Observadores creen que necesariamente el encuentro EPN-Obama será para replantear la agenda bilateral

02/05/2013 - 12:03 am
Foto Equipo De Prensa De Peña Nieto
Foto: Equipo de prensa de Peña Nieto

Ciudad de México, 2 mayo (SinEmbargo).– Hoy, cuando visite por primera vez México, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, podrá dejar claro cuál será el enfoque de la relación bilateral con el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien escribe los nuevos días del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el gobierno federal.

Barack Obama expuso hace dos días en conferencia de prensa que  parte del plan es perfeccionar la coordinación entre los sistemas de inteligencia entre ambas naciones. “En mi primera conversación con Peña Nieto, me indicó que estaba muy preocupado acerca de cómo podemos cooperar para enfrentar a los cárteles transnacionales de droga… Hemos dado grandes pasos en la coordinación y la cooperación entre nuestros dos gobiernos”. Obama destacó: “Mi sospecha es que esa relación aún puede ser mejorada”.

Pese a que el mandatario habló poco de la migración en ese encuentro con periodistas, el destino de los millones de trabajadores sin documentos integrará forzosamente la agenda entre los dos Presidentes, según los observadores. Ya sea un tema u otro, la expectativa de los observadores es que este vínculo político sea replanteado. Hace 15 días, el Embajador de México en Estados Unidos, Eduardo Medina Mora, dijo en Washington que México y Estados Unidos tienen frente a sí una nueva era como vecinos.

LA HERENCIA CALDERONISTA

Después del calderonismo, para los analistas, la relación bilateral se convirtió en un estira y afloja en el que siempre predominó la discrepancia. México jamás salió de la agenda de Estados Unidos debido a la violencia que explotó en la desatada guerra contra el narcotráfico y cuyo saldo se calcula en 80 mil muertos. Hasta hoy, palpita la alerta de que esa violencia atraviese la frontera del norte. Y en este escenario están las armas. Tanto defensores de derechos humanos como asesores en Seguridad indican que el arsenal de los supuestos integrantes del crimen organizado, vienen de Estados Unidos.

Para Eric Rojo, especialista del Centro de Diálogo y Análisis sobre América del Norte del Tecnológico de Monterrey, late el riesgo de que la relación bilateral sea “narcotizada”; es decir, que dado el bagaje de violencia, la relación entre Peña Nieto y Obama se centre sólo en el tema de Seguridad. "La relación principal entre México y EU es la comercial, la cultural, la histórica. La cuestión de la violencia por el tráfico de drogas se ha exagerado desproporcionalmente a la relación total con México", escribió en un documento.

Obama, en su conferencia de prensa, intentó privilegiar otros temas. Dijo que su país y México han invertido mucho tiempo en ese asunto; tanto que “a veces nos olvidamos de que “México es un enorme socio comercial”. Entonces, el mandatario estadounidense hizo hincapié en que su visita a México estaba planeada para profundizar el diálogo económico y a Peña Nieto lo reconoció como un Presidente reformista. “Mi impresión es que el nuevo Presidente es serio acerca de las reformas. Ya ha tomado algunas decisiones difíciles. Pienso que va a hacer más. Que va a mejorar la economía y la seguridad de los ciudadanos mexicanos, y también la relación bilateral”.

Pero no habló con la misma holgura en cuanto a la reforma migratoria que se encuentra en el Congreso de Estados Unidos. Sólo dijo que se sentía “optimista”.

¿Y LA ENCHILADA?

En la historia de la relación con el vecino del norte, la migración de los trabajadores sin documentos legales ha sido la constante. Durante mucho tiempo, la posición oficial de México fue la de acusar al gobierno de Estados Unidos de abuso y buscar contactos con mexicanos organizados del otro lado de la frontera, pero jamás se logró un acuerdo.

Al flujo migratorio hacia el norte nada lo ha detenido. Si bien, antes de la crisis financiera de 2008, las remesas decrecieron al deprimirse el sector inmobiliario en Estados Unidos, los mexicanos continuaron en su intento por llegar allá mediante el el Río Bravo o el desierto o las bardas. Un estudio del Pew Hispanic Center, con sede en Washington, indica que el número de mexicanos que migran a Estados Unidos cada año se ha incrementado de tal manera que uno de cada ocho adultos nacidos en México vive allá. La mayoría, sin papeles.

En 2001, el ex Presidente Vicente Fox y su homólogo estadounidense, George Bush, coincidieron en dos aspectos: el rancho y las botas. Esos denominadores, al principio de la administración foxista, creó la expectativa de que se podría alcanzar un acuerdo respecto al problema migratorio.

La posibilidad estaba fortalecida por la agenda del entonces secretario de Relaciones Exteriores, Jorge G. Castañeda, quien acuñó en el panorama bilateral la frase de “la enchilada completa”. El ex canciller portaba una agenda con rumbo y pretendía la mejora de condiciones.

Pero el 11 de septiembre de 2001, las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York se derrumbaron por un ataque terrorista y con ellas, las posibilidades de la enchilada. La seguridad de la frontera con México fue convertida en un asunto de seguridad nacional. Todos eran sospechosos. También los trabajadores migrantes.

Las medidas de vigilancia que arrancaron durante la administración Clinton palidecieron ante el despliegue de George Bush. Su gobierno no escatimó en recursos tecnológicos, ni de fuerzas armadas.

El riesgo para los migrantes creció. Lejos de desistir del viaje, los trabajadores buscaron zonas inhóspitas. Entonces, el promedio de connacionales muertos llegó a 400 en un año.

En abril de 2010, el Presidente Barack Obama se reunió con el entonces mandatario, Felipe Calderón. Para entonces, las legislaciones estatales antiinmigrantes (sobresalió ese año la llamada Ley Arizona) se multiplicaban.

Pese a ello, en ese encuentro, nada se dijo de los migrantes. Nada dijo Calderón de las expulsiones masivas de migrantes mexicanos a través de la sección 287 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad que faculta a policías locales a detener “mexicanos sospechosos”. Dos años después, también en abril, Calderón y Obama volvieron a reunirse. Su tiempo fue acaparado por la lucha contra el narcotráfico.

El Presidente Barack Obama llega hoy a México con una agenda que se desgrana en asignaturas como seguridad, migración, facilitación comercial y generación de empleos. Los observadores aún prevén que será la seguridad el tema que se impondrá en una relación que hoy empieza su futuro.

 

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