Washington, 23 jun (EFE).- Los estadounidenses toleran en sus políticos más las transgresiones sexuales que las financieras, pero los hombres tienden a ser más comprensivos que las mujeres acerca de los pecados en el amor, según una encuesta divulgada hoy.
Para 9 de cada 10 estadounidenses, es «extremadamente grave» o «muy grave» que un político acepte sobornos y más del 80 % juzga de igual manera al político que haga trampa con los impuestos, según un sondeo realizado por el Instituto de Investigación Pública sobre la Religión.
Sin embargo, menos de 7 de cada 10 encuestados opinó que es un problema moral grave el que un funcionario público tenga relaciones sexuales con una prostituta.
La encuesta, publicada por la agencia Religion News Service, se llevó a cabo después que se destaparan varios casos de políticos descubiertos en comportamientos sexuales cuestionables, desde relaciones con prostitutas a adulterio o, en el caso del ahora excongresista Anthony Weiner, sexo cibernético.
Weiner presentó el pasado lunes su renuncia formal como miembro de la Cámara de Representantes, tras el escándalo que generó su contacto «indebido» con varias mujeres por internet.
Según la encuesta, lo que enoja a los estadounidenses, más que la conducta sexual inapropiada, es la mentira acerca de ella.
El 77 % de los encuestados opinó que las mentiras para encubrir un comportamiento sexual inapropiado representan «un problema moral grave»; pero sólo el 66 % cree que la relación sexual de un político con una prostituta sea una transgresión moral grave.
Pero, como en toda encuesta, hay matices: el 64 % de los encuestados definidos como blancos evangélicos creen que un político que comete, en privado, actos inmorales, no puede tener una vida pública ética.
Mientras el 43 % de los blancos protestantes, el 49 % de los católicos y el 26 % de quienes no tienen afiliación religiosa comparte esa severidad de juicio, según la encuesta.
El 46 % de los hombres opina que un político que mantenga relaciones sexuales con prostitutas debería renunciar a su cargo, pero el veredicto es mucho más drástico entre las mujeres: el 63 % de las encuestadas pide la dimisión del político.
El 50 % de los hombres encuestados cree que un político que engaña a su esposa debería renunciar y el 64 % de las encuestadas reclama la renuncia del adúltero.
Para equiparar la balanza, según la encuesta, el 51 % de los hombres entrevistados opina que una mujer política descubierta en adulterio debería renunciar y el reclamo de dimisión es compartido por el 56 % de las mujeres entrevistadas.
El sondeo se realizó mediante entrevistas telefónicas a 1.006 adultos entre el 16 y el 19 de junio, con un margen de error de más o menos 3 puntos porcentuales.