Ciudad de México, 16 de junio (SinEmbargo).- Cautivó al mundo con una sola pierna. De la zurda de Maradona, el futbol traspasó la frontera de lo terrenal llegando a un punto distinto. Heredero de la estirpe de Pelé, el niño que nació en el pobre barrio de Villa Fiorito, salió de aquella penumbra de mundo para dibujar tanta pasión como nunca antes se vivió en el paradisiaco sur de Italia. Ahí, a los pies del volcán Vesubio y bañada de mar, la ciudad de Napoles se entregó a Diego Armando Maradona en una especie de culto.
Maradona fungió como caudillo de un equipo que no figuraba en la élite europea. A esa escuadra vestida de azul cielo, la hizo una extensión de su carácter. El Napoli de mitad de los ochenta tenía la garra y el futbol más llamativo del continente. Laureado como el mejor jugador del mundo, Diego se convirtió en un ícono napolitano. En la actualidad hay capillas con la imagen del argentino vestido futbolista. La ciudad pasó a ser de Maradona.
Uno de los mejores jugadores en la historia del futbol tenía todos los lujos que se pudiera imaginar. A finales de los ochenta, la empresa fabricante de autos Mercedes Benz rompió la tradición de darle al Papa el primer automóvil construido en el año para que bendijera la producción de los próximos doce meses y se lo dio a Maradona. Diego en lugar de bendecirlo rechazó el regalo. El genio del futbol mundial prefería los coches de transmisión manual y no automáticos como el obsequio de la empresa alemana.
La afición recuerda a Maradona por sus goles y sus acciones dentro del campo. La fiscalía italiana también tiene en mente a Diego, a quien desde desde hace 8 años ha llamado a rendir cuentas por casi 40 millones de euros evadidos. Hasta febrero de este año, los dimes y diretes entre las partes involucradas fueron aportación directa para artículos periodísticos con diversos análisis. Diego llegó a Nápoles para rendir cuentas. “No soy un defraudador fiscal”, sentenció el ex-futbolista. La investigación sigue.
LAS COMPARACIONES ENTRE MESSI Y MARADONA
27 años después de que Maradona naciera, Lionel Messi veía la luz en Rosario. El pequeño argentino también cimentó su vida en su pierna izquierda. Leo llegó a Barcelona en el 2000 con el mote de promesa. El futbol del argentino sorprendió a todos en categorías menores y su ascenso al primer equipo fue tan rápido como espectacular. De pronto, Barcelona se convirtió en la ciudad de Leo Messi.
Las comparaciones con Maradona no se hicieron esperar. Las similitudes en el juego de ambos eran notorias. La capacidad de dominar un partido partiendo desde la velocidad con la pelota bien pegada siempre a la pierna zurda, hacían que los melancólicos recordaran aquellas tardes de los ochenta en el sur de Italia. Messi jamás se entregó a la viciosa y llamativa tentación de dejarse llevar por las adulaciones.
Un gol con la mano y otro partiendo desde media cancha, derribando rivales, dieron material para que las secciones deportivas de muchos medios de comunicación reavivaran el debate que se rompió cuando Messi no pudo ganar la copa del mundo en su segundo intento. Para avivar más la comparación, la fiscalía de Barcelona se ha querellado contra Lionel Messi y su padre Jorge por un fraude cercano a los 4 millones de Euros.
El argentino, al igual que Maradona, se ha declarado inocente de toda acusación. Ingresos no declarados por derechos de imagen son el principal motivo acusatorio. La pena que el futbolista puede cumplir va desde uno a cinco años de prisión más una multa de 20, 000 Euros. Sin embargo, expertos en el tema han manifestado que Messi podría no pisar prisión alguna si paga una suma alrededor de 10 millones de Euros.
Los futbolistas más grandes en la historia de Argentina poseen cualidades sobrenaturales que los han puesto en la élite deportiva. Mientras en el campo las cualidades futbolísticas los unieron, el palmarés los ha separado. Maradona ganó un mundial que Messi no ha estado ni cerca. Leo alzó una Champions que a Diego siempre se le negó. El fisco se ha encargado de reunirlos otra vez.
