Un Estado moderno debe rehabilitar a sus adictos y atender a las víctimas: Ruth Dreifuss, ex Presidenta de Suiza

12/03/2013 - 12:00 am
Ruth Dreifuss. Foto: Rebeca Argumedo

Ciudad de México, 12 de marzo (SinEmbargo).- La lucha contra el crimen organizado con el Ejército en las calles, la violencia, las víctimas, muertos y desaparecidos durante el sexenio pasado, las condiciones del sistema de salud mexicano y los intentos de los legisladores por imponer impuestos a los alimentos y medicamentos colocan a México, por su situación, en una posición que para políticos experimentados como Ruth Dreifuss, ex Presidenta de Suiza, es digna de compasión.

“Tengo compasión por este país”, dijo en entrevista con SinEmbargo, quien fue la primera mujer en presidir la Confederación Suiza en 1999.

Dreifuss –conocida por impulsar durante su trayectoria política un Seguro de Salud Universal y un agresivo plan de combate a las drogas con el centro de atención en las víctimas a base de prevención, terapias y ayuda médica con sustitución de estupefacientes por narcóticos sintéticos– visitó México y aunque, reconoce, los problemas criminales y sociales como salud y empleo en ambos países son muy distintos, hay premisas que no se deben violar:

“El problema de las drogas es de la policía, no militar” y el “derecho a la vida y a la salud, es el más básico”.

–¿Qué funcionaría en México de lo que ustedes hicieron en Suiza?

–No es mi tarea de dar lecciones a México, pero me parece importante el espíritu con el cual se afronta el problema de las drogas. Se puede concebir como un problema de criminalidad y hacer la guerra como ocurrió en México en los últimos seis años o hay otro espíritu que dice que la prioridad debe ser dada a las víctimas, a las personas que son explotadas por los criminales. El enfoque es sobre personas no sobre los criminales.

Cuando hablo de víctimas no sólo son los tóxicos dependientes, sino también familia, barrios, ciudades, todas las personas que sufren de una situación incontrolada por la presencia de las drogas.

–¿Se debe cambiar la estrategia para combatir a los traficantes?

–México es productor, tránsito y consumidor. Es todo. Entonces la tarea es más difícil que en mi país. El problema de la producción y del consumo local abre la posibilidad de intentar ver si hay regulaciones posibles del mercado. Dos entidades de Estados Unidos de Norteamérica pueden pensar en la regulación de la Cannabis y en México no. El poder de la mariguana en el tráfico de la droga es muy grande en esta región.

No conozco un país de tránsito que no tenga un problema de consumo. Las posibilidades de experimentar soluciones de tipo local para ver si podemos imaginar modelos de regulación del mercado deberían hacerse en México.

–¿Qué opina del Ejército en las calles?

–En mi opinión la tarea es de la policía, no es militar. Es un problema de criminalidad, no de guerra civil. Colombia tenía los dos, pero aquí no. La policía nunca puede declarar la guerra al pueblo de su país. Nunca.

–¿La estrategia debe ser de inteligencia?

–Sí, pero tengo compasión por este país, por lo que ha vivido, por las dificultades que enfrenta ahora. La lucha contra la criminalidad debe ser por acceso a la justicia, por tribunales que funcionen, por investigación de la policía con prioridad a crímenes violentos. No entiendo cómo se puede poner la prioridad en el comportamiento de la gente que como sola consecuencia duele así mismo y no a las investigaciones, acciones contra los crímenes violentos.

–A falta de Seguro Universal, como en Suiza, ¿cómo se encadena este factor para la disminución de los problemas sociales y criminales?

–Toda mi vida fue una lucha por la cobertura universal en la salud y fue un gran honor para mí, que después de haber defendido este punto de vista como socialista y sindicalista, pude como Ministro implementar la nueva Ley en Suiza. Siempre me ha parecido que la injusticia más grande que existe está en el derecho de la vida. Parece el derecho más sencillo a formular, pero es el más difícil a realizar. Cuando se ve que la esperanza de vida puede ser tan diferente relacionada al poder económico, es la injusticia mayor.

Una de las posibilidades de corregir un poco esta injusticia es la cobertura universal de la salud y me parece que es una obligación de cada país. Hay modelos que pueden funcionar en países menos ricos que en México. Costa Rica lo hace bien. No es un problema de recursos de Estado, es de organizar la solidaridad en todos los ciudadanos y habitantes de un país.

Esto me parece una urgencia absoluta. Para nosotros la instalación de tratamientos nuevos para los adictos fue facilitada por el seguro universal. Es una obligación de un Estado moderno.

–¿Qué consecuencias puede haber en un país como México que vive estos problemas sociales, al incrementar el precio de los medicamentos, sin una estrategia de cobertura de salud que lo acompañe?

–Como principio yo diré que las necesidades esenciales no deben ser la base de impuestos indirectos; son los más injustos. Me parece una lástima si México toma a este tipo de productos como base de un aumento de los impuestos, porque son consumidos por los más pobres y sería un castigo desproporcional para ellos. Nosotros en Suiza no tenemos impuestos indirectos para la salud.

–El seguro de desempleo en Suiza existe, en México no. ¿Es necesaria una medida de este tipo?

–Es posible que en México las organizaciones criminales son las principales empleadoras para una juventud que no tiene acceso a empleos formales. Me parece que la vida en un barrio pobre donde no hay suficientes empleos, el motor para entrar en la criminalidad no es sólo la sobrevivencia, sino la influencia en el barrio. Mostrar a los otros que se tiene vestido, coches, armas. Las motivaciones para el crimen no son directamente la pobreza, sino la ausencia de un futuro atractivo.

El caso de Suiza es distinto. Tenemos una de las tasas más bajas de desocupación que ronda en 3.4%, por eso es un poco difícil dar consejos a otros. Pero el seguro de desempleo es muy importante porque el mercado del empleo en Suiza es muy liberal. La libertad de los empleadores de emplear y despedir a gente es muy grande y el seguro contra el desempleo es un mecanismo que permite esta libertad. Porque uno que pierde su empleo, puede tomar dos o tres meses para encontrar otro.

Se trata entonces de una mezcla de flexibilidad en el mercado del trabajo, que da libertad a los empleadores y seguridad a los trabajadores. Es una mezcla muy eficaz, porque donde hay un mercado de trabajo muy rígido, son países con las más altas tasas de desocupación, porque los empleadores intentan encontrar modelos de contratación más precarios y más o menos ilegales. No emplear a las personas fijas, sino de encontrar soluciones de tipo provisorio.

En el modelo suizo, que ha demostrado su eficacia, los empleadores cuando necesitan a alguien lo emplean, si no lo necesitan lo pueden despedir, pero saben que con el seguro de desocupación la pérdida de trabajo para esta persona no será una catástrofe. El seguro ayuda a la empresa a mantener a su personal y paga cursos para elevar el nivel de los empleados.

No hay que ver el seguro de desempleo sólo como una medida de política social, sino como de política económica muy importante. Me parece que México es un país que está en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), desarrollado e industrial y puede tomar beneficio en pensar en este seguro como una medida de política económica.

en Sinembargo al Aire

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