacional supergallo del Consejo Mundial de Boxeo, tiene un significado importante más allá del análisis boxístico que pueda generar. El final de una carrera pueda estar presente con la última campanada. Fernando Montiel tiene un nombre ganado que poco necesita de promoción pero sí de una posible despedida a la altura. Su velocidad de duros golpes ha hecho una escuela de boxeo que muchos críticos han vanagloriado sin cesar. La capacidad probada vuelve hoy al ruedo con las ganas de quien se sabe en casa.
Arriba del ring, sin traductor, los puños de Padua pretenden hablar claro para que Kochulito pase al retiro sin escala. El mexicano veterano tiene de frente una posibilidad única para colgar los guantes si así lo quisiera con una posible victoria para retirarse alzando los brazos. La carrera de dos boxeadores en juego. Uno para catapultarse, otro para posiblemente irse como siempre lo soñó.