Venus Williams: La mujer de ébano que representa el sueño de su padre hecho realidad

17/06/2013 - 12:00 am
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Ciudad de México, 17 de junio (SinEmbargo).- El circuito femenino de tenis profesional (WTA), rompió un paradigma el 25 de febrero de 2002 cuando la mejor jugadora del mundo era afroamericana. Una mujer de piernas largas y de semblante relajado iluminó la cima del ranking con  su estilo de juego tan preciso como efectivo. Venus Williams (California, 1980) irrumpió en el deporte profesional desde 1994 para quedarse en los libros históricos.

Hija de un padre amante del tenis que llevaba a Venus y a su otra hija menor a las canchas con el sueño de que al menos una de ellas llegara a ser profesional. La apuesta de Richard Williams pasó de ser un sueño a una realidad que marcaría la pauta de la WTA con dos de sus hijas dominando el circuito con distintas formas pero con el mismo resultado glorioso.

La mayor de ellas debutó un año antes que Serena Williams. Venus trazó el camino que la familia soñó.

Richard era un tipo de carácter fuerte que se enteró del dinero que un tenista podía ganar. Con tres hijos, se dispuso a tener alguno más para que pudiese vivir de la raqueta. Venus hizo de ese utensilio una extensión de su brazo derecho.

Con un notable talento, Venus provocó una especie de revolución por el carácter de la tenista que le hacían saltar los ojos cuando se enfadaba o su boca abierta soltaba una grosería en algún momento de frustración.

La combinación de su talento y su reacio carácter fueron confundidos con prepotencia. La suiza Martina Hingis se quejó sobre supuestos beneficios que Venus y Serena obtenían simplemente por el color de piel. La mayor de las Williams alzó la voz diciendo que si había jugadoras que se quejaban de ella, era porque tal vez su inteligencia era superior al resto. Mientras tanto, Venus seguía ganando títulos e incrementando su cuenta bancaria

Y A QUIEN NO LE GUSTE...

La hierba sagrada de Wimbledon se convirtió en el lugar favorito de Williams. Ganó cinco títulos recién comenzado el siglo XXI. Vestida de blanco, rindió honores al suelo sagrado británico con grandes proezas tenísticas. Así se construyó una realidad que Richard había pronosticado: una de sus hijas era la mejor del mundo. Serena creció en el ámbito deportivo y le hizo frente a su hermana. Los duelos entre las hermanas dieron un giro al rumbo de la WTA. Las finales entre ellas pusieron en la mira al padre visionario. Alguien se atrevió a decir que arreglaba los partidos entre sus hijas.

En abril de 2011, a Venus se le diagnosticó el síndrome de Sjogren. Una rara enfermedad que provocaba un cansancio extenso. De pronto una de las mejores tenistas de la historia no podía sentarse en una silla sin sentir un profundo dolor. Luego de volverse crudivegana para modificar su régimen alimenticio, volvió en 2012 con un paso poco firme.

En 2001, tras ganar el US Open, el presidente Bill Clinton llamó para felicitar a la tenista. Venus Williams, que hoy cumple 33 años, interrumpió al mandatario pidiéndole que bajara los impuestos. El carácter fuerte de la mayor de las Williams no entendía de puestos políticos. Después del reclamo social, le recordó que había llegado al partido por su caravana que iba muy despacio en la autopista. Clinton rió, Williams colgó. La WTA sigue esperando a la gran Venus.

 

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