Que la llegada de un año nuevo venga acompañada de propósitos es, por supuesto, comprensible. Más allá del fundamento histórico o social, suena bastante plausible pretender ser mejores personas. Así que no es de extrañar encontrar a múltiples deportistas durante enero, mes en el que más dietas deben comenzarse. Los libros no están apartados de estas buenas intenciones. Conozco a muchos que se proponen incrementar sus niveles de lectura, convencidos como están de que leer es bueno. Y lo es, sin duda. Aunque no necesariamente por las razones esgrimidas por quienes brindan. El alcohol suele ser un buen acicate a la hora de hacer promesas. Así que los propósitos abundan por estas fechas y son más que bienvenidos. Sin embargo, las dietas se abandonan tan pronto como los gimnasios y, a veces, los libros ni siquiera salen de las librerías. Supongo que es parte de la condición humana proponernos ser mejores y, dada nuestra evidente falibilidad, no conseguirlo.
Así pues, yo no me propongo leer más libros este año. Es parte de mi trabajo, me encanta y, por tanto, resultaría una promesa truqueada. Como si una anoréxica se propusiera bajar de peso. Esto no implica, por supuesto, que no lo pretenda. Más aún, que desde ahora comience a saborear algunos de los libros que están por llegar a mis manos urgidas de arrancar el retractilado transparente que tanto los asfixia.
La semana pasada hice algunas acotaciones sobre la temporalidad de las publicaciones. El cambio de año me obliga a hacer algo similar. No enlistaré, entonces, libros que tengo pendientes desde hace tiempo o que acabo de conseguir tras una larga búsqueda. Me ocuparé sólo de las novedades. De esos libros que están por salir a principios de este año. Repito la aclaración: algunos se publicaron el último mes de 2012 por lo que los incluiré en mi lista. Otros más vieron su luz incluso antes pero en idiomas inaccesibles y es hasta ahora que llegan en español.
Procedo así, al igual que en mi pasada entrega, con un listado más largo que el acostumbrado y con menos texto. Mucho menos ahora, toda vez que no he leído estos libros; si acaso, compartiré las razones por las que deseo leerlos. Sin embargo, los espero con ansia y, viéndolo bien, ese entusiasmo previo a la lectura es una parte fundamental del proceso de lectura.
Mr. Gwyn
Alessandro Baricco
Sus personajes en busca del límite de las cosas, la prosa simple, evocadora, y esa capacidad para transmitir una atmósfera cargada de melancolía son mis acicates para su lectura.
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La transmigración de las almas
Yuri Herrera
Sin lugar a dudas, uno de los grandes narradores de nuestro país. Apenas es su tercera novela y ya se le espera casi con fanatismo.
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Sorgo rojo
Mo Yan
Ya se pueden conseguir los libros del más reciente ganador del Premio Nobel. Leerlo implicará tomar partido a la hora de sumarnos a la polémica. Una lectura pendiente y necesaria.
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El tango de la Guardia Vieja
Arturo Pérez-Reverte
Es bien sabido que las novelas de aventuras son lo suyo. Para quienes gustan del misterio, los enigmas y la acción se vuelve obligatorio acercarse a lo que escribe.
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El sentido de un final
Julian Barnes
La prosa es pulcra, erudita. Y, pese a ello, consigue adentrarnos a la vorágine de un mundo habitado por jóvenes en donde las cosas no suelen ser lo que parecen.
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El cerco de la iglesia de la Santa Salvación
Goran Petrovic
Lo terrible se junta con lo entrañable en las novelas de este serbio que, a cada página, contribuye a ampliar nuestra visión del mundo, a darle un nuevo valor a lo que creíamos cotidiano.
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Barrio perdido
Patrick Modiano
Nadie como él para narrar el desasosiego. La identidad y el pasado son los cauces desde los que abreva un sentimiento que no tardará en contagiarse a los lectores.
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Un montón de piedras
Jorge F. Hernández
Es una reedición con cambio de sello editorial. Si hay un terreno que bien conoce este autor es el del cuento. Algunos de sus textos son pequeñas joyas con lo suficiente para dejarnos cimbrados.
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Tetrammerón
José Carlos Somoza
Es paradójico: un autor que cambia de género en cada novela tiene temas recurrentes. Así, no será sorpresivo el misterio. Si acaso, su resolución y el estilo desde donde lo narre.
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Texas
Carmen Boullosa
No sólo es una gran narradora sino que suele experimentar diversas técnicas literarias. De ahí que resulta urgente adentrarse a su nueva novela que, además, ofrece un panorama histórico peculiar.
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Como puede verse, me espera un inicio de año lleno de lecturas. Por si esto fuera poco, son variadas a más no poder. El que las haya anotado en la lista anterior no implica que sean buenas. En verdad, no he leído los libros. Sin embargo, muchas veces me han preguntado los criterios que sigo a la hora de comprar un libro cualquiera en una librería. Si bien no los tengo del todo claros, estoy seguro que saldría con estos diez ejemplares en las bolsas. Esto no implica, por supuesto, que los vaya a leer en el orden en que los enlisté. Los futuros en la lectura son tan impredecibles como en la bolsa de valores. Cualquier día alguno de los libros se me pierde en el librero y es sustituido por otro al que mi entusiasmo rasgará el plástico transparente. Es algo que sucede con los propósitos. Ojalá tenga tiempo de dar cuenta de ello en el futuro.